La caída de Plutón y la revolución ‘cósmica’ de Praga

La caída de Plutón y la revolución ‘cósmica’ de Praga

Por Isaac Bigio
www.bigio.org

Lo importante de las últimas revelaciones astronómicas no es tanto el hecho que Plutón haya dejado de ser un planeta sino que se abre paso al descubrimiento de nuevos mundos más ricos que los planetas: desde Ceres que podría tener mucho más agua dulce que la Tierra o que algunas lunas heladas podrían albergar vida en sus agues internas calientes hasta que en la periferie de nuestro sistema solar hay mundos más grandes que Pluto por descubrir y analizar.

Praga es una ciudad que cada veinte años produce una revolución que hace cambiar al mundo. En 1948 tuvo una que llevó al Partido Comunista al poder y empujó a Europa del Este en dicha dirección. En 1968 tuvo otra que fue sofocada por querer ‘democratizar al socialismo’, pero que abrió una crisis dentro del movimiento comunista mundial. En 1989  la ‘revolución del terciopelo’ hizo caer a los comunistas y logró empujar a Europa oriental hacia el capitalismo liberal.

Hoy en el 2006 Praga ha sido escenario de una nueva revolución. Esta no es una de carácter social o politico, sino cósmica. El 24 de Agosto, tras una semana de arduos debates, el XXVI Congreso Mundial de la Unidad Astronómica Internacional aprobó un cambio que revoluciona nuestra comprensión del sistema solar.

Desde hacía 76 años a todos los escolares del mundo se les enseñaba, a la par de la tabla de multiplicación, todos los nombres de los nueve planetas del sistema solar. Esta vez dicho conclave tuvo que decidir entre si ampliaba dicha lista o si eliminaba a Plutón de ésta reduciendo a ocho los cuerpos a quienes la ciencia denomina como ‘planetas’.

Plutón en el ojo de la tormenta
 
La condición de Plutón es la que había desencadenado una verdadera ‘guerra de los planetas’ dentro de todos los interesados en el cosmos. Plutón es el único planeta descubierto por un americano. En 1930 por Clyde Tombaugh reveló la existencia de éste, el cual desde entonces hasta el congreso de Praga fue considerado como el ‘noveno planeta’.

En EEUU ese descubrimiento fue motivo de orgullo nacional, así como casi 4 décadas después lo sería el hecho que los únicos hombres que han pisado la luna hayan sido norteamericanos. 

Apenas Plutón fue descubierto Walt Disney bautizó con ese nombre al perro de su principal personaje (Micky Mouse). Plutón (Pluto en inglés) pasó a ser parte de la cultura infantil y nacional.

Sin embargo, a medida que la astronomía avanzaba se iba demostrando que Plutón, quien inicialmente llegó a ser considerado mayor que Mercurio, era más chico que aquel e incluso que siete lunas (inluyendo la nuestra) y Xena (una nueva bola de hielo descubierta al doble de distancia de Plutón). Plutón era el único ‘planeta’ que tenía una masa inferior al de alguna luna. Su masa equivale al 0.2% de la de la Tierra.

En 1978 se descubrió que Plutón tenía una luna (Caronte), la misma que era casi la mitad de su tamaño. Ningún otro planeta tenía un satélite de tal magnitud. Además, Caronte no giraba en torno a Plutón sino a un baricentro ubicado en el espacio. Algunos científicos especularon que Plutón era, por ello, un planeta doble. Hasta se llegó a hablar que, como Plutón cuando se acerca al sol gasifica su helada superficie, la atmósfera de Plutón pudiese envolver a la de Caronte creando una atmósfera conjunta.

En el 2005 se hicieron dos descubrimientos. Uno mostraba que Plutón tenía otros dos pequeños satélites (Hydra y Nix). El otro revelaba que había un nuevo cuerpo que estaba al doble de la distancia que hay entre Plutón y el Sol y que es ligeramente más grande. Su nombre aún está por decidirse. Su nomenclatura oficial es 2003 UB313, aunque se le conoce por su apodo ‘Xena’.

