Fue Roberto Montenegro figura prominente del muralismo

El pintor mexicano Roberto Montenegro, 
destacó en el movimiento muralista.
Foto: Internet

México, 19 de Febrero.- El pintor mexicano Roberto Montenegro, quien destacó en el movimiento muralista por obras como "La fiesta de la Santa Cruz" y "La historia y el cuento", conocida también como "La lámpara de Aladino", nació el 19 de febrero de 1885 Nacido en Guadalajara, Jalisco, desde la infancia mostró dotes para la pintura y el dibujo, fue esa habilidad la que le sirvió tiempo después para ingresar como alumno del taller que dirigía Félix Bernaldelli.

A los 19 años se trasladó a la Ciudad de México y posteriormente ingresó en la Academia de Bellas Artes de San Carlos, donde fue discípulo de Julio Ruedas y Antonio Fabrés y Costa.

En esta institución conoció e hizo amistad con Saturnino Herrán, Diego Rivera, Angel Zárraga y Francisco Goitia, quienes al igual que él se convertirían, con el paso del tiempo, en prominentes figuras de la plástica mexicana. En 1906 fue becado por la Secretaría de Educación, viajó a ciudades como París, Francia y Madrid, España, donde entró en contacto con diversos círculos literarios y artísticos de la época.

Para 1910 se estableció en Madrid con el propósito de estudiar en el taller del pintor Ricardo Baroja, y durante esta época hizo algunas colaboraciones en la revista "Blanco y Negro", así como presentó sus primeros trabajos como grabador.

Después regresó a París, donde ingresó a la Escuela de Bellas Artes y conoció a Pablo Picasso, Jean Cocteau y Juan Gris. En la Ciudad Luz participó en publicaciones como "Mundial", revista literaria dirigida por Rubén Darío. Al estallar en 1914 la Primera Guerra Mundial, el artista se trasladó a la isla de Mallorca, en donde conoció al pintor Anglada Kamaraza, por esa época pintó lo que sería su primer mural en el casino Palma.

De regreso en México, se integró al muralismo y en 1922, por encargo de José Vasconcelos, entonces secretario de Educación Pública, pintó una serie de figuras alegóricas al fresco en el Ex Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo, hoy Museo de la luz.

 Sin embargo, de éstas, sólo queda actualmente una, el mural "La fiesta de la Santa Cruz", en el cual Montenegro reveló su preferencia por un arte no narrativo, al estilo de los llamados "primitivos"italianos, y su fascinación por las artes decorativas.

En esta obra también se puede observar algunos de los estilos en los que incursionó, como el Art Deco y el simbolismo. Más tarde, a iniciativa suya y con el apoyo de algunos de sus homólogos, como el Dr. Atl, Adolfo Best Maugard y Jorge Enciso, llevó a cabo en la Ciudad de México la primera exposición de Artes Populares. Después sería el fundador del museo del ramo.

De esta época también data la decoración que elaboró para el Pabellón Mexicano en Río de Janeiro, durante los festejos del centenario de la Independencia de Brasil.

Además de participar en varias publicaciones como ilustrador, pintó los murales "La historia y el cuanto", conocido tambien como "La lámpara de Aladino" (1914-1925), e "Hijo pródigo" (1930), en la cual el artista manifestó su sensibilidad hacia lo simbólico, al plasmar la ralación madre y vástago.

Montenegro se adentró también en el mundo de las artes escénicas, como escenógrafo, en la compañía actoral Teatro de Ulises, y al participar en el rodaje de la cinta "­Qué viva México!", del cineasta soviético Sergei Eisenstein.

Hizo algunas obras en caballete, de las que destacan los retratos de Rufino Tamayo, Jesús Reyes Heroles y Gustavo Baz, debido a la profunda interpretación psicológica que hizo de los modelos. De sus obras relativas a temas mexicanos destacan "Oaxaqueña y alfareros", "La curandera", "La mujer con el pescado y Celista" y, dentro de la temática tragista y vital, sobresalen "Vida y muerte" y "La familia".

Roberto Montenegro, considerado como uno de los artistas plásticos más polifacéticos de México dejó de existir el 31 de octubre de 1968. (Notimex)

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