Paco Ignacio Taibo II narra la vida de Pancho Villa

Una biografía que
expone al mito en su
dimensión humana
Foto: Azteca21

Por Benjamín Solís
Reportero Azteca 21

Ciudad de México. 10 de septiembre de 2006. Luego de tres años de exhaustivo trabajo, Paco Ignacio Taibo II nos presenta “Pancho Villa. Una biografía narrativa” (Planeta, México, 2006), libro imprescindible para conocer a fondo a este legendario revolucionario cuya figura se ha construido más por mitos que por su verdadera historia, que por sí misma resulta fascinante y hasta cierto punto fantástica. Biografías de este personaje hay muchas, pero muchas giran en torno al villismo y lejos de esclarecer profundizan más las incógnitas sobre Villa.

Con esta publicación, Taibo II pretende de una vez por todas hacer una biografía que exponga al mito en su dimensión humana, un trabajo serio, responsable e imparcial, que sin duda se perfila ya como una obra indispensable para ver de cerca al Centauro del Norte y la Revolución mexicana, que es hablar de la vida de Villa.

El escritor comenta que trabajar sobre este personaje es enfrentarse a miles de historias, muchas de ellas falsas o que han sido cambiadas por la imaginería popular; por ello se hacía indispensable, y hasta cierto punto urgente, contar con un trabajo, serio, riguroso, histórico, que expusiera a Villa como debe ser, con sus virtudes, sus aciertos, sus rasgos desconocidos; un hombre del pueblo que se convirtió en un líder, un mito que distingue a la historia de los mexicanos, pero a fin de cuentas un mito que existió y que marcó buena parte de nuestra historia contemporánea.

Taibo II presentó el libro en la Alameda Central de la ciudad de México, cerca del lugar donde Villa desplegó una placa conmemorativa en honor a Francisco I. Madero, que desafortunadamente ya no existe, pero que fue una muestra sincera del profundo cariño y admiración que sintió el jefe de la División del Norte por el presidente asesinado por Huerta el usurpador y, a manera de homenaje, es en este mismo sitio donde el autor eligió la presentación de su obra.

 “Él es parte de nuestro santoral, Villa fue un personaje extraño, contador de historias, además de andar todo el tiempo de guerrillero, en los campamentos, en los trenes, en marchas interminables. Villa contaba y contaba sus historias y sus amigos las volvían a contar y al final, y en medio de una censura de prensa, de una censura informativa que había en la Revolución, también se generó una oleada de cuentos, de historias, de información, de dichos, anécdotas, unas verdaderas y otras falsas; fue quedándose como una especie de rescoldo y sustento popular; también fue quedándose entre nosotros en forma de fotografías, anécdotas. Desentrañar ese desmadre fue el reto de un historiador, saber qué había de cierto en esto y lo otro, averiguar cosas tan simples, como si el Siete Leguas era caballo o yegua, porque, por ejemplo, la canción la convirtió en caballo en un ataque antifeminista y nomás porque así rimaba mejor; pero no, Siete Leguas era yegua, y nos cuentan historias de la Siete Leguas de 1915 y está cabrón porque nació en 1916 y así se va uno encontrando una y otra historia de absoluta falsedad: que si Villa se escapó de la cárcel, que la historia de Villa en Torreón. Se la pasa uno desentrañando si es verdad o rumores todo ello sumado a una profunda campaña de satanización de Villa, de la leyenda negra del villismo, es cierto que en todo esto hay muchos elementos de mentira y de verdad, pero creo que hay que ponerlo en su justa realidad. Por otro lado, también existe un leyenda blanca del villismo, ¿no? Esta biografía quiere contar la historia de un hombre, pero contarla con justicia, no ser ni una historia decorada ni censurada, que mencione todo de él, de sus actos de barbarie que los hubo, por ejemplo. Ésta es la propuesta que sustenta al libro: contemos la historia, lo que encontremos lo contamos y dejemos que sean los lectores los que decidan si sí o no lo quieren así, si lo quieren mucho o no, si lo quieren típicamente, si son capaces de ponerlo en su santoral, si son capaces de poner su foto en la recámara y decir ‘Villa, ven, cuídanos los sueños’”.

Durante la presentación, el autor leyó algunos datos fascinantes del guerrillero: “Aquí se cuenta la vida de un hombre que solía despertarse, casi siempre, en un lugar diferente del que originalmente había elegido para dormir. Tenía este extraño hábito porque más de la mitad de su vida adulta, 17 años de los 39 que vivió antes de sumarse a una revolución, había estado fuera de la ley, había sido prófugo de la justicia, bandolero, ladrón, asaltante de caminos, cuatrero. Y tenía miedo de que la debilidad de las horas de sueño fuera su perdición.

