Según la mitología azteca Huitzilopochtli degolló a Coyolxauhqui por defender a su madre

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Huitzilopochtli, dios azteca
del Sol y la Guerra Foto: Internet
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México, D.F.; 10 de mayo de 2006.-Refiere el antiguo mito azteca que cuando Coatlicue, la diosa vieja de la Tierra, se encontraba a punto de ser asesinada por su propia hija Coyolxauhqui (la Luna); de su vientre surgió Huitzilopochtli, quien con una serpiente de fuego degolló la cabeza de su hermana y puso en fuga a sus hermanos, los Centzonhuitz›náhuac o estrellas.
Blandiendo su arma, el dios azteca encarnado del Sol, defendió a su madre de las dudas que sus hijos tenían sobre su embarazo, ella, mientras barría, había recogido un plumón que después de ponerse en el pecho, engendró a uno de los más grandes dioses de esa civilización.
El mismo episodio de la proceación celestial, se repite en la religión cristiana que a partir de 1521 fue impuesta a los pobladores de la Nueva España.
Esta creencia agrega además el sufrimiento que la Virgen María padeció cuando Jesús murió en la cruz y que da cuenta de una estrecha relación de protección y unión entre madre e hijo que se extiende hasta nuestros días.
De acuerdo con el especialista en antropología, el investigador Xabier Lizárraga Cruchaga, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), "la madre mexicana, tiene que ver con un aprendizaje histórico que proviene tanto del mundo prehispánico como del mundo colonial de la España cristiana".
La figura materna, estimó en entrevista con Notimex, "es una mujer avocada al servicio de sus hijos, al sacrificio por los hijos y aunque evidentemente hay excepciones, generalmente hay este aprendizaje que se desprende de la condición de la mujer mexicana".
Como sucedió en muchos casos, el choque cultural que produjo la llegada de los españoles a América, eliminó y creó nuevas condiciones de vida y de relación entre los antiguos pobladores de estas tierras, sin embargo, para Lizárraga este fenómeno no sucedió en el caso de la madre.
Obviamente, explicó, el concepto de "maternidad se parecía mucho entre lo prehispánico y lo español, esta sumisión y esas entrega al hijo o a la hija, es algo que venimos arrastrando desde épocas históricas".
Sumado a ello, el especialista agregó, "lo venimos también cargando, como parte del bagaje evolutivo, pues finalmente somos primates y también las hembras primates son madres cuidadosas, madres encargadas de enseñar al niño como moverse por el mundo".
En lo personal, consideró "no hubo choque cultural en el aspecto general de la maternidad, pues explicó, "en lo que es la dedicacion para con los hijos, yo creo que tenemos dos culturas que en ese sentido son muy semejantes".
Esta relación se encuentra para el especialista, principalmente en la concordancia de los aspectos religiosos que cada uno de los protagonistas compartían, "eran muy semejantes en aspectos religiosos de creer que hay que confesar los pecados, tener una penitencia y que hay que tomar un alimento después para santificar esa penitencia".
Como en gran parte de las culturas occidentales, la madre siempre ha constituido un eslabón importante de cohesión familiar que está al tanto no sólo de los alimentos, educación y vestido del niño, sino de un sentimiento de protección y sacrificio por el "ser amado" que vuelve esta relación, tanto entre indígenas como mestizos, muy parecida.
"En esa medida, hay muchas coincidencias y yo creo que la primera, es el papel que ocupaba la madre en la organización social y familiar", proporcionando al crío, la satisfacción de sus necesidades principales.
Al respecto, el especialista Gerardo Rodríguez Casas, de la Universidad Auntonóma del Estado de Mexico (UAEM), refiere en su artículo "En torno a la dimensión ética de la familia mexicana. Búsqueda de una visión integrativa e integral", que entre los aztecas hubo un periodo en el que predominó el matriarcado con divinidades femeninas.
El pueblo azteca, refiere, "veía en Tonantzin la figura de una mujer virgen que da a luz al héroe (al igual que Coatlicue). La ética mítica pedía a la mujer que encarnara a la diosa, que representaba a su vez un elemento del universo, la tierra y a semejanza de ella, fuera madre y virgen".
A partir de esa lógica, aparece en la percepción indígena la virgen y madre Santa María de Guadalupe, "las madres aztecas apreciaban grandemente la procreación: cuidaban con cariño a sus hijos, a quienes daban leche por cerca de cuatro años, privándose, en cuanto les era posible, de relaciones con sus esposos".
Esa responsabilidad de proporcionar protección y cuidado a los hijos, "se ha prolongado hasta nuestros días: la madre es el centro familiar y mientras que la sociedad se rige por el poder masculino, el valor fundamental del hogar es la maternidad", señala Rodríguez Casas.
Este esquema, es de acuerdo con Lizárraga Cruchaga, "aprendido por la mujer mexicana desde muy pequeña" e incluye como van a tener que ser cuando sean madres aprendiendolo a través de los juegos y la observación de sus propias madres o de muchas otras mujeres.
La madre en la sociedad mexicana, sostiene el investigador, "es una institución social y afectiva que desafortunadamente tambien se ha convertido en una institución comercial, no obstante a diferencia de la paternidad es una realidad biológica".
No obstante la hegemonía cristiana, en cada relación materna que surge diariamente en México y que se ha celebra este 10 de mayo, subsiste el sentimiento de protección y amor que tuvo Huitzilopochtli por Coatlicue, cuando gracias a su defensa y de acuerdo al mito, fue posible que los hombres continuaran viendo el día y la noche. (Notimex)