A medida que las técnicas de observación se han ido mejorando se ha podido establecer que existen muchos más mundos detrás de Neptuno (denominados OTN: Objetos Trans Neptunianos) en el llamada cinturón de Kuiper. Todos ellos tienen en común ser muy helados y se calcula que pueden haber millones de ellos. Gran parte de éstos aún andan aguardando un nombre oficial aunque 2003 EL61  ("Santa"), quien tiene dos lunas, y  2005 FY9 ("Easterbunny") se les acercan en tamaño.

Los científicos mostraban que Plutón por su ubicación, tamaño, composición y órbita más debería ser clasificado como uno de los mayores OTN. Mientras que los ocho planetas ‘clásicos’ tienen órbitas relativamente circulares y paralelas, Plutón tiene una órbita excéntrica e inclinada 17 grados por encima del nivel plano del resto de planetas. Esto hace que a veces esté más cerca del sol que Neptuno.

Salvar a Pluto
 
Los astrónomos debían decidir si estos nuevos cuerpos iban o no ser considerados como nuevos planetas o si se debía degradar a Plutón para que sea otro OTN. Una gran presión se ejercía para evitar desclasificar a Plutón y a los escolares norteamericanos se les movilizó para ‘Salvar a Pluto’ (el nombre en inglés de Plutón).

Sin embargo, Plutón no es una ballena o una especie en extinción (a quien un niño puede adquirir normal atracción humanitaria) sino una esfera de metano e hidrógeno congelados a -229 °C, de la misma que solo se tiene como vaga foto un punto en el cosmos.

Muchos astrónomos sostenían que una razón importante para no sacar a Plutón del club de planetas era una de rango ‘cultural’ o por ‘la presión de los niños’. No obstante, esto refleja la presión de una sociedad que, como la norteamericana, no quería sacrificar al ‘único planeta descubierto en los EEUU’.

A fin de impedir que Plutón sea degradado la directiva de la Unión Astronómica Internacional propuso una nueva definición según la cual un planeta sería un objeto no estrella que girase en torno a un sol, que tuviese la suficiente masa como para hacer que la presión les vaya dando un contorno esférico y que su baricentro no sea otro planeta.

Con esta nueva descipción Plutón salvaba su lugar en el ‘club de los planetas’ pero a costa de integrarse a éste también a Ceres (el mayor de los asteroides), a Xena y a Caronte. Esta última luna (pese a ser más chica que otros 11 satélites y 5 OTN que no recibían el grado de ‘planetas’) adquiría tal rango pues el baricentro tras el cual gira no está en Plutón.

Muchos científicos se lanzaron a cuestionar ello. Algunos decían que nuestra luna terminaría como planeta pues cada año se aleja alrededor de 3 centrímetros de la Tierra y en algunos miles de millones de años el baricentro tras el cual ésta gire se habrá desplazado fuera de nuestro globo.

Sin embargo, esta nueva definición conllevaba al riesgo de generar una hiper-inflación planetaria. Ceres no se encuentra si quiera entre los 30 cuerpos más grandes de nuestro sistema solar. Decenas de nuevos TNO que recientemente se han descubierto o que se esperan sean pronto hallados podrían entrar en dicha categoría, e igualmente Vestas y otros asteriodes hubieran tenido un caso.

De allí que antes de ir hacia una descontrolada inflación de nuevos planetas, el XXVI Congreso Astronómico Mundial optó por una recesión. Plutón fue descalificado y a partir de ahora solo se concibe que existen ocho planetas.

De acuerdo a la nueva regla se consideran planetas a

todo cuerpo que orbita tras un sol;
tiene suficiente masa para que su gravedad le de un equilibrio hidrostático y con ello una forma esférica
haya clareado a su órbita siendo en éste el objeto dominante.
 
Plutón cumplía con las primeras dos características, pero no con la tercera.

