¿Habrá guerra en el Medio Oriente?

¿Habrá guerra en el Medio Oriente?

Isaac Bigio
Analista internacional

El 12 de julio Israel lanza una ofensiva militar contra Líbano, la misma que continúa a la que viene realizando sobre Gaza desde hacía dos semanas. Desde 1973 Israel no ha librado un ataque simultáneo contra más de una zona árabe autónoma distinta así como tampoco ha entrado en una guerra contra una potencia árabe.

¿Estamos ad portas de volver a tener una nueva guerra regional como la de hace un tercio de siglo?

El mundo árabe y musulmán siempre condena toda incursión hebrea sobre territorios palestinos o Líbano. Sin embargo, éstas anteriormente no han sido suficientes para que otros Estados islámicos se lancen contra Israel.

El presidente iraní Ahmedinejad ha advertido que la cosa podría cambiar si se genera un enfrentamiento entre Israel y Siria, con lo cual su nación (y otras del Islam) podrían verse involucradas.

Israel se cuida de atacar a Siria a Irán, a pesar que declara que está luchando contra los brazos ‘terroristas’ de dichos Estados. Sus operativos contra Hizbola y Hamas serían una suerte de guerra fría contra Irán y Siria, de la misma manera como durante la bi-polaridad Washington y Moscú se enfrentaban indirectamente en Afganistán, Centroamérica, Angola, Mozambique, etc.

Israel ocupa Gaza y Cisjordania desde 1973, y luego de 1989 se ha enfrentado a diversos levantamientos palestinos. Israel ha atacado Líbano en los setetntas y en 1982 lanzó una ocupación que se mantuvo hasta el 2000, mientras que en los noventas desencadenó diversos bombardeos contra Hizbola.

Los sharonistas, quienes fueron los sectores que inicialmente mostraron mayor dureza en dichas embestidas militares, fueron quienes luego lideraron el abandono unilateral de ambas ocupaciones. Ello sin que se haya librado una guerra directa contra alguna potencia árabe. Las milicias musulmanas chiítas del Partido de Dios en Líbano (Hizbola) y del Movimiento de Resistencia Islámica en Palestina (Hamas) reclaman ser los principales autores de dicho repliegue así como ser las únicas fuerzas árabes en haber derrotado militarmente a Israel.

Israel argumenta que la ofensiva lanzada en Gaza y Líbano se da para liberar a un soldado suyo capturado por Hamas el 25 de junio y otros dos por Hizbola 18 días después. Sin embargo, sus bombardeos han sido dirigidos hacia oficinas públicas de la Autoridad Palestina, y carreteras, puentes, plantas de luz y al aeropuerto internacional de Beirut, el mismo que no es controlado por Hizbola y cuya re-construcción (valorada en $US 500 millones) era un símbolo del fin de la guerra libanesa. En los bombardeos han sido atacados civiles libaneses como una familia de 10 personas en Dwei donde hasta un bebé fue descuartizado.

Israel anuncia que no solo quiere liberar a los soldados israelíes sino derrotar de una vez por todas a Hizbola, algo que no ha podido hacer en el pasado.

El problema que tiene Ohlmert es que él ganó las elecciones planteando el retiro unilateral de territorios palestinos como la mejor vía para la paz. Sin embargo, cuando viene de hacer ello y se preparaba para ir implementándolo en Cisjordania, se producen capturas de efectivos hebreos en Gaza y en el norte israelí. Esto les serrucha el piso a dicha estrategia.

De allí que el gobierno deba responder con una mayor firmeza queriendo dar dos mensajes:

A los halcones hebreos, con los que antes estuvieron aliados, les quiere demostrar que su plan de desconexión no significa ‘tibieza’.

A los radicales musulmanes les plantea que no se aprovechen de sus retiradas unilaterales para querer proclamarse como vencedores y querer usar los territorios desocupados para atacar a Israel.
 
Las represalias de los cohetes de Hizbola que han matado a algunos civiles israelíes (incluyendo una argentina) son usadas por el gobierno para concitar el apoyo de la población así como de la derecha y la izquierda sionistas y reforzar su autoridad interna. El ex premier laborista Barak plantea a la reunión del G8: no podrán parar a Corea del Norte e Irán si primero no detienen a Siria y al debil gobierno libanés. Para los ‘palomos’ laboristas Israel no puede permitir que se ‘secuestre’ soldados en sus fronteras o se ataquen a sus civiles.

