Homenaje a Alí Chumacero, a cincuenta años de la publicación de “Palabras en reposo”

Alí Chumacero nació en Acaponeta, Nayarit,
 el 9 de julio de 1918
Foto:Gregorio Martínez M./Azteca 21

Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21

Ciudad de México. 11 de julio de 2006. Con motivo de los cincuenta años de la aparición de “Palabras en reposo”, poemario de Alí Chumacero, el Gobierno de Nayarit y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), a través de la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), le rendirán un homenaje al poeta nayarita el próximo jueves 13 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes a las 19 horas.

Así lo dio a conocer en conferencia de prensa, en el Centro de Lectura Condesa, Silvia Molina, titular de la CNL, quien estuvo acompañada del también autor de “Páramo de sueños” e informó que en dicho homenaje participarán Emmanuel Carballo, Héctor Gamboa, Dionicio Morales y Alma Vidal.

Molina hizo una semblanza de Chumacero, de quien destacó su inteligencia, su labor como corrector de grandes autores mexicanos en el Fondo de Cultura Económica, así como también su papel de maestro de varias generaciones y su cualidad de gran amigo.

Asimismo, mencionó que es un autor que ha obtenido varios de los más importantes premios literarios –el Xavier Villaurrutia, Alfonso Reyes, Nacional de Lingüística y Literatura, entre otros– y recordó que Octavio Paz lo consideraba “el mago perfecto de las letras mexicanas”.

“Como poeta es indudable que Alí Chumacero es de los poetas realmente reconocidos en la poesía mexicana contemporánea. Para mí, especialmente es importante su amistad, siempre tenerlo cerca, es un hombre que sabe mucho, al que puedes consultar sobre cualquier problema que tengas, es un hombre al que te puedes acercar, un maestro en todo el sentido de la palabra, muy buen guía, sobre todo con asuntos del lenguaje. Además, es una gente sensacional, con un sentido del humor extraordinario, alguien que te ayuda en la vida. La importancia de este homenaje es por los cincuenta años del libro, pero en realidad le estamos festejando todo, estamos celebrando su vida y su poesía, su obra toda”, afirmó Silvia Molina.

Por su parte, Alí Chumacero señaló, con su sentido del humor característico, que es un homenaje “bien merecido” y que no le preguntaran sobre cuestiones políticas, pues se consideraba un hombre “muy reaccionario”.

Resaltó que es un hombre de imprenta, amante de su trabajo, “un simple obrero, corrector de pruebas”, como lo representan los 56 años que lleva laborando en el Fondo de Cultura Económica (FCE), donde ha trabajado en la obra de Xavier Villaurrutia, Alfonso Reyes, Mariano Azuela, Octavio Paz, Juan Rulfo, Juan José Arreola… así como en muchas materias y distintas tendencias.

“El Fondo de Cultura Económica es el sitio donde me he formado, donde me he hecho, he dejado el mayor tiempo posible y es donde he podido ser lo más útil, en la medida de mis capacidades, a mi deseo de entregarme totalmente al servicio de la cultura, en sus manifestaciones artísticas.”

Agregó que tiene un prestigio, “a veces olvidado en las cantinas”, y que cultiva la amistad, que carece de la virtud de la ira, que no le enoja incluso quién gane la presidencia de la República, es un hombre agradecido y una persona que ha ayudado, cuantas veces ha podido, a jóvenes que se inician en la literatura, para que se mantenga la continuidad de nuestra literatura. “Todo manejado con modestia, nunca con humildad”, aclaró.

Añadió que, para su gusto y afición, la poesía es la actividad más hermosa a la que se puede entregar un ser humano, que él la ha cultivado muy parcamente, que tiene tres libros publicados y no piensa publicar más. “La poesía no sólo es una manera de penetrar el espíritu, es el Espíritu… Toma la materia y la convierte en algo espiritual. Es una forma de conocimiento intuitivo, sintético, contrario a la razón… Y así tenemos el arte y la ciencia. La poesía es reflexión, es admiración, gusto por los sentidos, es ver más allá de lo inmediato, penetrar en la realidad con mayor viveza que como lo hacen los demás y convertir esa penetración en palabras, de cierto valor, de cierta relación, que hagan del sonido un pequeño momento. He aprendido algo de la poesía: me ha servido para comprender a los demás: soy muy solidario. La bondad, el amor, el amor por la belleza son partes de una verdadera personalidad en este mundo. Y debemos practicarlas”.

Indicó que su trabajo poético se centró básicamente en el amor, que no hace poesía alegre, que cante, hace más poesía-oración que poesía-canción, y negó rotundamente que el alcohol tenga que ver con la creación de actividades artísticas, no tiene nada que ver con el “reventón”, que se opone al silencio, al orden necesario para crear.

Respecto de poetas mexicanos, señaló que Jaime Sabines es un magnífico poeta, con momentos de pesimismo, que sí sabía cantar, el poeta más popular de su época, al que acudían a escuchar miles de personas, el poeta más sentido, el que le da continuidad a la poesía mexicana. “Pero para mí el más grande poeta que ha existido es Octavio Paz, un extraordinario poeta”.

De José Emilio Pacheco señaló que no es nada entusiasta, nada gritón, pero es un poeta de primerísimo orden, que anda por el pesimismo generalmente, como lo hace la mayoría de los poetas. Por otro lado, comentó que no opina de los poetas jóvenes porque hay cientos y no es posible llegar a un punto de acuerdo sobre la calidad de su trabajo poético, por ello, abundó, cuando se prepara una antología es mejor que la haga una sola persona con profundo conocimiento de la literatura mexicana.

Chumacero habló después sobre las características de la poesía y de la prosa, de sus diferentes tonos y técnicas. Recordó la obra de Alfonso Reyes, “a quien nadie lee ahora, ni Dios”, un prosista formidable; la de Martín Luis Guzmán, Agustín Yáñez, Juan Rulfo, Juan José Arreola, “un maestrazo, difícilmente se ve un escritor de la calidad de Arreola”; todos magníficos prosistas. Además, afirmó que fue un gran lector de la novela de la Revolución Mexicana, “me gusta mucho, de Azuela a Gregorio López y Fuentes, lo leí todo”.

El maestro de las letras mexicanas también rememoró que él preparó la primera edición, con base en su biblioteca, “tengo una gran biblioteca”, de las obras de Mariano Azuela, Xavier Villaurrutia, Efrén Hernández.

Finalmente, recordó que él no hizo cambios notables en “Pedro Páramo”, como se ha creído siempre, sólo le cambió una palabra, “no les voy a decir cuál”, le propuse dos cambios, pero sólo aceptó uno, pues a Rulfo le gustaban mucho los mexicanismos. “Lo que sí, yo le puse las comas, pues era mi obligación”, y se refirió a la influencia de William Faulkner en la obra de Rulfo.

Alí Chumacero nació en Acaponeta, Nayarit, el 9 de julio de 1918. Sus obras poéticas son “Páramo de sueños”, “Imágenes desterradas” y “Palabras en reposo”, y “Los momentos críticos” concentra su prosa acerca de obras literarias, pintores y escritores. El poeta nayarita, eterno amigo de la sonrisa y la generosidad, será homenajeado este jueves 13 de julio en la sala Manuel M. Ponce en punto de las 19 horas.

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