Un hito del teatro universal de todos los tiempos: Samuel Beckett

  Samuel Beckett, autor
del texto teatral más
influyente del siglo 20:
“Esperando a Godot”,
Foto: Internet

Saltillo, Coah.; 13 de abril de 2006.- Samuel Beckett, autor del texto teatral más influyente del siglo 20: “Esperando a Godot”, se encuentra presente en la escena literaria mundial que le rinde homenaje por su obra, escrita alternativamente en inglés o francés.

Pesimista para unos y realista para otros, Beckett es un hito del teatro universal de todos los tiempos.

Ganador del Premio Nobel de Literatura en 1969, Beckett es un escritor ciertamente difícil en las antípodas de la literatura de best-sellers y promociones televisivas de hoy, pero cuya lectura recompensa ampliamente a quien decide acometerla.

Conocido sobre todo por sus obras de teatro, en especial su obra maestra “Esperando a Godot”, Beckett es también, como su compatriota y maestro James Joyce, un novelista.

El autor de “Los Versos Satánicos”, Salman Rushdie, afirma haber descubierto sus novelas, sobre todo su trilogía “Molloy”, “Malone Muere” o el “Innombrable”, antes que su producción para la escena, y que, a sus ojos, Beckett es ante todo un novelista. “¿Por qué nos atormenta así? ¿Por qué nos hace recorrer estos túneles de palabras, tenebrosos, laberínticos e interminables? Y sin embargo… Al final del túnel está la belleza.

‘No puedo seguir adelante —grita el lector—. Seguiré adelante”, escribió Rushdie sobre la forma en que Beckett doblega a quien se acerca a su obra.

Beckett aplicó las lecciones aprendidas de Joyce en su primeriza “Fair to Middling Women” (1932), creación autobiográfica de corte picaresco que reciclaría luego en parte en una colección de relatos cortos titulada “More Pricks than Kicks” (1934), con fondo de bohemia parisina.

En 1937 se estableció en el barrio parisino de Montparnasse, y un año más tarde, a la salida de un cine con unos amigos —los filmes serían toda su vida una gran pasión— fue apuñalado por un joven desconocido tras una discusión.

Ese incidente, que estuvo a punto de costarle la vida, iba a ejercer una gran influencia en toda su vida creadora al convencerle del carácter azaroso y sin sentido de la existencia humana.

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, conflicto durante el cual trabajó algún tiempo para la Resistencia Francesa, hasta los años 50, Beckett entró en la etapa más prolífica de su profesión.

Pero la obra que le dio fama mundial y que muchos califican como la más influyente de todo el teatro del siglo 20 es sin duda “Esperando a Godot”, escrita en francés, como algunas de sus novelas, y a la que un crítico irlandés se referiría como una obra en la que “nada ocurre dos veces”.

En esa, como en otras de sus creaciones para el teatro, la acción es mínima, y los personajes argumentan, discuten, se pelean por detalles aparentemente irrelevantes y sobre todo se dedican a llenar el tiempo con su verborrea repetitiva.

La obra teatral de este “irlandés afrancesado” conduce a una reflexión casi filosófica y se tiene la sensación de que todo lo indeterminado cobra en él una misteriosa entidad de interrogación trágica: “¿Qué va a ser de nosotros en este mundo, en el mundo que nos presenta Beckett?”.

Porque Beckett no se limita a mostrar, sino que desnuda al hombre y disecciona su angustia existencial.

SAMUEL BARELUY BECKETT

Nació en Foxrock, cerca de Dublín, en 1906. En 1933, después de una estadía infructuosa en Londres, emigró a París en donde conoció al escritor James Joyce, otro dublinés renegado a quien le uniría una gran amistad y quien ejerció gran influencia en su obra. El 5 de enero de 1953 se estrenó en París “En Attendant Godot”, causando un impacto rotundo, sensacional y fulgurante. En 1961 le otorgan el premio “Prix Formentor” por su contribución a la literatura mundial y en 1969 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura, pero Beckett no acudió a recoger el galardón. Murió en 1989 en París a los 83 años.

UNA OBRA PERDURABLE

En enero de 1953, en un pequeño teatro de París, se estrenó “Esperando a Godot”. Era la primera obra teatral de Samuel Beckett, un escritor irlandés de 47 años totalmente desconocido.

El impacto de la presentación fue enorme y los críticos dijeron que no había ocurrido nada tan llamativo en el teatro desde el montaje en 1923 de “Seis Personajes en Busca de Autor”, de Luigi Pirandello.

En “Esperando a Godot”, dos personajes, Estragon y Vladimir, esperan a alguien que nunca aparece. A ellos se suman luego otros dos individuos, un amo y un esclavo, cuyo objetivo parece ser el de ayudar a los dos primeros en esa inútil tarea de pasar el tiempo.

Con esta obra el escritor irlandés se erigía, junto al rumano Eugene Ionesco, como puntal del teatro del absurdo, reflejando la alienación y angustia del individuo, el pesimismo vital y la soledad existencial con una disposición lógica y grotesca que rompía los cánones previos de la escena tradicional. Pero Beckett también fue narrador.

En español se puede encontrar una recopilación de cuentos titulada “Relatos”, editada por Tusquets. Abriendo páginas al azar el lector puede encontrar esta frase: “No me arrepiento de nada, lo único que lamento es haber nacido, es tan largo, morir, siempre lo he dicho, tan cansado a la larga”.

Hastío que en lugar de alejar al lector, lo seduce a través de su agudo humor retorcido, su simple lógica infantil, o tal vez, incita a comenzar una búsqueda personal.

Tanto en sus novelas como en sus obras, Beckett centró su atención en la angustia indisociable de la condición humana, que en última instancia redujo al yo solitario o a la nada.

Asimismo experimentó con el lenguaje hasta dejar tan sólo su esqueleto, lo que originó una prosa austera y disciplinada, sazonada con un humor corrosivo.

BECKETT POETA

Si bien Beckett es reconocido por su obra teatral, aun cuando él se tenía en especial estima por sus textos en prosa a los que resulta difícil calificar de meras narraciones, empezó y terminó su carrera como escritor transitando el arduo camino de la poesía.

A finales de 1989, menos de un mes antes de su muerte, Samuel Beckett entregó a su amiga Barbara Bray el poema titulado “What Is the Word”, versión inglesa de otro titulado “Comment Dire”, escrito en francés en octubre de 1988.

Como señala en su estudio preliminar Jenaro Talens en “Samuel Beckett, Obra Poética Completa”, libro editado por Hiperión, Beckett puso, con el poema citado, la última pieza de un mosaico laboriosamente confeccionado a lo largo de más de 60 años.

Final literario que da la impresión de que la obra de Beckett en todas sus vertientes nos elude, nos incomoda e incluso nos desazona, cuando cara a cara con sus poemas uno tiene la certeza de que el autor ha metido la daga hasta la empuñadura, dejándonos estampas de una belleza desoladora. (Agencias)

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