Vaivenes en las tasas

Por la espiral
Claudia Luna Palencia

-Vaivenes en las tasas
-En Europa y EUA suben
-En México: doble política en tasas

El mercado internacional muestra nuevas inestabilidades ocasionadas por el precio del petróleo cuya carrera alcista parece no tener fin, de forma frecuente establece un nuevo techo provocando una consecuente preocupación mundial por las altas cotizaciones, su impacto en la inflación, el crecimiento y  en general en la macroeconomía.
 En respuesta a esta compleja madeja, la política monetaria retoma su papel esencial como dique en busca de la estabilidad en los países, cada uno maniobrando para dar respuesta a su naturaleza interna.
 Estamos atestiguando  la antesala de los próximos 4 años, porque de continuar los petroprecios en los niveles actuales (han subido 33% desde diciembre pasado) o incluso llegar a nuevos techos, tendríamos entonces,  un mercado internacional falto de liquidez aderezado con un menor ritmo de crecimiento global.
 Por lo pronto, la mayoría de las decisiones en política monetaria, en el rol de las tasas de interés, son tomadas considerando: 1) El comportamiento de los precios, en suma, de la inflación. 2) La evolución del crecimiento económico. 3) La dinámica que registra la actividad secundaria de la producción, en el ramo de las manufacturas
De esta manera, en Europa, el  Banco Central Europeo  (BCE) aumentó en 25 puntos base sus tasas de interés a 2.75 por ciento. Se trata del tercer incremento desde noviembre del año pasado.
Dentro de la comunidad de la Unión Europea (UE) únicamente sucedió una excepción con el Banco de Inglaterra que ha sostenido  sin  cambio sus tasas de interés en 4.50%, el mismo nivel desde hace 9 meses.
Estudios Económicos de Scotiabank Inverlat indica que otras economías siguieron la línea del BCE como el Banco Central de Corea del Sur al subir  un cuarto de punto su tasa de referencia, a 4.25 por ciento.
A COLACIÓN
 Todo apunta a que, en Estados Unidos, la Reserva Federal  (FED) volverá a subir los tipos de interés.  Según la apreciación de Scotiabank Inverlat, en la próxima reunión de la FED es probable un nuevo ajuste alcista de 25 puntos base.
 En un entorno en donde los principales polos de atracción del capital están aumentando sus tasas de interés, para economías como la mexicana en un año de elecciones presidenciales,  el diagnóstico de los próximos meses puede ser muy delicado por la enorme competencia que significa que Estados Unidos pague tasas más altas a los inversionistas, lo mismo que la Unión Europea y además países asiáticos.
 Asimismo existe el otro efecto, el que golpea a un país deudor. No es conveniente para México el alza internacional de las tasas por el impacto directo en nuestra posición deudora con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Club de París y otros organismos.  Es encarecer la deuda externa.
Lo mejor que podemos hacer, para anticiparnos a la espiral, es presionar al  candidato que resulte electo presidente en las urnas el próximo 2 de julio para instrumentar un programa de acción efectivo para pagar la deuda externa pública, de una vez y por todas.
SERPIENTES Y ESCALERAS
 La tónica es la de subir las tasas, unas economías lo hacen para contrarrestar los efectos inflacionarios por los petroprecios, en México la política monetaria mantiene una estrategia conforme al comportamiento de la inflación, en los últimos años ha sido restrictiva, con tasas consistentes entre el 7% y el 9%  con efectos directos en el ritmo de la economía.
No obstante, desde el segundo trimestre del año pasado, Banco de México modificó la estrategia y decidió “aflojar” la política monetaria, empezando por una reducción en las tasas de interés, ampliación de la base monetaria y enviarle la señal a la gente de que la aceleración del crecimiento económico es plausible consumiendo, el incentivo de menores tasas pagadas al ahorrador provoca decisiones de consumo. Y así sucedió.
¿Qué tan buena ha salido la pericia de reducir tasas en México?  Desde mi punto de vista, es contraproducente.
El banco central toma una decisión de impulsar a la economía en el último tramo del sexenio, y cuando se espera una volatilidad en los mercados financieros por el ambiente político, en lugar de crear un  premio atractivo en tasas para que los capitales se queden aquí, se hace todo lo contrario.
Como fue notorio, desde el segundo trimestre del 2005, el Banco de México orientó la política monetaria, en especial la parte que se refiere a las tasas de interés, hacia una desvinculación de las acciones de la Reserva Federal.
Desde el 2004, la Reserva Federal empezó a elevar de  manera gradual las tasas de interés hasta llevarlas a niveles no vistos en los últimos cuatro años. En los primeros días de noviembre del 2005, la tasa federal de fondos que se aplica a los préstamos interbancarios subió un cuarto de punto porcentual, hasta 4 por ciento.
El martes 13 de diciembre del 2005 ocurrió otro ajuste alcista durante la última reunión del Comité de Mercado Abierto de la Fed en dicho año. En esa ocasión las tasas de los fondos federales y la de descuento aumentaron 25 centésimas, a 4.25 por ciento.
Desde junio del 2004, hasta el 13 de diciembre del 2005, la FED subió en 13 ocasiones las tasas de corto plazo; y lo siguió haciendo en los primeros cinco meses del 2006.
Ello obligó a que en México las tasas cerraran en el 2005 en un nivel promedio del 9.20 por ciento, es decir, tuvimos el  rebote más alto desde el 2001 como podemos observar a continuación con el nivel de los Cetes a 28 días: en 1999 fue de 21.41%; 2000 de 15.24%; 2001 de 11.30%; 2002 de 7.08%; 2003 de 6.23%; 2004 de 6.82%; y 2005 de 9.20 por ciento.
Empero ahora, los Cetes a 28 días rondan el 7% y tienen la expectativa de bajar más.
P.D.
Ojalá que esta tónica fuera consecuente en las referencias del sistema financiero con actividades en las que persiste una dualidad perversa en las tasas, aberrante, por los enormes diferenciales entre las tasas de interés activas (las que cobran los bancos por el costo del crédito) y las tasas de interés pasivas (las que pagan los bancos a los ahorradores), el diferencial entre ambas, el spread, es un parámetro de la ineficiencia de los intermediarios financieros en el país.
Por ende, es ilógico que Banamex pague intereses anuales del 2% por ahorros tradicionales en un pagaré a 28 días por 20 mil pesos; y en cambio, cobre tasas promedio del 39% anual en las tarjetas de crédito y casi el doble por moratoria.
Y así es con todos los bancos. El Banco de México tiene que reordenar su estrategia en las tasas de interés y evitar una doble política en el sistema financiero donde importa más la usura que captar al público inversor.
Agradezco sus comentarios a: claulunpalencia@yahoo.com

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