Estamos demostrando que es posible y es posible por otros caminos: Hugo Chávez

Chávez en Londres

Por: Rubén H. y Mónica Bergós

A las cuatro de la tarde en el "Camden Centre" comenzaba la esperadísima charla del presidente electo de Venezuela Hugo Chávez Frías en Londres tras días de confusión e incertidumbre en las que casi nadie sabía con certeza y de hecho hasta el último momento no se tuvo noticia de quién y quién no podría acudir a un esperadísimo encuentro “no oficial” entre el alcalde de Londres Ken Livingston y el controvertido y carismático líder latinoamericano.

Unas horas antes, hacia las 9 de la mañana, un numeroso y sufrido grupo de admiradores se concentraba en la entrada del hotel donde estaba prevista la llegada de Chávez. Allí permanecerían más de cinco horas coreando himnos y eslóganes de todo tipo que irían desde la solemne interpretación a coro del himno nacional venezolano a la celebrada y divertida casi declaración de amor “Chávez, papito, te quiero dar un besito” repetida hasta la extenuación por mujeres del círculo bolivariano londinense.

Al fin sobre las dos y media Chávez hizo aparición en el hotel rodeado de un fuerte dispositivo de seguridad que no pudo impedir que se produjera un prolongado contacto afectivo y verbal donde se cruzaron palabras y gestos de admiración mutuos entre Chávez y sus seguidores. Hubo gritos, choques de manos y hasta besos y abrazos. La cantora italiana Silvia Balducci consiguió arrancar a Chávez  unos minutos de interpretación de algunos temas populares venezolanos entre los que se encontraba el ya clásico “No basta rezar” del desaparecido venezolano universal Alí Primera. Mientras, seguidores y prensa se agolpaban alrededor con cámaras y grabadoras para robar un recuerdo visual o auditivo de un acontecimiento que muchos de ellos no olvidarán durante el resto de sus vidas.

Ya en la conferencia, que duró más de cuatro horas y fue retransmitida por la televisión nacional Venezolana en el contexto del programa dominical “Aló Presidente”, Chávez demostró una vez más que la claridad de ideas y el discurso coherente no están reñidos con un lenguaje directo, cercano y sin artificios. Hugo Chávez habló de los sueños y esperanzas, de las amenazas y desafíos a los que se enfrenta el pueblo venezolano, de filosofía, de economía, de lo social, de lo político  de lo divino y de lo humano. También por supuesto hizo gala de su natural tendencia a crear polémica con declaraciones tan llamativas como en la que dijo que “EEUU también tiene un misil apuntando a Inglaterra  si a este país se le ocurre ir en contra de los intereses norteamericanos”, o un ofrecimiento de una especie de trueque alternativo a las transnacionales sobre el petróleo entre Londres y Caracas para atajar la “pobreza londinense”.

Al final, un público entusiasmado que escuchó con atención de principio a fin las más de cuatro horas de discurso de Chávez en el corazón del viejo imperio británico, acabó festejando y gritando de alegría en una emotiva despedida al presidente de Venezuela. La alegría de una gran parte de la población latinoamericana que tras años de oscurantismo, teorías y apologías de la desesperanza colectiva y “el fin de la historia” se siente identificada con el energético y positivo canto a la esperanza de Chávez.  Porque como insistió el gobernante venezolano: “estamos demostrando que es posible y es posible por otros caminos”

 

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