Las edades del dinero

POR LA ESPIRAL
   Claudia Luna Palencia

-Las edades del dinero
-El ciclo infantil es básico
-60 años y productividad

La ciencia económica preocupada por los equilibrios enfrenta retos acuciosos para, de forma muy didáctica, orientar a la gente a vivir en un mundo marcado con profundas disparidades en el mercado laboral.
 Los desafíos actuales procuran un cambio de mentalidad en la población más joven que debe añadir a su educación familiar y escolar, la asimilación de valores fundamentales para enfrentar lo mejor posible los desequilibrios, hablamos de: previsión temprana (ahorro); posesión oportuna (bienes); propensión al riesgo (ahorros e inversiones); mentalidad de líder (actitud empresarial); sed de conocimiento (educación para ser mejor); retiro oportuno (planear la tercera edad); y estafeta generacional (aportación de valores, consejos y conocimientos a las nuevas generaciones).
 El ciclo de la edad productiva, en el que hombres y mujeres participan, lleva una curva de rendimiento marginal, esto es, las primeras actividades laborales sirven para acumular experiencia, conocimiento, relaciones públicas, contactos que permitirán avanzar en contratos posteriores o en puestos técnicos, ejecutivos, gerenciales y de alta dirección. La curva sufrirá un estancamiento después de los 40 años de edad, donde el mercado laboral empieza a cerrarse como un embudo y entonces, la curva del trabajador, menguará poco a poco e irá decreciendo.
 Esta realidad invita a la prudencia, por medio de  optimizar las primeras etapas de la edad productiva. Aprovecharlas al máximo. Hemos dedicado artículos para destacar la relevancia de que los padres de familia apliquen e inculquen criterios de ahorro (aunque sea poco, pero constante)  que a la larga darán cierto margen de maniobra.
 La edad del dinero, su fase inicial,  es loable desde la infancia, de tal suerte que cumplida  la mayoría de edad surja la primera decisión, entre pagar una carrera técnica o universitaria, o un negocio propio.
 Entre los 20 a los 30 años de vida de la  persona, la edad del dinero entra a una segunda fase, crucial para la cultura económica unipersonal, en la que el joven irá formando su propio historial financiero desde el momento en que obtiene una tarjeta de crédito.
 Se trata de una etapa toral dado que, las malas decisiones  financieras y la falta de una cultura de pago, harán mella después.
 En el tiempo de los 20 a los 30 años, la primera elección es la de una tarjeta de crédito, sirve para inaugurar el historial crediticio del joven, lo que será la llave para posteriores créditos (automotriz, de consumo, hipotecario, empresarial, etc) o el candado para no aplicar por ninguno más o tener muchas dificultades para lograrlo.
 En forma de consejo: sugiero una sola  tarjeta de crédito utilizada como un “colchón” de emergencia, nunca en forma de extensión del ingreso. En los primeros años de la vida productiva no es conveniente aceptar una tarjeta de crédito que supere el monto mensual del ingreso percibido, dado que significa una tentación para el endeudamiento permanente y el sobregiro peligroso.
 Las instituciones bancarias cuentan con una amplia carta de dinero plástico. Es pertinente, antes de tomar una decisión, consultar la página de Internet de la Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF) que archiva de manera actualizada los intereses mensuales, anuales, el costo total y las comisiones que cobran las tarjetas de crédito.  La liga es http://www.condusef.gob.mx.
 Yo recomiendo que la primera tarjeta de crédito que eligió el joven le dure toda la vida, generalmente cada 3 o 5 años los bancos extienden el monto de financiamiento a los clientes cumplidos y con fidelidad.
 Después de esta primera decisión, la persona en edad productiva debe considerar que si tiene un trabajo formal con prestaciones para vivienda, independientemente de que tenga planes o no de casarse, o mudarse de la casa de sus padres, tiene que  aprovechar la prestación de vivienda. 
 Es costumbre  aplicar por un crédito para  casa o departamento en cuanto surgen los planes para matrimonio. Creo que en la actualidad es bueno solicitar el  crédito del INFONAVIT, FOVI, FOVISSSTE, FONHAPO, tan pronto transcurra el primer año de trabajo, independientemente de los planes matrimoniales,  y entre más joven mejor. Recuerde que se trata de créditos a pagar de 20 a 25 años. Un crédito hipotecario adquirido a los 23 años de edad estará finiquitado cuando la persona cumpla 43 años de edad.
 En esta etapa más que trabajar en pro de gastar el dinero en un auto o en pedir un crédito, el objetivo central será lograr  un patrimonio, no importa que sea pequeño, es un escalón que llevará a otro más.
Además son fundamentales los planes de ahorro y contratar una Afore elegida libremente para los esquemas de  retiro.
A COLACIÓN
 De los 30 a los 40 años de edad, la estabilidad emocional debe ir acompañada con la estabilidad económica. Pensar en la familia con un departamento adquirido que se puede rentar o en el que se puede habitar es un oxígeno para los gastos.
 La vida en pareja implica otro reto: el de la planeación mancomunada, si uno gasta todo y el otro ahorra, es cargarle la mano al previsor. Entonces deben existir intereses comunes como la adquisición de un coche, cambiar de lugar de residencia, comprar un terreno y construir una casa; adquirir un negocio. Debe canalizarse el dinero ahorrado en la etapa anterior en un portafolio en  fondos de inversión, de renta fija (menos riesgo) y de renta variable (mayor riesgo) incluso participar en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV). Todo dinero ocioso es dinero improductivo.
 De los 40 a los 50 años,  la  persona debe dedicar esfuerzos para impulsar su propia empresa, elevar sus estímulos intelectuales y creativos. El ahorro que inició desde temprana edad sirve para inversiones en activos, como bienes raíces e inmuebles. Recibir una renta mensual por un bien, es un amortiguador que puede canalizarse para la etapa infantil del ahorro de los hijos.
 De los 50 a los 60 años de edad, el horizonte invita a planear los años venideros, incluso meditar sobre la conveniencia de cambiar de residencia a un lugar más tranquilo. Por precaución hay que reforzar la seguridad económica personal y familiar con un seguro de vida y de gastos médicos.
 A diferencia del ciclo de la edad productiva, que llega un momento al estancamiento y luego al declive, la edad del dinero, su ciclo, va de menos a más, completarlo es cuestión de constancia y disciplina para el ahorro, de cuidar el crédito y dar los pasos  adecuados en el momento justo.
 

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