Obrador, Ollanta y Ottón

Obrador, Ollanta y Ottón

Por Isaac Bigio
Analista internacional
 
Ottón Solís ha sido el único que decidió asumir el rol de una ‘oposición constructiva’ por su país.
 
Este año las tres elecciones presidenciales latinoamericanas más reñidas han sido las de Costa Rica, Perú y México. En ellas perdieron por poco margen tres candidatos que tienen en común cuestionar desde la izquierda el sistema vigente de economía y de partidos.

Ottón Solís, Ollanta Humala y Andrés Manuel López Obrador puede que no hayan tenido mayor contacto entre ellos. Sin embargo, los tres han coincidido en plantear reformas sociales para ‘erradicar el neoliberalismo’ y fueron derrotados por dos ex presidentes o por el candidato del presidente en funciones.

El primero perdió por un punto (41% contra 40%) ante el ex presidente tico Óscar Arias. El segundo ganó la primera vuelta peruana por más de seis puntos (31% contra 24%) pero perdió en la segunda contra el ex presidente Alan García (52,5% contra 47,5%). El tercero reclama aún que no perdió por medio punto (36% contra 35,5%) ante el oficialista Felipe Calderón, el delfín del actual presidente mexicano Fox.

Frente al eje Chávez-Castro-Morales, el que más se diferenció de éste fue Solís, mientras el único que fue a Caracas a pedir su patrocinio fue Humala. En cambio, López Obrador y Chávez decidieron no ligarse públicamente mucho para evitar un escenario tipo Perú donde se buscase polarizar al electorado entre el candidato ‘que defendía al país’ con el ‘que defendía a Venezuela’.

Tras el veredicto final, Solís fue el único que decidió asumir el rol de una ‘oposición constructiva’. López Obrador, en cambio, es el único que se niega a reconocer al nuevo mandatario y que se declara ser el legítimo presidente. Mientras el primero no pudo o no quiso movilizar a sus partidarios (la apatía y el ausentismo fueron fuertes en las elecciones ticas), el segundo ha querido expresar una ola de descontento y ha logrado hacer una concentración en la plaza mayor (el Zócalo) donde cientos de miles lo han declarado presidente.

Humala quiso denunciar fraude y luego formar un frente moviliza-calles tipo Obrador, aunque para ir hacia la ‘tercera vuelta’ (las elecciones regionales del 19 de noviembre). Mas no quiso o no pudo hacerlo. La otra salida hubiera sido ofrecerse a colaborar con el nuevo gobierno (para que Alan se entendiese con él más que con la derecha). Sin embargo, Ollanta no hizo ni uno ni lo otro y el resultado es que su movimiento se dividió y él sufre una campaña de demolición.

El hecho que García le ganó con una seria ventaja debilitó sus argumentos de fraude, aunque él, a diferencia de López Obrador, ganó la primera ronda y en la segunda ganó en todo Perú menos en la capital.

Mientras Costa Rica es una nación ‘tranquila’ en la cual Solís ha venido avanzando en dos presidenciales y se prepara para la siguiente elección, en Perú muchos creen que a Ollanta se le ha desinflado la llanta. Parte de la intransigencia lopizta se debe a que él no tiene asegurado su rol de jefe de la oposición (algo que hasta en su propio partido se le cuestiona) y a que teme hacerse humo como Humala.

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