“Crimen ferpecto”, de Alex de la Iglesia, una hilarante comedia

Una escena de la
simpática cinta
 de enredos
 Foto: Internet

Por Javier Pérez
Reportero Azteca 21

Ciudad de México. 22 de agosto de 2006. Álex de la Iglesia no deja el humor mordaz. Incluso, en “Crimen ferpecto” –que se exhibe durante la segunda mitad de este mes en salas cinematográficas de la UNAM–, su reciente trabajo detrás de la cámara, se le ve rozagante colmando de absurdos una historia que hace guiños al thriller y al suspenso, pero que a todas luces se ríe de una sociedad consumida por el sentido de competencia.

Justo como ha sido constante en su filmografía (que incluye títulos como “El día de la bestia”, “La comunidad” o “Acción mutante”), la locura, la obsesión y la maldad implícita en el ser humano –ni siquiera consciente– desatan la trama, la cual construye auxiliado de su coguionista de cabecera, Jorge Guerricaechevarría.

Un empleado del departamento de damas de un gran almacén, Rafael González (Guillermo Toledo), compite por obtener el puesto de jefe de piso contra don Antonio (Luis Varela), su enemigo del departamento de caballeros. La caja que recaude la mayor cantidad de dinero en el último día de selección será el factor decisivo.

Impulsado por su carisma y las bellas vendedoras a quienes emplea en el departamento de damas (con quienes busca obtener algo más que la mera relación laboral, en unas divertidas secuencias festivas nocturnas en el almacén vacío), hace hasta lo imposible por subir sus números.

Todo indica que el último abrigo vendido le ha dado el puesto ansiado –por lo que se da un festín de agasajo en el almacén con una de sus compañeras–. Empero, la realidad es otra: Antonio amanece como el nuevo jefe de piso.

Álex de la Iglesia consigue que su personaje principal se identifique directamente con los espectadores al hacer que se dirija a éstos en unos diálogos donde afloran sus convicciones por conseguir el puesto (de risa loca en su seriedad).

Modulosamente lograda la identificación, la derrota laboral se sufre en compañía del protagonista, quien estalla ante la humillación (la aberrante actividad de llevar los maniquíes inservibles a la caldera) de seguir siendo subordinado.

Obstinado en no perder la esperanza, Rafael discute con su jefe (se trasluce que el odio es recíproco) y un accidente en un vestidor da un giro completo a la situación; aunque unos ridículos zapatos blancos anuncian que ha habido una testigo.

Y De la Iglesia crea un ambiente de persecución febril implacable que deviene en una muy divertida secuencia. Ahí aparece Lourdes (Mónica Cervera robándose la película con un personaje para mondarse de risa), la ignorada empleada del departamento de damas, enamorada de Rafael y con la fortuna de saber qué ocurre.

Surge el chantaje, y la loca, extravagante, necia y controladora Mónica muestra el cobre. Ora es tierna y amorosa, ora aberrante y dispuesta a todo (la escena de la caldera). Feliz, al fin vive el idilio del que era silenciosa testigo. Intencionadamente, el accidente es su arma de acción.

De la Iglesia, con su fachada irreverente, sigue cuestionando los parámetros sociales establecidos. La familia disfuncional (esa visita a la familia de Lourdes), el casamiento banal (con el programa de TV como fondo), la policía despistada (las persecuciones mal leídas y ese freak del comisario Campoy interpretado por Enrique Villén) o el matrimonio por conveniencia (aunque sea pa’ salvar el pellejo).

“Crimen ferpecto”, que rinde homenaje a cintas como “Ensayo de un crimen” o “Crimen perfecto”, es un filme que se regodea con la seriedad que sólo la risa bien manejada puede provocar: siempre dejará algo para después y se saldrá de la sala cinematográfica con una amplia sonrisa, tarareando “Moliendo café" y con el ánimo hasta arriba.

“Crimen ferpecto”, (España, 2004), director Álex de la Iglesia, con Guillermo Toledo, Mónica Cervera.

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