Protección social: cambio de enfoque

Por la espiral
Claudia Luna Palencia

Protección social: cambio de enfoque
CEPAL a favor de ampliar la cobertura
México con envejecimiento moderado

 Todavía estamos a tiempo de trabajar en el presente para arribar en un par de décadas más con una estructura bien cimentada en lo que a protección social  refiere. Tenemos que anticiparnos al reacomodo generacional en la pirámide poblacional.
 No es únicamente que Europa esté envejeciendo, este continente lleva tras de sí varias décadas haciéndolo atrapado entre una mayor longevidad, un grueso de población superior a  los 50 años de edad, caída en las tasas de fecundidad, una escasa población joven económicamente productiva incapaz de sostener y pagar por toda la estructura de pensiones de sus respectivos países.
 Lo que los ciudadanos europeos y sus gobiernos han venido trabajando para darle oxígeno a sus propias sociedades responde a su lógica interna, una con características distintas si pensamos en el enfoque de las sociedades como la estadounidense o bien de países latinoamericanos.
 En México seguimos en el limbo, lejos de la celeridad y seriedad que demanda el propio desafío poblacional por el que debemos trabajar con tanto ahínco para beneficio común por todas las personas que estaremos jubilándonos a partir del 2030.
 ¬Los programas imprescindibles de implementarse en México y en otros países latinoamericanos son distintos a los europeos, por el enfoque social, la composición de la estructura productiva y el amplio sector de la masa poblacional que trabaja en el mercado informal y en otras distorsiones de la economía subterránea.
 Actualmente surgen algunos pasos para tratar de que la gente excluida de la seguridad social, las pensiones y la salud pública puedan pagar  aportaciones y contribuciones dentro de programas compartidos mediante complementos financieros públicos. Aquí encontramos al seguro popular; el Instituto de Protección Social; el ahorro para la vivienda y la pensión que ofrece el Bansefi.
 En el presente será cada vez más difícil encontrar accesos gratuitos, principalmente  a la salud, y en el futuro dudo que podamos tener cobertura médica gratuita  por la presión demográfica, la nueva recomposición de la pirámide poblacional y la estrechez de las finanzas públicas.
 Hágame caso amigo lector, más si usted oscila entre los 20 a los 30 años de edad, la mejor forma de trabajar en el presente por las necesidades humanas del futuro es mediante los esquemas de ahorro para obtener una pensión o una jubilación.
GALIMATÍAS
 La Comisión Económica para América Latina (CEPAL)  señala que hoy en día la protección social se encuentra en una inflexión histórica, “que reclama un cambio de enfoque ante el nuevo orden global y sus repercusiones en las sociedades nacionales”.
 El organismo indica que el principal elemento que lleva a repensar los mecanismos instituidos de solidaridad con fines de protección social es el mercado del trabajo, que no ha demostrado una capacidad incluyente ni en términos de generación de trabajo decente ni de niveles contributivos.
 Dentro de las consideraciones que apunta el organismo con la finalidad de que los gobiernos latinoamericanos las incluyan dentro de la conformación de las políticas públicas encontramos la necesidad de  replantear la protección social en el marco de una solidaridad integral, en que se combinen mecanismos contributivos y no contributivos.
Esto hace necesaria la concertación de un nuevo pacto social que tenga a los derechos sociales como horizonte normativo, y a las desigualdades y restricciones presupuestarias como limitaciones que es necesario reconocer y enfrentar.
En otras palabras, se requiere conciliar los imperativos éticos que sirven de marco a un contrato centrado en derechos sociales con las restricciones financieras. Asimismo, es importante realzar la eficiencia en el uso de los recursos, a efectos de ampliar la cobertura y elevar la calidad de los servicios, en especial para los sectores de menores recursos.
A COLACIÓN
De acuerdo con la CEPAL la realidad actual y la perspectiva para el futuro de los sistemas de pensiones de la región se ven condicionadas por una serie de factores, entre los que destacan el acelerado proceso de envejecimiento demográfico; la escasa (o inadecuada) cobertura que brindan los esquemas contributivos de pensiones, y los problemas de segmentación e insolvencia que han aquejado a algunos de los esquemas tradicionales de la región.
“Estos elementos llaman, por una parte, a encontrar formas de ampliar sustancialmente la cobertura previsional de los sistemas nacionales de pensiones  y, por otra, a perfeccionar o reformar sus componentes contributivos”.
La parte del envejecimiento llama poderosamente la atención, más adultos mayores ejercerán una considerable presión sobre el financiamiento, tanto de los sistemas contributivos basados en el reparto como de los sistemas de pensiones no contributivas.
 ¿Le parece lejano? No lo es. En el 2025 el proceso de envejecimiento pasará a dominar la fecundidad y la tasa global de dependencia de la región aumentará persistentemente.
Un primer grupo de países de “envejecimiento incipiente” incluye a Bolivia, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua y Paraguay. Estos muestran una proporción de personas de 60 años y más que oscila entre el 5% y el 7% (en el año 2000), y alcanzaría valores de entre un 15% y un 18% en el 2050.
En un segundo conjunto de países, de “envejecimiento moderado”, hay de un 6% a un 8% de personas de 60 años y más, que alrededor del 2050 superarán el 20 por ciento. En este grupo destacan Belice, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guyana, México, Perú, República Bolivariana de Venezuela y República Dominicana. En ellos se registraron profundos cambios en materia de fecundidad, aproximadamente entre los años 1965 y 1990.
Les siguen los países de “envejecimiento moderado avanzado”, que presentan en la actualidad entre un 8% y un 10% de personas mayores, y que registrarán un aumento rápido de este porcentaje hasta cifras de un 25% a un 30 por ciento. Entre estos países están Bahamas, Brasil, Chile, Jamaica, Suriname y Trinidad y Tabago.
Por último, en el grupo “de envejecimiento avanzado” tenemos a  países como Argentina y Uruguay, pioneros en este proceso en América Latina, junto con Cuba y varios países del Caribe (Antillas Neerlandesas, Barbados, Guadalupe, Martinica y Puerto Rico).
Estos apreciables cambios demográficos ejercerán, tarde o temprano, una creciente presión financiera sobre todos los sistemas previsionales de la región.

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