Planetas enanos
 
Praga no solo resolvió degradar a Plutón sino crear tres nuevas categorías. Una, la de los ocho ‘planetas clásicos’. Dos, la de los ‘planetas enanos’ en la cual se encuentran Plutón, Xena y Ceres, y que es conformada por quienes cumplen con los dos primeros requisitos aunque no hayan logrado convertirse en el amo y señor de sus respectivos entornos. Tres, la de ‘objetos menores del sistema solar’ en la cual se incluyen a millones de cometas, asteroides, TNO y nuevos objetos que se piensa descubrir en la Nube de Oort (situada en la perifuerie que envuelva a nuestro sistema solar).

Así como hay ‘estrellas enanas’ también habría un club de ‘planetas enanos’ en el cual ya están tocando sus puertas los siguientes cuerpos transneptunianos: 2005 FY9 ("Easterbunny"), Orcus, Sedna, 2003 EL61 ("Santa"), Quaoar, Caronte (satélite de Plutón), 2002 TC302, Varuna, 2002 UX25, 2002 TX300, Ixion y 2002 AW197. Si bien la inmensa mayoría de asterorides no tiene formas esféricas, hay algunos de los mayores que podrían acercarse a tal categoría si se fuese probando que tuviesen un contorno esférico.

Con Plutón terminó pasando lo mismo que con Ceres. En 1801 cuando éste fue descubierto se pensaba que era el octavo planeta en conocerse pues Neptuno sería descubierto 45 años después. Luego, con el tiempo, se fue hallando que habían decenas de nuevos objetos que conformaban con Ceres el cinturón de asteroides. Tras medio de siglo de haber figurado en los libros como un planeta fue degradado. Al igual que Ceres Plutón ha pasado a dejar de ser un planeta para convertirse en un objeto de un nuevo cinturón (que se le llama de Kuiper para diferenciarlo del de los asteroides que son rocosos y no helados).

La reinvindicación de Ceres, quien podría tener más agua que la Tierra

En el debate sobre Plutón Ceres ha vuelto a ser reivindicado. Si bien han habido satélites que han sido enviados para fotografiar y estudiar a los 8 planetas ‘clásicos’, nunca ninguna nave se ha acercado a Ceres quien queda al medio de los 4 planetas rocosos (Mercurio, Venus, Tierra y Marte) y de los 4 planetas gasesosos (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno). Este asteroide, que ha permanecido casi desconocido para la mayoría del público y de los estudiantes (quienes sí saben de memoria lo que es Plutón), volvió a aparecer en los titulares de la prensa mundial a raíz del referido congreso astronómico.

Ceres, tras haber estado en la gloria de haber sido el ‘quinto planeta’ y luego haber caído en el ‘olvido’ al ser clasificado como un ‘asteroide más’, por tercer vez cambia de rango; esta vez, a uno intermedio entre ambos.

En Septiembre pasado, a poco de haber sido revelado la existencia de Xena en la prestigiosa revista científica Nature apareció un artículo firmado por varios astrónomos donde se planteaba una nueva visión de Ceres caracterizado como “un planeta embrionario”, con un denso núcleo de roca dentro de un manto, el cual está, sucesivamente, rodeado por un armazón externo.

Es más, Joel Parker co-autor de dicho estudio sostiene que es posible que en el manto interno de Ceres haya hasta 5 veces más agua dulce que los 41 mil millones de kilómetros cúbicos que hay de ésta en toda la Tierra.

Esto diferencia a Ceres de ser una ‘roca’ y sería todo un nuevo mundo, el mismo que no logró absorber a otros asteroides que le rodeaban (cosa que si hizo inicialmente la Tierra) y transformarse en un verdadero planeta debido a los efectos del coloso de  Júpiter.

La creación de la nueva estirpe de ‘planetas enanos’ podría conllevar a que se programe una primera expedición espacial hacia dicho mundo, el mismo que, de comprobarse que tuviese tanta agua dulce, podría incluso ser contemplado para ser colonizado.

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