Regiones y desempleo
Por la espiral
Claudia Luna Palencia
-Regiones y desempleo
-Crecimiento no basta
-Los 5 con mayor desocupación
En 5 años del actual sexenio, la evaluación del comportamiento del empleo a nivel nacional adquiere una calificación de “mediocre”.
El panorama no está para falsos optimismos ni triunfalismos exultantes en el terreno del empleo y el salario. Lo que tenemos es un fracaso elocuente producto de una falta de directriz para canalizar hacia el crecimiento y el desarrollo todos los excedentes en dólares que nos regalaron los petroprecios en el mercado internacional.
No existió nunca un acompañamiento de las metas del crecimiento con políticas para crear puestos de trabajo. El resultado: a lo largo de estos 5 años un total de 14 entidades de 31 estados y un Distrito Federal, permanecieron la mayoría de las veces por encima de la Tasa de Desocupación (TD) a nivel nacional que en 2001 fue 2.76%; 2002 de 2.98%; 2003 de 3.41%; 2004 de 3.92%; y 2005 de 3.58 por ciento.
Son entidades que, paradójicamente, están ligadas con la actividad industrial, fabril, maquiladora y automotriz parte del llamado sector secundario caracterizado por añadir valor agregado, que por cuestión de su naturaleza y la cercanía con las exportaciones hacia Estados Unidos, nos lleva hipotéticamente a pensar que la misma dinámica sirve para derramar en beneficios de empleo.
Recordemos que en columnas pasadas hablamos que en 2005, buena parte del crecimiento de México fue sustentado por los estados ubicados en la región Centro del país, que esta vez, lograron desplazar en importancia a las entidades de la región Norte dentro de su aportación al PIB nacional. A diferencia del 2004, cuando la economía creció 4.4% impulsada por el avance de 5.7% de la región Norte y de 4.5% de la región Centro, el año pasado fue precisamente esta región la que encabezó el tren de la generación de la riqueza.
De acuerdo con cifras preliminares condensadas por Estudios Económicos del Grupo Financiero BBVA Bancomer, en 2005 las diversas zonas geográficas contribuyeron al PIB de la siguiente forma: 1) Región Centro, el PIB creció 4.3 por ciento. 2) Región Norte, 3.8 por ciento. 3) Región Sur-Sureste, 2.6 por ciento. 4) Región Metro, 2.4 por ciento. 5) Región Occidente, PIB de 2.2 por ciento.
No obstante, son precisamente las entidades ubicadas en la región Centro y Norte, las que tanto en 2004 como en 2005, presentaron la más alta tasa de desocupación; y desde 2001 evolucionaron problemáticamente en el tema del desempleo casi de manera progresiva. Algunos estados presentan un comportamiento errático.
De esta forma, las 14 entidades que el año pasado registraron la mayor tasa de desocupación son en orden alfabético: Aguascalientes (5%); Coahuila (4.5%); Distrito Federal (5.6%); Durango (3.4%); Guanajuato (3.9%); Jalisco (3.6%); Estado de México (5.1%); Nuevo León (5.2%); Querétaro (4%); Sinaloa (3.2%); Sonora (3.4%); Tabasco (3.3%);Tamaulipas (4.2%); y Tlaxcala (4.4%).
Al menos 5 estados (Coahuila, Durango, Nuevo León, Sonora y Tamaulipas) pertenecen a la región Norte, una que visiblemente comienza a presentar signos de pérdida de competitividad, y de afectación por la dependencia hacia la maquila de exportación ligada al ciclo económico de Estados Unidos.
Otras 3 entidades están circunscritas a la región Centro (Aguascalientes, Guanajuato y Querétaro) que a pesar de encontrarse dentro del grupo que lideró las aportaciones al PIB nacional, resulta que su contribución a la generación de la riqueza no fue suficiente para que, siendo estados industriales y maquiladores, sucediera una mayor contratación de mano de obra calificada y no calificada.
Por último, ubicamos en la región Metro a 3 estados de la lista de los de mayor tasa de desocupación (Distrito Federal, Estado de México y Tlaxcala) aquí tenemos la misma circunstancia que la región Centro, a pesar de su actividad industrial y en la transformación, no aumentó el número de empleos. El pretexto puede ser que el año pasado la región Metro fue la que menos creció en comparación con el centro, norte y sur-sureste del país.
Adicionalmente, otro hecho a destacar, es que en el Distrito Federal se han construido diversas obras. Generalmente la actividad de la construcción provoca efectos positivos en otros sectores e incentiva el empleo, pero en el Distrito Federal no se cumplió tal ecuación, más bien el escenario fue pasando de un menor desempleo a uno mayor: 2001 (3.8%); 2002 (3.9%); 2003 (4.6%); 2004 (5.9%); y 2005 (5.6%).
A COLACIÓN
En 2001, los 5 estados con los mayores índices de desocupación fueron: Sonora (5.2%); Sinaloa (4.1%); Distrito Federal (3.8%); Coahuila (3.6%); Estado de México (3.6%).
Al cierre de 2005, entre los 5 estados con la mayor tasa de desocupación figuraron: Distrito Federal (5.6%); Nuevo León (5.2%); Estado de México (5.1%); Aguascalientes (5%); y Coahuila (4.5%).
Algo está sucediendo con la fórmula del presidente Carlos Salinas de Gortari, aquella de “la maquila es fuente de empleo” utilizada para defender el neoliberalismo, el adelgazamiento del Estado y el predominio de la iniciativa privada nacional y extranjera.
La maquila no es fuente segura de empleo, todo lo contrario, muchas empresas extranjeras siguen recortando personal para compensar los menores ingresos obtenidos por las ventas y el costo de una menor rotación de inventarios.
Las cifras del INEGI, las del personal ocupado en la industria maquiladora de exportación permiten conocer que en 2001 laboraban en la maquila a nivel nacional 1 millón 198 mil 942 personas, la situación fue a menos en los años posteriores: en 2005 la nómina cerró en 1 millón 167 mil 239 personas. De 2001 a 2005 tenemos una pérdida de 31 mil 703 empleos.
La cifra aumenta si partimos de la referencia del 2000 de 1 millón 291 mil 232 personas en la industria maquiladora de exportación. La comparación al 2000 implica una pérdida de 123 mil 993 puestos de trabajo.
GALIMATÍAS
Sabemos bien que las fuerzas del mercado por si mismas son incapaces de resolver los problemas del empleo, del poder adquisitivo, la defensa de las conquistas laborales, y otra serie de temas torales que requieren de un eje conductor indistinto al de la iniciativa privada.
El galimatías de este moderno siglo XXI es dar empleo a la gente, es hacer efectivo que el crecimiento sea el pivote (aunque no es la sola condición) con la orientación de un Estado rector y de una iniciativa privada, de motor propulsor. El punto es que no hay Estado rector, ni iniciativa privada nacional o extranjera, dispuesta a dar empleo, por eso tenemos ese caleidoscopio nacional de regiones que no pueden cristalizar empleos.