“La música mexicana es la más grande del mundo”: Chavela Vargas

Chavela es la mayor promotora
de la música ranchera en
el ámbito mundial 
Foto: Internet

Por Javier Pérez
Reportero Azteca 21

Ciudad de México. 30 de septiembre de 2006. Chavela Vargas (Heredia, Costa Rica, 1919) está por despedirse de los escenarios mexicanos. Al menos en la ciudad de México, este 30 de septiembre ofrecerá su último recital ante el público, en un homenaje que se llevará a cabo en el Teatro de la Ciudad y en el que participarán Jorge Reyes (con quien acaba de hacer un disco), Lila Downs, Blanca Guerra, Grupo Kaïraba, Yolanda Montes Tongolele, Carlos Monsiváis, Imelda Miller, el Mariachi 2000, Elsa Aguirre y Eugenia León.

Este concierto será, dijo Vargas en conferencia, “en el que nos daremos las buenas noches”. Una muestra, vaya, de su vida, pues –y aquí viene la entrevista– “soy una persona que ha cumplido su cometido en la vida, que ha sido hacer arte, con ‘a’ mayúscula”.

Emblema de la música mexicana en el mundo (a pesar de su origen costarricense), Chavela aclara que, a sus 87 años, sus sueños prácticamente ya se cumplieron todos. “Mi sueño es, ahorita, la paz del alma, que a veces la pierdo, por esta carrera en la que te quemas tanto en incienso. Te dicen que eres divina y no sé qué, y vas perdiendo, pierdes la tierra. A veces tienes reacciones repugnantes, te sientes como la mayoría de la gente que trabaja ahora en la televisión, los dioses del mundo. Mentira, eso no existe.

“Existe el arte, existe dejar una herencia, en este momento es muy importante que un artista dé un mensaje de verdad, no mercado ni marketing, sino un mensaje que salve al mundo; no pornografía ni cuento de viagra ni erotismo. Necesitamos paz, seguridad. ¿Quién fue primero en el mundo? El sonido, la voz humana. Hagamos de eso la verdad, no exportemos tonterías al mundo. México no está para eso en este momento”.

-¿Ése es su mensaje?
-Sí. México es tan grande que no necesita de eso. He recorrido más de 30 países, y en todos hay mariachis. ¿Por qué? Porque la música mexicana es la más grande del mundo. Ahora todo eso de que te tocan, te bailan… agarra un mariachi y escucha música mexicana, a mí hasta se me para el pelo de oír un mariachi tocar “Guadalajara”. ¿Por qué dejar esa música mexicana que es tan bonita?

-Hablaba de lo difícil que es mantener los pies en la tierra, ¿cómo le hizo usted para conseguirlo? ¿Cuál es el secreto?
-El secreto es saber que eres un ser humano, con todas las fallas, y que llegaste a triunfar porque eres un elegido de Dios y de la vida. Entonces, respeta eso, cuídalo, no trates de humillar a nadie ni de sentirte la mamá del mundo. Soy una mujer con todos los errores del mundo que tuve el privilegio de triunfar, sin venderme y sin comprar. Lo hice a contracorriente desde que nací.

-¿Cuál fue ese momento difícil que la hizo valorar más su carrera?
-Tienes muchos. Nunca he visto medio millón de dólares juntos. Mentira. Eso que vendes 10 millones de discos en un día tampoco es verdad. No existe eso. Tendría que estar la gente loca y comprar un disco cada minuto. Todo eso no lo creo, y cuando veo la pobreza del mundo, los niños muertos de hambre, es cuando pongo los pies en la tierra y digo: ‘si yo tengo con que comer de sobra, alguien no tiene. Pero yo no tengo la culpa, no soy El Quijote’. Es muy difícil solucionar este problema, pero es cuando te preguntas: ‘¿y yo quién soy? ¿Qué pasa conmigo?’ Estuve muy grave, tuve una enfermedad que le da sólo a los ricos; sólo he conocido a tres personas que la han tenido y son millonarios. Se llama el sistema carotídeo, hasta el nombre es cursi: se te cierran todas las arterias del cerebro en un minuto. Me hicieron una operación bellísima, que fue por la ingle. Me dijo el doctor: ‘le voy a hacer una aberturita chiquita’. ‘¿Y eso para qué?’, le pregunté. ‘Es ciencia exacta’. Me hizo una abiertita a la arteria y me pasó por el corazón, llegó al cerebro y empezó a quitar todo lo que no servía. Es un cirujano increíble. Estuve enferma unos ocho días, de que me sentía medio mal, como mareada. Como bebí mucho en mi juventud, me preguntaba: ‘¿será causa de las borracheras que me metía?’ Era el principio del sistema carotídeo. El doctor que me operó a mí es un muchacho joven de España; el ataque me agarró en Costa Rica. Tengo una hermana por allá, a quien voy a ver.

-¿Cómo se siente usted que la relacionen con artistas lesbianas?
-Me importa un pito. Todos los seres del mundo son, al menos, cinco minutos homosexuales. Todas las mujeres del mundo tenemos cinco minutos de lesbianas. Que me relacionen, me tiene muy sin cuidado. Es muy amable, la vida es muy dulce, una mujer es muy interesante, lo mismo que un hombre hermoso.

-¿Y ahora cómo vive su sexualidad?
-No, ya no. Ya no pago tenencia.

Y a pesar de que es creencia popular que el resurgimiento de su carrera se debió a Pedro Almodóvar –cineasta con el que colaboró a partir de “Kika” (1993) con una canción y luego con la aparición en “La flor de mi secreto” (1995)–, sino a otro personaje.

“Manuel Arroyo, el dueño de la editorial más grande de España. Él vino a México, me vio trabajando y me dijo: ‘yo no la conozco, señora, me llamo Manuel Arroyo, soy dueño de la editorial Cal y me la quiero llevar a España’. Le dije: ‘Me voy con usted’. Llegamos y me abrió las puertas de España y el mundo”.

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