Cancún: ¡Estamos de pie!

Por la espiral
Claudia Luna Palencia

Cancún: ¡Estamos de pie!
De destino turístico a residencial
Acapulco la crisis que le alcanza

 Cada año visito Cancún en el verano y no dejo de maravillarme por la belleza del color turquesa de sus aguas, la calidez del mar Caribe y la colorida fauna marina que nos hace casi expertos en las diferentes especies que habitan en esta parte de la geografía patria.
 Asimismo quiero destacar la  cordialidad y afabilidad de la gente de Cancún que atiende siempre con la mejor de las sonrisas tanto al turista nacional como  extranjero.
  Después del paso del huracán Wilma -que cumplirá su primer aniversario en el mes de octubre próximo-, los cancunenses son más solidarios con su propia comunidad. ¡Cancún está de pie! Y es increíble constatarlo sobre todo después de que varios colegas y amigos nos mostraron su archivo fotográfico testigo de los enormes destrozos que dejó Wilma tanto en la zona hotelera, en el centro y en zonas habitacionales.
 Ya sabe usted de las historias, de boca en boca, como aquellas que narran que, al juntarse el mar con la laguna de Cancún, los cocodrilos perdieron la laguna y  quedaron nadando en la vialidad por donde transitan los coches impedidos de hacerlo por la misma altura de las aguas. “Hubo que retornar a los animalitos a su lugar”, cuentan los lugareños.
 Afortunadamente no hubo muertos por  el siniestro natural aunque sí muchos destrozos y daños materiales todavía visibles en algunas construcciones, no obstante, para la magnitud de los eventos, realmente todo ha vuelto a la casi completa normalidad para beneficio de la gente que vive del turismo y en general para bien de todo México por las divisas en dólares que aportan a  la balanza turística tanto Cancún, Cozumel, Isla Mujeres y la muy extranjerizada Riviera Maya.
 Algo que me interesa subrayar es que cada año Cancún asombra  por lo caro de sus restaurantes, hoteles  y actividades. En general es un  resort de precios de lujo, inalcanzables para familias de 2 o más hijos primordialmente con ingresos en pesos.
Me cuenta un buen amigo, Vicente Álvarez Cantarell, director de la muy prestigiada revista Cancunissímo que hay un acuerdo entre los hoteleros y comerciantes de esta parte del sureste mexicano para ofrecer a los habitantes un precio distinto, más accesible, en tiendas, cines, actividades, restaurantes y servicios con descuentos entre un 10% a un 25 por ciento. Es una forma de apoyarse localmente. 
La Secretaría de Turismo (SECTUR) debería reconsiderar la enorme relevancia del turismo nacional siempre noble y menos exigente que el turismo extranjero que nos lleva la delantera porque puede gozar de muchas partes de México por el poder adquisitivo que les conceden los euros, las libras, los yenes o los dólares.
¿Cuándo llegarán las vacaciones para los mexicanos? ¿Cuándo podrán maravillarse y disfrutar lo mejor de las playas del Caribe mexicano? Es prácticamente imposible hacerlo sin la intervención de la SECTUR para crear, junto con las agencias de viajes, los tour-operadores y asociaciones de hoteles temporadas de bajos precios para el bolsillo nacional.
Hay tal capacidad de cuartos e infraestructura hotelera en Cancún (27 mil 750 cuartos hoteleros) que es bueno contar con el aliciente nacional y no aguardar hasta la visita del turista foráneo de springbreak. No tiene caso desperdiciar tal disponibilidad  hotelera.
Por el momento Cancún se encuentra al 70% del funcionamiento de su infraestructura, desde enero pasado varios hoteles reabrieron sus puertas y reestablecieron su funcionamiento. Algunas cadenas presentaron rezagos como la española Meliá que cerró más de 3 meses y reubicó temporalmente a su personal (que así lo aceptó para no ser despedido) en otros hoteles de la misma cadena en Ixtapa o Puerto Vallarta.
El hotel Ritz Carlton reabrió recientemente. El Hyatt está paralizado, su reconstrucción  demorará un buen tiempo por la mala situación;  lo mismo que el Aqua de la cadena de Grupo Posadas propiedad de Gastón Azcárraga, el edificio sufrió pérdida total y es una pena porque el hotel tenía menos de un año bajo el concepto Aqua cuando ocurrió lo de Wilma.
El cascarón del hotel quedó visiblemente expuesto. El Grupo Posadas le colocó un letrero que indica: “Sólo hay algo más apasionante que haber construido el hotel más bello, volverlo a construir otra vez”.
Efectivamente el Aqua será reforzado con nuevas normas de resistencia anticiclónica y de seguridad dado que la mayor parte de la estructura interna era de paneles de fibra de vidrio y tablaroca. Por fuera muy bello, por dentro…
Así es que los hoteles y los restaurantes fueron reponiéndose conforme cobraron las pólizas de seguros. En las evaluaciones de los daños surgieron inconformidades porque las aseguradoras incluyen letras chiquitas, y de una u otra forma, se las ingenian para dejar sin cobertura una serie de minucias que salen a la luz precisamente en la medida en que surgen las necesidades a las que enfrentan los siniestros.
Con el golpe de Wilma muchos  comerciantes y prestadores de servicios se enteraron que sus respectivos seguros si bien cubrían los destrozos del interior de los locales no incluían los externos que fueron incluso más graves que el agua acumulada adentro.
SERPIENTES Y ESCALERAS
 En más de sol y mar, el desastre ambiental de Acapulco, Guerrero, es irreversible. La contaminación de las playas por heces fecales aunada al  cinturón de violencia e inseguridad cobrará cuota en el turismo extranjero y en buena parte del turismo nacional que sigue mirando al puerto más famoso, con los precios más accesibles y cercano al  Distrito Federal por la Autopista del Sol -a tres horas y media. La carretera del Sol, una de las más caras del país, es la “carretera del fraude”, falta vigilancia, tiene frecuentes indicios  de mal estado y es un peligro real para los automovilistas y autobuses dados los constantes deslaves de rocas en ambos costados de la autopista.
 Acapulco concentra todo lo que se ha hecho mal en planeación, sexenio tras sexenio, en una explotación visceral de la naturaleza. La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) lo único que protege son los intereses de los inversionistas que siguen explotando desarrollos inmobiliarios cuando el mar ya no puede seguir recibiendo más desechos.
 Cuidado con Cancún y la Riviera Maya, más les vale voltear hacia el Pacífico para prevenir otro Acapulco ahora en el Caribe.  Fonatur advierte del  acelerado crecimiento inmobiliario de Cancún: en el año 2016 sobrepasará su capacidad de infraestructura con más de 45 mil 350 habitaciones, 14 mil 350 más de lo planeado.
¿Es qué, la voracidad terminará también con Cancún?

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