La escalada contra Hamas se ha dado apenas ésta ganó las elecciones palestinas. Israel ha bloqueado a la Autoridad Palestina y a los fondos que ésta recibe buscando presionar a que el Hamas acepte alguna forma de convivencia con Israel. Hamas declara que sigue sin reconocer el derecho de Israel a la existencia pero que le puede plantear una tregua de largo alcance.

Hizbola decidió atacar tropas israelíes a manera de ‘solidarizarse’ con Hamas y de expresar el apoyo encubierto de Siria e Irán a éste en su disputa contra Israel.  Israel ahora quiere humillar a Hizbola y crear una brecha entre éste y otros sectores de Líbano.

Tariq Mitri, secretario de relaciones externas de Líbano, declara que su país no avala los actos de Hizbola, pide un inmediato cese al fuego y que se respete la ‘línea azul’ entre su país e Israel. Si bien hay muchos sectores libaneses que no respladan los actos de Hizbola, la ofensiva israelí ha hecho que antiguos enemigos de Hizbola planteen la necesidad de defender a éste frente al enemigo sionista.

Hizbola, por otra parte, ha llamado a una guerra total en la cual anuncian lanzar cohetes y atentados hasta debajo de Haifa y en el mar. Inmediatamente después de dicha transmisión uno de los principales buques israelíes fue severamente bombardeado. Dicho acto ayuda a levantar la moral de Hizbola y su imagen interna ante el resto de libaneses.

En su ofensiva contra Líbano, Israel podría estarse haciendo un auto-gol. Recientemente la presión popular pro-democratizante logró hacer que Siria se retire de Líbano. Sin embargo, con su intervención está haciendo que crezca la autoridad de Hizbola y de las fuerzas pro-sirias.

Si bien en el pasado Israel ha sido capaz de desarrollar una invasión a Líbano y prolongadas represalias contra los palestinos, ahora la situación es distinta por 4 razones:

1)      Israel ataca no solo a uno sino a dos blancos al mismo tiempo;

2)      Hamas ha dejado de ser un grupo marginal para ser hoy el gobierno electo palestino y ha estado controlando Gaza, quien recientemente por primera vez quedó sin control de tropas hebreas;

3)      Hizbola se encuentra más fuerte, tiene al partido y la milicia m’as fuerte del Líbano, dos ministros y una red social y militar que ha crecido jmucho ntras el retiro isrelí del 2000;

4)      La coyuntura internacional no les es favorable a Israel pues EEUU anda atascado en Afganistán e Iraq (en donde crecen las resistencias) mientras Rusia se ha revitalizado como poder regional levantando a Siria, Irán y al Hamas como allegados suyos.

La guerra podría afectar a Israel si esta se complica con dos nuevos factores:

1)      Hamas y Hizbola deciden lanzar una ofensiva de atentados y bombas humanas en Israel;

2)      Siria entra al conflicto y con ello Irán (quien si posee armas de destrucción masivas), y el conflicto se sigue escaloneando.

Al Grupo de los 8 que se reune este fin de semana no le conviene una guerra total. Con ello no haría más que ayudar a que crezcan las resistencias cada vez más osadas en Iraq y Afganistán, así como la expansión del binladenismo que presuntamente habría estado tras el macro-atentado en India.

De allí a que las 8 grandes potencias busquen amenguar al conflicto y buscar alguna salida negociada. Si Ohlmert logra mostrar a su población que ha logrado que Hamas acepte alguna forma de reconocimiento camuflado de Israel o que Hizbola y Hamas ya no les hagan ataques, podría reclamar una victoria. En cambio, Hamas y Hizbola se mostrarían triunfantes si demuestran valientes actos contra Israel y que, lejos de ser derrotados, logran el trueque de esos 3 presos israelíes por cientos de prsioneros árabes.  

Israel quisiera una operación rápida, pero si el conflicto se atasca y prolonga, allí si se corre el riesgo que el conflicto no sea detenido sino que se expanda comprometiendo a toda la región.

 

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