“La saga de la V voladora”, novela ciberpunk ciento por ciento mexica

Una novela cercana al
‘leitmotiv’ clásico de la
novela policiaca
Foto: Enrique Montañez/
Azteca 21

Por Enrique Montañez
Reportero Azteca 21

Ciudad de México. 13 de mayo de 2006. La literatura de ciencia ficción (CF) escrita en México tiene un problema: la extrema solemnidad con que es abordada. El género es respetado con devoción y se veneran los esquemas narrativos y propuestas temáticas impuestos por los grandes autores de esta vertiente literaria: Gibson, K. Dick, Asimov, por mencionar sólo algunos. Pareciera impensable la materialización de una obra irreverente que deconstruya los cánones mencionados, mas no imposible.

Precedida por la censura, la novela “La saga de la V voladora”, de R.G. Wolffer, por fin aparece completa en formato de libro. La extinta revista literaria “Biombo negro” comenzó a publicarla por entregas en sus números; pero después de dos capítulos, el largo y férreo brazo de Gobernación se posó sobre el hombro de los editores de la revista y se vieron forzados a no publicarla más, pesaba sobre ellos la amenaza de retirarles el permiso para que “Biombo” continuara difundiendo la literatura alternativa. A principios de este año, Ediciones Cuiria y el autor decidieron desempolvar el original y publicarlo.

“La saga…” es una novela que sitúa literariamente a la ciudad de México en la posición de metrópoli digna de un posapocalipsis social y tecnológico no muy lejano al “sufrido” por las grandes urbes de novelas como “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” o “Neuromante”. Wolffer, de reconocida trayectoria como autor de la también llamada “literatura de anticipación” y dueño de una prosa ágil y humor desternillante, asimila con solvencia los elementos del ciberpunk, corriente radical de la ciencia ficción, y los retuerce para conseguir su objetivo personal, es decir, una ciencia ficción netamente mexicana, adaptada a nuestros usos y costumbres, y por ello colorida y contradictoria como ninguna.

Nos presenta una ciudad de México con ciertos avances tecnológicos (aeropatrullas, vecindades subterráneas, holofaxes, pistolas lanzafotones, carrojets, microcolectivos voladores), propios de un país que llegó tarde a la era de la hipertecnologización y por simple inercia, no por sus méritos sociales y científicos; pero un lugar donde todavía es posible comer en cualquier esquina tacos de carnitas, beber caguamas, pulque y caña.

La contaminación se ha potencializado hasta el grado de ocasionar mutaciones, enfermedades inimaginables y además nuevos especímenes biológicos: vampibriagos, vaginas libres de sus dueñas, voladoras y carnívoras, renacuajos con cara de niño capaces de transmitir la “peste ancestral”, que diezmó gran parte de la población mundial, y un sinfín de bichos de suma peligrosidad. Una ciudad sobrepoblada, el grueso de los habitantes lo componen individuos hambrientos y ávidos de venganza social; donde la corrupción no se ha extinguido y las oscuras instituciones “del pasado” siguen incólumes.

La premisa de la novela es cercana al leitmotiv clásico de la novela policiaca, otro género “marginal” de la literatura universal que casi siempre colinda con la CF: el crimen. Una serie de asesinatos brutales tiene en jaque a las autoridades. El Mayor Perales, extorsionador y corrupto, y Serapio, yonqui, ebrio y necrófilo consumado (gusta violar los cuerpos de las muertas que llegan a esa especie de Semefo futurista), serán los agentes judiciales de la Procuraduría encargados de investigar los misteriosos asesinatos. Con una inusitada rapidez de investigación, se percatan de que se trata de un rito que no es sino el principio de una conspiración mayor contra el género humano, propiciado por entes oscuros con facultades fantásticas bajo las órdenes de la Infanta Asesina, mujer letal pero de una sensualidad extraordinaria, monstruo ominoso. Los resultados serán de alcances míticos, propios de cualquier epopeya clásica.

Entre albures, deyecciones, sanguinolencias, escatologías y humor, mucho humor, “La saga de la V voladora” es una novela que bien puede considerarse un hito en la ciencia ficción mexicana por su carácter desacralizante del género y parte fundamental de la carrera de Wolffer como escritor de ciencia ficción.

Los valores de la obra, sin embargo, no se reducen sólo a ello, también por sumarse con inteligencia a esa búsqueda infinita por dilucidar las densidades perversas de la naturaleza humana. La maldad, ambición de poder y el deseo indomable por la aniquilación del prójimo son constantes del ser humano que se sobrepondrán a cuanto Armagedón se presente en el panorama cada vez menos incierto de eso que llaman futuro.

Por cierto, la portada es de “El fisgón”, connotado monero mexicano. Cabe mencionar que conseguir la novela es tan intrincado como ir al cielo o al infierno, pero vale la pena. La revista independiente “Cuiria”, que mucho tiene que ver en la publicación de la novela, se distribuye en locales cerrados y librerías de prestigio. En ella encontrarás las pistas necesarias para contactar al autor.

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