“Historias de futbol”, retratos de una pasión

Cartel de una cinta hecha
para los amantes del
deporte de las patadas
 Foto: Azteca21

Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21

Guadalajara, Jalisco. 25 de marzo de 2006. Todavía conserva un halo de misterio el motivo que hace que 22 individuos corran asincrónicamente detrás de un balón —o pelota, como dicen en la película en comento— con el fin expreso de meterlo en una portería; o bien, de impedirlo. ¿Reminiscencias de la guerra, afán de gloria, de reconocimiento de…? Lo cierto e inobjetable es la fascinación que ejerce el futbol —con sus ires y venires, sus gambetas y paradas, sus chanfles y chilenas, sus cracks y estrategas, sus…— sobre miles de millones de personas en el mundo.

Y precisamente “Historias de futbol”, del chileno Andrés Wood, proyectada esta tarde en la sala 10 del Cinépolis Centro Magno, refleja esa fascinación que experimenta el ser humano moderno por el deporte más universal de la historia a través de tres cortometrajes integrados en una gran película cuyo común denominador es el llamado, por los comentaristas nacionales, “juego del hombre” —y también ya de las mujeres—.

Quizás el mayor encanto de este filme radique en la frescura, en la sencillez e ingenuidad genuinas presentes en sus historias, la primera de las cuales trata de un joven futbolista que acepta un soborno para favorecer a un apostador. Sin embargo, no sólo revela este hecho lamentablemente ligado al futbol, sino también las pequeñas historias subterráneas que corren paralelas a la historia principal —acierto intrínseco a los tres cortos—: la de su noviazgo interrumpido, la de su nunca cumplida calidad de “joven promesa futbolística”, la de la acérrima rivalidad de los equipos, la de su barrio y la de su inevitable llamado a meter gol, aunque con ello incumpla el deshonroso pacto y se exponga a las previsibles consecuencias.

La segunda historia es la de unos niños que viven en un suburbano pueblo con aires rulfianos, cuya pobreza es paliada sólo por el futbol. Los niños intentan entrar sin pagar al estadio donde juega su equipo favorito, mas la policía impide su deseo. Pero sucede el milagro: el balón es botado fuera del estadio y cae a pocos pasos de los niños. Lo toman y corren a todo lo que dan hasta llegar a su pueblo. Se lo rifan y se lo adjudica uno de ellos; juegan partido todo el día, pero el feliz poseedor de la pelota pierde el dinero que le había entregado el agiotista del lugar por un cuadro de su religiosa madre y teme las represalias de ésta, por lo que decide volver con el prestamista y dejarle empeñado el balón, siempre seguido por su inseparable amiguito. Una auténtica parábola del valor de la amistad y del futbol como válvula de escape y motor social.

La tercera historia se centra en un joven santiagueño que se ve obligado a pasar un día en una ínsula debido a que se descompone la lancha en que viaja a una población para visitar a su hermano. No le queda más remedio que acompañar a dos maduras solteronas a su casa, la única en todo el lugar que cuenta con un televisor. Ahí llegan también otros cuatro lugareños a presenciar el partido.

Se prepara comida, bebida, se ponen guapas las mujeres, se alista el televisor cuya energía eléctrica necesaria la proporciona una batería o pila automotriz. Comienza el partido y la emoción se mezcla con el suspenso, ya que las solteronas se disputan al muchacho citadino —fanático del futbol— mientras Chile pierde 1-0 frente a Alemania rumbo al Mundial de España 82 (¿o es el de Italia 1990?).

Se desata una tormenta, se pierde la señal televisiva, el muchacho —desesperado y borracho— sube a la azotea a mover la antena aun a costa de su vida, cae y las mujeres se disputan su cuidado y algo más. Gana la más robusta —la que grita en un momento dado tocándose las tetas, “éstas son la verdadera pasión”—, quien lo lleva a cambiarse de ropa, a arroparse y meterse en su cama, justo cuando la selección chilena, integrada por prodigiosos jugadores que jugaron en México, como Miguel Ángel Gamboa y Gustavo Moscoso, consigue el gol del empate que la llevará al próximo mundial de futbol.

Me parece que, a pocos días de que inicie el mundial de Alemania 2006, esta película contiene los elementos precisos para gozarse en cualquier lugar e idioma del mundo, porque, como dice el bendito lugar común, el futbol es universal, así como las historias perfectamente tramadas en torno suyo, principal mérito que le ha permitido ser galardonada en varios y prestigiados festivales cinematográficos del mundo.

Historias de futbol
(Football Stories, Chile, 1997).
Intérpretes: María Izquierdo, Elsa Poblete, Daniel Muñoz, Manuel Aravena, Ximena Rivas, entre otros.
Fotografía: Igor Jadue-Lillo.
Edición: Andrea Chignoli.
Música: Miguel Miranda y Miguel Tobar.
Guión: René Arcos y Andrés Wood.
Dirección: Andrés Wood.
Duración: 90 minutos.

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