“…Ésta es la historia de un hombre del que se dice que sus métodos de lucha fueron estudiados por Rommel (falso), Mao Tse Tung (falso) y el subcomandante Marcos (cierto); que reclutó a Tom Mix para la Revolución Mexicana (bastante improbable, pero no imposible), se fotografió al lado de Patton (no tiene mucha gracia, George era en aquella época un tenientillo sin mayor importancia), se ligó a María Conesa, la vedete más importante en la historia de México (falso, trató, pero no pudo) y mató al escritor estadounidense Ambrose Bierce (absolutamente falso). Que compuso “La Adelita…
 
“Un personaje con fama de beodo (Villa) que sin embargo apenas probó el alcohol en toda su vida, condenó a muerte a sus oficiales borrachos, destruyó garrafas de bebidas alcohólicas en varias ciudades… le gustaban las malteadas de fresa, las palanquetas de cacahuate, el queso asadero, los espárragos de lata y la carne cocida a la lumbre hasta que quedara cocida como suela de zapato… Un hombre que cuenta al menos con tres ‘autobiografías’, pero ninguna de ellas fue escrita por su mano… Una persona que apenas sabía leer y escribir, pero cuando fue gobernador del estado de Chihuahua fundó en un mes 50 escuelas.

“…Un revolucionario con mentalidad de asaltabancos, que siendo general de una división de 30 mil hombres, se daba tiempo para esconder tesoros en dólares, oro y plata en cuevas y sótanos, en entierros clandestinos; tesoros con los que luego compraba municiones para su ejército, en un país que no producía balas… Un personaje que a partir del robo organizado de vacas creó la más espectacular red de contrabando al servicio de la revolución… Un ciudadano que en 1916 propuso la pena de muerte para los que cometieran fraudes electorales, inusitado fenómeno en la historia de México… El único mexicano que estuvo a punto de comprar un submarino, que fue jinete de un caballo mágico llamado Siete Leguas (que en realidad era una yegua)… Ésta es la historia, pues, de un hombre que contó, y del que contaron, muchas veces sus historias, de tantas y tan variadas maneras que a veces parece imposible desentrañarlas”.

El autor comenta que aun después de muerto la historia de Villa sigue siendo fascinante y fugaz, tres años luego de su muerte un grupo obregonista le cortó la cabeza y de ahí partió una vez más a edificar su inasible figura, tanto, por ejemplo, que según la historia oficial los restos de este revolucionario están en el monumento a la Revolución, pero no es así, dice el escritor: “En su lugar está una señora de 45 años que murió de cáncer en Parral y la pusieron hasta arriba de la tumba de Villa, y entonces Echeverría, sin saber, mandó a hacer funerales y séquito presidencial y del Colegio Militar, pero no mandó a un antropólogo físico a checar si la cadera era masculina o femenina, de tal manera que en el monumento a la Revolución tenemos a una señora de nombre desconocido. El historiador no puede nada más que observar al personaje con fascinación”.

El reto de hacer una biografía de Villa es no caer en la tentación de reescribir o reinventar al hombre mito, como muchas otras que ya se han escrito: “Estuve preguntándome muchas veces, qué es, quién es Villa, cuál es la esencia de esto y siempre me contestaba: ‘Deja de hacerte preguntas pendejas, cuenta la historia y deja que los lectores decidan’, pero, bueno, a costa de las entrevistas de prensa que he tenido estas últimas semanas he hecho una frase síntesis que diga por qué este personaje resulta tan cautivante, pues porque estudiar su vida es ver también la historia de la Revolución desde 1910 en la toma de Ciudad Juárez hasta su asesinato en 1923 en Canutillo, donde recoge la experiencia de un modelo político, un modelo social, en Canutillo totalmente diferente a todos los modelos que estaban construyendo en ese momento los obregonistas y callistas. Tanto Villa como Zapata tenían lo mejor de la esencia de este país, porque ¿qué es Villa?; Zapata es el agrarismo y la reforma agraria, pero Villa es alguien diferente, es la venganza del oprimido contra el rico, en cuanto tomó el poder en Chihuahua hizo pomada a la oligarquía, les quitó las haciendas, las vacas, los borregos, la compañía de tranvías, expropió los molinos, quitó las mansiones y con eso financió la Revolución. Es un personaje fascinante, como podía ser terrible, también generoso, bajó el precio de la carne en Chihuahua de diez pesos a uno, nunca comieron tanta carne los pobres de Chihuahua en su día que cuando Villa fue gobernador del estado”.

Al finalizar la presentación, Paco Ignacio Taibo II prácticamente tuvo que interrumpir la plática, pues resulta tan atrayente la vida del revolucionario mexicano que podrían transcurrir horas contando sus historias, al final el público aplaudió agradecido y Taibo tuvo que quedarse una hora y media más para terminar de dar los obligados autógrafos.

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