La filosofía en nuestro vivir cotidiano, tema de “Indagaciones inhumanísticas”

Un libro accesible para
quienes no nos dedicamos
 al estudio de las
corrientes filosóficas
Foto: Gregorio Martínez
M./Azteca 21

Por Darío S. González M.
Reportero Azteca 21

Ciudad de México. 26 de abril de 2006. Si bien es común suponer que la filosofía se mantiene aislada, lejana y hasta ajena a nuestra cotidianidad, lo cierto es que no hay nada más falso. Filosofar es una de las actividades exclusivamente humanas, pues está muy ligada con nuestra capacidad de reflexión; sin embargo, es una gran verdad que en estos tiempos pareciera que casi todo lo que nos rodea tiene como objetivo distraer nuestra atención con el propósito de no reflexionar y, por tanto, alejarnos de la filosofía lo más posible.

En estas circunstancias, siempre será bien recibida una publicación como “Indagaciones inhumanísticas”, de Mauricio Ramos, donde se exponen filosóficamente temas actuales y cuyo lenguaje se mantiene accesible para quienes no nos dedicamos al estudio de las corrientes filosóficas, pero que, no obstante, no deja de ser preciso, como buena herramienta de todo pensador.

A lo largo de sus 16 ensayos breves, este autor, nayarita de nacimiento aunque tijuanense de formación, toca temas a todas luces atractivos: pornografía, cómics, la falsa irreverencia, la constante búsqueda del hombre (aún vigente), la necesidad de la reflexión, entre otros asuntos de incumbencia general porque en ellos reside, al igual que en la filosofía, el carácter netamente humano que nos diferencia de todos los otros habitantes de este planeta.

¿Quién no ha padecido, una vez cumplida la larga jornada laboral, el deseo de desahogarse, de romper la monotonía? En una sociedad donde cada vez más se respetan menos los derechos de los trabajadores y se les explota inmisericordemente por tiempos ilimitados, desestresarse resulta una consecuencia lógica y, para ello, esta misma sociedad ofrece paliativos que, si bien lo miramos, como diría Mauricio Ramos en “La bacanal como aditamento de repuesto”, no son sino refugios artificiosos, un mero aturdirse con el ruido para no escuchar.

La propuesta de nuestro filósofo tijuanense para contrarrestar estas actitudes es clara: “La viabilidad de la convalecencia del ciudadano común depende de un sistema de resistencia, basado en la razón experimental, el coraje dirigido, la tolerancia, el hambre de creación, la heterodoxia, la imaginación demoledora, el erotismo optimista, el amor loco, el arte rebelde”.

La propuesta anterior se aleja diametralmente de las supuestas soluciones que nos ofrecen los mercaderes de la diversión y del esparcimiento, pero que, sin embargo, nos acerca a convivir con nuestra esencia humana. Empero, en este mundo globalizado, mercantilista, alienante, ¿acaso no está lo humano, y por ende lo que llamamos humanidades, condenado a desaparecer?

Un no contundente es la respuesta de este estudioso de la filosofía en su ensayo “Humanidades y/o mercadotecnia”, pues dado que las primeras sirven para hacer crecer el espíritu, al mismo tiempo están facultadas para dar sentido existencial, y es de este modo como tan noble expresión puede cohabitar con actividades tan mundanas como el comercio, pues incluso la retórica, que es una de las expresiones humanísticas más antiguas, se la suele emplear de instrumento para efectos de difusión de propaganda mercantil o, como recientemente hemos visto, en todo el proceso de las campañas electorales, por citar un ejemplo actual.

Queden para reflexionar las siguientes líneas polémicas, que son apenas una de tantas ideas que podemos hallar en “Indagaciones inhumanísticas”: “En el fondo seguimos siendo profundamente medievales en nuestros constructos morales, y eso no es en realidad reprobable porque al final esa antigüedad que nos conforma tan sólo da cuenta de la constancia de las mismas preocupaciones humanas de siempre. Si bien Sócrates no se enfrentó con los dilemas de la clonación, sí con el problema de definir cuál es la esencia del ser humano, y ya medio contestar esto es bastante adelantar frente a esa extrañeza tecnológica. Igual que la realidad virtual encuentra discurso interpretativo en Descartes o Calderón de la Barca, la cuestión de la aldea global ya tenía fundamentos teóricos autorizados con Marx, y él mismo junto con Spengler ya mostraban extrañeza ante la relación fetichista sensual que teníamos con nuestras máquinas. Y acaso Platón no dio con su ‘República’ malas ideas a dictadores diversos, no seguimos debatiendo larelatividad o universalidad de los valores con Sócrates y Protágoras; y mientras arrastran a un perro muerto y caminan con una lámpara encendida en pleno día, muchos, igual que el provocativo Diógenes de Sínope, siguen buscando al hombre”.

Ideas filosóficas aplicadas a nuestra cotidianidad, a nuestra problemática moderna, en un lenguaje accesible y ameno, con la sorna característica de este pensador, es lo que encontraremos en los ensayos breves de Mauricio Ramos, “Indagaciones inhumanísticas”, Premio Literario Nacional en el género de Ensayo 2002 “Abigael Bohórquez”, coeditado por el Conaculta y el Cecut en su colección Ensayo, en Tijuana, en agosto de 2003.

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