“Imágenes ligeras”, de Juan Luis Nutte, un libro de cuentos densos

El libro reúne
18 cuentos de
 un escritor talentoso
 y buen narrador
 Foto: Azteca21

Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21

Ciudad de México. 7 de octubre de 2006. En uno de sus libros –“Camas de campo (campos de batalla)”, BUAP, Puebla, 1993–, José Agustín rememora que, cuando formaba parte del taller literario de Juan José Arreola, el poeta José Carlos Becerra objetó la publicación de “La tumba” en las célebres Ediciones Mester por encontrar en ella influencias y evidencias de otras conocidas novelas y otros reconocidos autores.

El gran maestro jalisciense defendió la ópera prima joseagustiniana con el argumento de que era irrelevante su relación con otros libros y autores si ésta no demeritaba sus valores intrínsecos. Guardadas las debidas distancias, lo mismo podría decirse de “Imágenes ligeras”, de Juan Luis Nutte, libro de cuentos que no sólo evidencia la influencia, la afinidad y la relación del autor con muchos otros (Charles Bukowski, Felisberto Hernández, D.A.F. de Sade, Julio Cortázar; supongo yo que también Jorge Luis Borges, Alfonso Reyes, Julio Torri, Eliseo Alberto… y clásicos de la ciencia ficción, desde Asimov hasta Sturgeon…), sino que incluso los cita, los parafrasea o los convoca.

“Imágenes ligeras” (Praxis, México, 2006) reúne 18 cuentos de un escritor talentoso y de una imaginación en buena forma que revelan las condiciones y las habilidades de un prosista que, apresurado narrador, pareciera solazarse en producir engendros literarios más que en buscar el cuento perfecto. Sí, da la impresión de que prefiere la descripción y la re-vivencia de lo imperfecto, decadente, grotesco e inverosímil, en vez de la depurada expresión canónica de su talento narrativo.

Después de su lectura, en mi opinión, el título del libro no es el más afortunado –tomado de uno de los cuentos–, ya que no es eso precisamente lo que se encontrará el lector en esas páginas, sino densidad lingüística, fantasía desbordada, algunos esbozos de un humor fúnebre e hilarante, metáforas destellantes, hipérboles constantes, afortunada incursión en creación de neologismos y en la minificción, historias vueltas parábolas, hiperrealismo, minuciosas descripciones, recreación de ambientes y atmósferas…

Nutte, indudablemente, es un buen cuentista cuyo principal pecado, creo, es la búsqueda forzada de un final sorpresivo, opuesto al tono y a la intensidad de la historia. Su condición es la de narrar, se advierte la necesidad vital por contar, por regresarle al mundo las imágenes densas que le ha deparado; sus habilidades son las del escucha sagaz y observador atento de la realidad que combina muy bien con las del lector entrenado y el escritor dispuesto a darle otra vuelta de tuerca al lenguaje –batalla sempiterna de la que, casi siempre, sale orondo–.

De los 18 cuentos, destacan “Un perro con las mujeres”, por su atmósfera y propuesta narrativa; “Edipo enamorado”, por su idea, por el germen de historias contenidas; “Equivalencia” y Narciso”, por su tono y uniformidad estilística; “La cola”, por la descripción y desarrollo de la idea lúbrica en franco y decidido detrimento de la trama; “La decapitada”, por su sarcasmo y ambiente, “Imágenes ligeras”, por la universalidad del tema, a pesar del título inadecuado, insisto.

En suma, estamos ante un narrador nato y con buena técnica narrativa, en proceso de encontrar su tono, su senda, su lugar en el panorama de la literatura nacional –no siempre es fácil ni provechoso querer escribir cuentos de varía invención–. Nutte es un autor que sobresale entre la miríada de cuentistas jóvenes y viejos que publican en nuestro país, sin embargo, parafraseando a uno de sus personajes, tal vez pronto, en su siguiente libro, aburrido de sus excesos, regrese al origen del placer de escribir sin pensar en devolver al mundo la precaria realidad que nos rodea y, entonces, invente esos universos que sólo la literatura permite crear y en los que, parece, con más serenidad y amplitud de miras estéticas, fácilmente podría morar su escritura.

Juan Luis Nutte

Nació en la ciudad de México en 1972. Estudió letras hispánicas en la UAM-Iztapalapa y en la Escuela de Escritores de Sogem. Fue fundador y editor de la revista cultural independiente “Cuiria”, y colaboró en “El búho” de “Excélsior”. Antes de “Imágenes ligeras”, ya había dado a la imprenta otro libro, “Anécdotas sedientas”, en la UAM-Xochimilco. Algunos de sus cuentos han sido incluidos en las antologías “Animalia. Bestiario fantástico” y “Sex-teto y otras piezas para cuatro manos”, ambas en Ediciones del Ermitaño.

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