Los próximos meses del peso

Por la espiral
Claudia Luna Palencia

-Los próximos meses del peso
-Podría llegar hasta 11.59 por dólar
-Retornaría debajo de 10.80 en diciembre

En México, la palabra volatilidad está presente para  los asesores de los portafolios de inversión, agentes económicos y participantes nacionales y extranjeros en las opciones  que ofrecen los mercados financieros. Hay riesgo de corto plazo y lo recomendable es diversificar posiciones.
 Es una realidad: en la medida que se acerca la cita democrática del 2 de julio, es cada vez más frecuente leer y escuchar  de los asesores y las firmas donde trabajan que el tipo de cambio enfrenta un  destello de volatilidad, especulación y nerviosismo, aspectos que abren nuevas expectativas para la cotización del peso respecto al dólar al menos hasta que disminuya el efecto de la burbuja por la  incertidumbre político-electoral.
Si bien, durante el último año y medio, el peso logró una apreciación nominal importante, a partir del pasado mes de marzo el tipo de cambio registró un tirón desde los  10.47 pesos por dólar hasta los 11.13 pesos por dólar, el 7 de abril. La presión que recibe el peso es mucho mayor que la del escenario electoral del 2000.
Es tiempo de que tome usted sus precauciones, los inversionistas están diversificando el riesgo contratando portafolios de inversión una parte en dólares, otra en pesos, en deuda y una  más en renta variable.
 Para el asalariado normal, con determinado nivel de ahorro y de endeudamiento, lo más prudente es que en la ruta de estos 2 meses no tome  más créditos de ninguna especie.
En situaciones de que la persona tenga avanzados los trámites para contratar un crédito hipotecario, sea con un banco, una sofol o alguna dependencia gubernamental, debe remarcar la necesidad de un crédito a tasa fija y preguntar si el crédito cuenta con algún “paraguas”  en caso de inestabilidades en los mercados, rebotes abruptos de las tasas hipotecarias; etc
 Por su parte, las personas con créditos al consumo ligados al  comportamiento del peso y el dólar, deben tomar en cuenta que a partir del segundo trimestre del año (abril-junio) el peso comenzó a depreciarse respecto  a la divisa estadounidense, así es que al impacto de las tasas,  hay que agregar el encarecimiento del crédito por la depreciación del peso versus el dólar. Lo mismo acontece con aquellas personas y familias que pagan tiempos compartidos en mensualidades con pesos, pero bajo contratos con una línea de financiamiento en dólares.
 Por favor no ignore lo siguiente: el Departamento de Estudios Económicos de BBVA Bancomer advierte que “las elecciones en México no están exentas de una posible pérdida de confianza; a pesar de ello la solidez de los fundamentales mitigará las presiones de corto plazo”.
 En el documento “Situación México” elaborado por el grupo español aparece un ejercicio acerca del comportamiento del peso, a partir de un aumento en la volatilidad, estimada en 2 veces el efecto que sucedió en las elecciones del 2000 en las principales variables financieras.
Con el tipo de cambio de 11.0 pesos por dólar,  si las elecciones fueran dentro de  un mes, la simulación de BBVA Bancomer de 2 veces la incertidumbre en las elecciones llevaría al tipo de cambio hasta  un nivel de 11.59 pesos por dólar. El efecto quedaría diseminado  tres meses después.
Para el Departamento de Estudios Económicos de BBVA Bancomer “esta depreciación simulada de 5.36% no representa un escenario de riesgo, aunque  captura una mayor incertidumbre en un contexto de fortaleza estructural”.
A COLACIÓN
 Tenemos un mercado cambiario de libre flotación susceptible  a una serie de factores, internos y externos, para los ajustes que todos los días suceden, segundo a segundo, del peso respecto al dólar. Es bastante común que el tipo de cambio de apertura termine cerrando en otro nivel en una determinada jornada, sea unos centavos, más o menos, a favor o contra, de la moneda mexicana. Es entendible por  el rol de la libre movilidad entre la oferta y la demanda.
 Asimismo, el papel de las reservas internacionales es fundamental para el mercado cambiario. Lo fueron en su momento cuando tuvimos la paridad fija; la época de los deslices en un tipo de cambio semifijo y controlado. Desde luego lo son en un mercado como el actual de libre movilidad. Es un alivio saber que, según reportes del Banco de México, hasta el 28 de abril pasado, el saldo  de las reservas se ubicó en el renglón de los 70 mil 611 millones de dólares.
 Contamos con un soporte en reservas cuantioso, los datos de la macroeconomía  son en general aceptables, siguen entrando dólares vía el petróleo, las remesas, el turismo, la inversión extranjera, esto es, tenemos liquidez pero no basta para calmar al  mercado cambiario vulnerable al ambiente político presente y futuro. Las expectativas.
 ¿Qué tanto puede empeorar la estimación del 11.59 pesos por dólar para el segundo trimestre? Depende del juego de espejos y la combinación de escenarios, desde proyectar las campañas como han transcurrido hasta ahora  con una serie de encuestas encontradas; que el clima político no pase más allá de los enfrentamientos verbales; y con indicios de que los candidatos tendrán la madurez para reconocer la derrota; o bien, podemos pasar a otro nivel, a otro escenario más complejo, con sondeos confusos y tendenciosos; añadir otros ingredientes para combinar un cocktail explosivo con más gente protestando en la calle por la intromisión del Gobierno Federal en la vida sindical; la extraña aparición del Subcomandante Marcos en un asunto como el de Atenco, con la intención de sobredimensionar el asunto; hasta derramar la violencia en distintos  órdenes precisamente cuando se acusa de una ingobernabilidad nacional.
 Estamos especulando para un lapso del corto plazo y todavía falta avizorar el tercer trimestre del año que puede resultar tan inestable para el peso en la medida en que se digieran los resultados electorales y los candidatos perdedores acepten su derrota.
 Por lo pronto, los bancos, las casas de bolsa, las agencias de inversión reconocen en sus análisis que una elección cerrada implicará mayores probabilidades de un conflicto post-electoral.
SERPIENTES Y ESCALERAS
De forma objetiva se lo digo, no  hay razón alguna para que este año  suceda un abrupto ajuste cambiario, salvo que existan veladas intenciones de crear otro escenario parecido al de noviembre y diciembre de 1994.
¿A qué candidato, de qué partido, le beneficiaría más un escenario catastrófico en lo económico? ¿Quién gana convocando, de nueva cuenta, el voto del miedo?
 Agradezco sus comentarios a:claulunpalencia@yahoo.com

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