Venta de Garaje. Experiencia

Por la espiral
Claudia Luna Palencia

-Venta de Garaje. Experiencia
-Mexicanos con refrigeradores
-Necesidades y rencor social

Hace algunos días  tuve una vivencia que en determinados lugares de México es muy común, en otros es absolutamente inusual: una venta de garaje, algo de lo más normal en Estados Unidos que, poco a poco, ha ido ganando terreno en México, haciendo costumbre sobre todo en ciudades con predominancia de población estadounidense.
 En San Miguel de Allende, Guanajuato, una venta de garaje es una absoluta locura. Nunca imaginé tremendo éxito. Le platico. ¿Cuántas veces se ha tomado el tiempo amigo lector de hurgar en sus cajones, su ropero, sus muebles para contar la cantidad de cosas acumuladas de años atrás, prácticamente inservibles, que le ocupan espacio, un gasto muerto que bien podría generarle algo de dinero? Medítelo y encontrará muchas razones para realizar una venta de garaje.
 Hace algunos días tuve la necesidad de meterme en una odisea bastante popular en San Miguel de Allende, con profundo eco, gracias a la radio local para anunciar una puesta en venta de fin de semana.
 Desde luego que en algunas ocasiones había escuchado de gente que anunciaba sus bienes en oferta por razones de cambio de inmobiliario (la clásica remodelación); de muda, de una casa a otra, o bien de ciudad a ciudad, o de país a otro país; de limpieza interna que implicaba sacar las cosas viejas de los hijos pequeños; etc. De una u otra forma siempre lo valoré de bajo impacto hasta el día en que lo realicé y tuve ante mi cochera  a cerca de 500 personas enfebrecidas por comprar hasta lo inimaginable: cosas en buen estado, de medio uso, o de plano inservibles. 
 Fue una experiencia increíble que me hizo valorar las amplias necesidades de un gran estrato de la población en México, y es que la gente en San Miguel de Allende, como en otras ciudades más grandes son el imán para miles de personas, de cientos de comunidades, a la vera de la  modernidad.
 Sabe usted, estimado lector, ¿cuál fue el aparato eléctrico más peleado, una especie de puja entre los asistentes al garaje? En primer lugar fue el refrigerador; segundo lugar el televisor; tercer lugar el DVD o la video casetera; lo menos interesante fue una lavadora. Lo más increíble fue gente, pero mucha, preguntando por una estufa, una parrilla, por cubiertos, cacerolas, camas de medio uso, sábanas, cobertores, almohadas, cortinas y toallas.
A COLACIÓN
 ¿Se imagina amigo lector una persona que en su hogar no cuenta con refrigerador? En pleno siglo XXI, el de la era de la tecnología, parece prácticamente inconcebible que alguien carezca de un aparato tan útil, vital para la conservación de los alimentos.
 Hay tantas marcas en los estantes desde los que hacen cubitos de hielo al instante; los especiales para ser dibujados por los niños (digamos decorados); los multifuncionales; hasta con televisión incluida. Y nos faltan más sorpresas futuras.
 Bueno pues aunque usted no lo crea hay millones de personas en México que en su casa no tienen un refrigerador.
 De acuerdo con el II Conteo de Población y Vivienda elaborado por el INEGI en octubre del 2005, entre los resultados preeliminares figuran 25.4 millones de hogares en 24.7 millones de viviendas habitadas  (revela el hacinamiento), entre los que, según datos de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), hay  17 millones de refrigeradores en el país, aunque no específica si son por hogar o por número de viviendas.
 Al respecto, el INEGI indica en los resultados parciales del II Conteo, que mientras que en el 2000 había refrigerador en 68.5% de las viviendas,  este indicador ascendió a 79% para el  2005.
GALIMATÍAS
 El II Conteo reveló que el total de viviendas habitadas existentes en el país es de 24.7 millones, monto que supera en cerca de 2.8 millones al registrado en el Censo del año 2000.
Mientras que la población del   país creció en los últimos años a una tasa media anual del 1%,  las viviendas habitadas lo hicieron al 2.1%,  lo que provocó que se incrementara la disponibilidad de espacios habitacionales y que el promedio de ocupantes por vivienda habitada descendiera de 4.4 a 4.2 personas por vivienda.
    Las entidades federativas con el mayor crecimiento en el número de sus viviendas habitadas son: Quintana Roo con 5.3% en promedio por año; Baja California Sur con 4.6%; Aguascalientes con 3.6%; Baja California con poco más del 3.4%; Querétaro de Arteaga con poco menos de 3.4 por ciento. En el otro extremo, las entidades cuyas viviendas habitadas mostraron menor dinamismo son: el Distrito Federal, que creció al 1.3%; Michoacán al 1.2%; y Guerrero a menos del 1.2 por ciento.
               Del total de viviendas habitadas existentes en el país, la mayor parte (84.0%) son casas independientes; un 7.7% son departamentos en edificio; el 4.4% está conformado por viviendas o cuartos en vecindades o azoteas, refugios, viviendas móviles o locales no construidos para ser habitados; y el 3.9% restante no se especificaron. Es de hacer notar el crecimiento que experimentaron los departamentos en edificios, ya que de representar el 5.9% del total de las viviendas habitadas en el año 2000, alcanza el 7.7% en el mes de octubre del 2005.
               En lo que se refiere a las viviendas habitadas: las que tienen piso de tierra disminuyeron del 13.2 al 10.2%; las que disponen de energía eléctrica aumentaron de 95.4 a 96.6%; las que cuentan con agua potable conectada a la red pública lo hicieron de 84.3 a 87.8%, y las que cuentan con drenaje aumentaron del 75.0 al 84.8 por ciento.
  El equipamiento electrodoméstico con que cuentan las viviendas registra también un cambio importante: mientras que en el año 2000 el 85.9% contaban con televisión, el 68.5% con refrigerador, el 52.0% con lavadora y sólo el 9.3% disponía de computadora, para finales del 2005 estos indicadores ascendieron a 91.0%, 79.0%, 62.7% y 19.6 por ciento, respectivamente.
 Entiendo que por muchas razones el INEGI presenta cifras de avance para adornar el resultado de tal o cual administración, aunque la misma realidad nos indique otra cosa distinta, aspecto que me lleva a suponer que siguen haciéndose cifras al arbitrio del Ejecutivo, dominadas por la tecnocracia y básicamente de escritorio sin palpar las necesidades más acuciantes.
 Pretender convencer de que en esta administración existieron muchos logros sociales  es una farsa, de una u otra forma hay 8.4 millones de hogares sin refrigerador o bien 7.7 millones de viviendas sin éste. Como sea estamos hablando de más de 30 millones de mexicanos alejados de la tecnología del enfriamiento. Es un punto que choca con la visión fragmentaria de los menos pobres que según deja este gobierno.  ¿Y por qué no tienen para comprar un refri?
 

 

Leave a Reply