“Jai”, una parábola del amor y la esperanza humanos

La inocencia reflejada en los bellos
ojos de una de las protagonistas
 Foto: Cortesía FICA

Por Benjamín Solís
Reportero Azteca 21

Ciudad de México. 6 de junio de 2006. Dentro de los cortometrajes que se exhibieron en el II Festival Internacional de Cine Acapulco 2006 (FICA) sobresale la producción mexicana “Jai”, que podría interpretarse como “vida” o “esperanza”, una breve historia de amor en medio de un mundo cada vez más deshumanizado. Cuatro personajes son suficientes para contarla, los abuelos y sus dos nietos: una niña y un niño, una escena familiar y la sencillez de los diálogos. Con estos elementos, el director Ariel Zylbersztejn construye una historia de proyección universal profundamente humanista: la memoria y el amor de una niña y su abuela frente al odio de otra época.

La historia transcurre en lo que podría ser una casa de la ciudad de México, los nietos que se encuentran saliendo de la infancia todavía conservan cierta inocencia y gran imaginación distintiva de la niñez; a su vez, son lo suficiente inteligentes para sacar sus propias deducciones del mundo real. Una familia de origen judío, la abuela y el abuelo, dos sobrevivientes del Holocausto; los señores están cuidando a sus nietos, la niña descubre una extraña marca de números grabados en la muñeca de la abuela, asediada por la duda le pregunta qué es aquélla, la señora simplemente le dice que esos números, al sumarlos, dan el número del amor, el 18, y que está contenta de tener ese número.

Al día siguiente, la pequeña ve lo mismo en el brazo del abuelo, sólo que sus números son distintos y no suman 18; la pequeña interroga al abuelo y le dice que su número no es del “amor”, que no es suma. El abuelo le pregunta “¿Quién te dijo eso?”, la niña contesta que la abuela, el hombre entonces inventa una simple artimaña para hacer que sus números sumen 18 y le explica que también son sus números del amor, pero diferentes.

El cortometraje llega al clímax cuando la niña se escribe en su muñeca un número, emocionada va con su hermano menor para enseñarle su “número del amor” y el niño jugando videojuegos en la televisión simplemente le recrimina de una manera escéptica que eso es falso, que ese número no es del amor ni nada de eso, sino que se los pusieron a sus abuelos porque los quisieron matar; la pequeña con su visión del mundo dice que se dejará el número porque si a sus abuelos ya se les olvidó que los quisieron matar, entonces su número servirá para no olvidarlo.

El cortometraje de Ariel Zylbersztejn conjuga magistralmente los recursos cinéticos con los literarios, dándonos por resultado una hermosa enseñanza, una parábola de la esperanza frente al caos y la destrucción; la niña, al descubrir la verdad de aquel número, no se desilusiona ni se viene abajo su fantasía, aunque el engaño de la abuela es descubierto al final, sirve para que la nieta no desee olvidar lo que pasó. Así una niña es la que salva al género humano del caos, del olvido y de la indiferencia al horror; no hace falta tratar de entender las causas del genocidio, sino que no hay que olvidar y tener fe en la vida.

“Jai” (México 2005, 9 minutos), guión y dirección de Ariel Zylberrsztejn; producción: Crimsom Forest Films; fotografía: Javier Mornosky; sonido: Federico Castillo; edición: Maite Argüelles y Ariel Z.; reparto: Max Kerlow, Ziuta G. de Kerlow, Paul Cortina y Adela Escandón.

Comentarios a esta nota: benjamin@azteca.net

Leave a Reply