El actor Paul Giamatti habla de “La dama en el agua”, recién estrenada en México

Una escena del filme en
donde el actor aparece
 muy bien acompañado
Foto: Cortesía Warner
Bros. Pictures

Por Javier Pérez
Reportero Azteca 21

Ciudad de México. 17 de agosto de 2006. El nombre del actor Paul Giamatti ha adquirido relevancia. No se trata del típico galán de historias románticas ni del comediante que se gana la papa con sus ocurrencias o caras chistosas. Giamatti es un actor que asume sus trabajos con profesionalismo y entrega. Alguien para quien la actuación es un asunto atractivo y, según ha dicho, divertido.

“Siempre fue algo que me resultaba atractivo, porque a mí siempre me ha gustado hacer muchas cosas y eso es lo que me llevó a Seattle. Trataba de hacer algo más que estudiar –se graduó en inglés en la Universidad de Yale y luego hizo una especialización en arte dramático en la misma escuela– y, como me gustaba actuar, conseguí un agente y de repente ya me encontraba trabajando”, asegura vía telefónica.

Con 39 años de edad y películas de cualquier género y temática en su filmografía, Giamatti ha demostrado su talento. No sólo en estupendos papeles secundarios, como el de Joe Gould en “El luchador” (Howard/2005)• o el de Toby Oxman en “Storytelling” (Solondz/2003), sino también en protagónicos de varios filmes.

La excelente comedia “Entre copas” (Payne/2004), la biopic “Esplendor americano” (Berman y Pulcini/2004) y ahora “La dama en el agua” (Shyamalan/2006) son ejemplos de esa trayectoria ascendente, lo mismo que su participación en el doblaje de cintas animadas, como “Robots” (Wedge y Saldaña/2005) y “Las aventuras de Lucas” (Davis/2006), esta última de reciente estreno en México.

Giamatti ha dotado de fuerza a todos sus personajes y en “La dama en el agua”, el pretexto para esta entrevista, no es la excepción. De hecho, si por algo la película no se pierde en su historia es por la actuación de este actor nativo de Connecticut.

En “La dama en el agua”, en la que Shyamalan confirma que su supuesta creatividad está a la baja, Giamatti interpreta a Cleveland Heep, encargado de un edificio de departamentos que descubre en la alberca del lugar a una misteriosa mujer llamada Story (Bryce Dallas Howard), especie de ninfa (narf le llaman) a quien debe ayudar a regresar a su mundo –el Mundo Azul del que se habla al principio del filme en una secuencia animada– no sin peligros de por medio y auxiliado por un grupo de inquilinos.

¿Por qué aceptó trabajar con Night Shyamalan?

Había visto todas sus películas y me gustaron mucho. Cuando me dio el guión de ésta, pensé: ‘Es un guión maravilloso con una idea ambiciosa’.

¿Cómo fue su experiencia al trabajar con Night Shyamalan?

Es un tipo que controla todo durante el rodaje y que es muy cuidadoso. A pesar de eso, no es dictatorial, sino, por el contrario, muy divertido y relajado. Aunque nunca pierde la meticulosidad. Ésta ha sido una de las mejores experiencias de rodaje que he tenido en mi carrera, al menos en cuanto al ambiente que se vive durante la filmación.

¿Tuvo alguna preparación especial para este papel?

No, ninguna. Él (Shyamalan) conoce tan bien el guión que puede explicarte el personaje desde cualquier perspectiva. No recurrí a ninguna fuente externa, lo único que hice fue leer muchas veces el guión para extraer de él toda la información que había puesto ahí.

¿Qué elementos rescataría del filme de Shyamalan?

Me gusta que se trata de una idea muy ambiciosa, aunque lo que tengo que aclarar es que soy más cínico que el personaje que interpreto. La gente se conoce y tiene que creer en algo, justo como sucede aquí. La imaginación es una idea sorprendente.

En su ya extensa carrera, Giamatti sólo ha recibido una nominación al Oscar (como actor secundario en “El luchador”) y dos al Globo de Oro (por la misma cinta y “Entre copas”), aunque ha sido reconocido por diversas asociaciones, incluido el círculo de críticos de cine de Nueva York y la asociación de críticos de Toronto. Para el actor de origen italiano, lo importante es seguir trabajando y, como ha dicho en repetidas ocasiones, evitar ser selectivo y aceptar lo que venga –“Big fat liar” (Levy/2002) es un ejemplo claro–. Trabajar y aceptar retos es la consigna.

¿Cómo se prepara para representar los papeles que le han tocado?

Siempre es diferente. Para “El luchador”, por ejemplo, hubo muchos boxeadores y entrenadores profesionales cerca de nosotros, así que los usé como fuente de información sobre ese mundo. En “Esplendor americano” sólo tuve que estudiar al tipo –Harvey Pekar- porque lo tenía ahí. A veces es difícil: en ocasiones, tengo tantas fuentes de información que me confundo y quiero usar todo.

¿Con qué actores le ha gustado trabajar más?

Me gustó mucho trabajar junto con Russell Crowe, es un tipo realmente loco. Con él de veras me divertí durante el tiempo que convivimos en el rodaje. Es muy divertido, lo reitero.

¿Y directores?

Me gustó mucho trabajar con Night, pues él es de los pocos con los que puedes discutir las ideas. Otro que trabaja muy bien es Alexander Payne; también Peter Weir, aunque sólo hice un papel muy pequeño en “El show de Truman”: es un director muy dulce y cuidadoso con los actores, lo cual es bastante y se agradece.

¿Con qué director le gustaría trabajar?

Definitivamente con David Lynch. Me encanta casi toda su filmografía. Últimamente no me ha gustado tanto, pero en verdad disfruté “Eraserhead”, “Terciopelo azul” y “El hombre elefante”.

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