Un Estado Sustentable

Por la espiral
Claudia Luna Palencia

-Un Estado Sustentable
-Visión de presente y futuro
-La certeza en la economía

A diferencia del pasado, las propuestas de campaña de los cinco candidatos que contienden por la Presidencia en las elecciones del próximo dos de julio, no pueden abarcar el mero discurso recurriendo a la vieja táctica de prometer y prometer. No basta con el ofrecimiento de terminar con la pobreza.
 Partamos de que México es totalmente diferente a hace seis años, situado al mismo tiempo, en un mundo muy distinto al que era hace seis años.  Necesitamos mirar hacia el futuro, no es cuestión de resolver el sexenio de 2006 a 2012, es un reto de prospectiva.
 Las cualidades que requerimos son de un estadista,  que en lo político tenga las dotes de Álvaro Uribe, presidente de Colombia, para enfrentar la descomposición y ola de violencia en México. A mi juicio, ninguno de los cinco candidatos reúne  el perfil.
 Ante la falta de consistencia generalizada en los candidatos, diversas consultorías, junto con los medios de comunicación, intentan fijar una agenda con temas focales. Además de Televisa, con la serie “Diálogos por México”,  la dirección de Servicios de Estudios Económicos de BBVA Bancomer, en el estudio “Propuestas: productividad y bienestar”, incluye un análisis de los elementos para un crecimiento económico para el bienestar social.
 En el mismo sentido, hace algunos meses en esta columna escribimos de cuatro ejes cardinales para las propuestas de campaña: A) El rol de la economía externa. B) Un programa de fortalecimiento de la economía interna. C) Un nuevo modelo fiscal y presupuestal. D) Aplicación de políticas públicas de inclusión social.
Tenemos cuatro líneas en las que muchos mexicanos tenemos grandes interrogantes de cómo serían desarrolladas por cualquiera de los tres candidatos con más posibilidades de llegar a la Presidencia: Felipe Calderón, candidato del PAN; Andrés Manuel López Obrador, candidato de la Alianza Por el Bien de Todos; o Roberto Madrazo, candidato de la Alianza por México.
Hasta el momento ninguno de los candidatos ha desmenuzado a cabalidad el rol de México en la economía externa: el papel del país ante el TLCAN, la Comunidad Sudamericana de Naciones y la Unión Europea.
A COLACIÓN
 Para los incisos A, B, C y D es básico definir la orientación del Estado. Aquí tenemos otra interrogante sin respuesta: ¿Un Estado Benefactor? ¿Neoliberal? ¿Socialmente responsable? o ¿Un Estado Mixto?.
 Los propios ciudadanos debemos empezar por reflexionar y preguntarnos qué tipo de Estado requerimos para sacar adelante al país en los albores del siglo XXI y construir el andamiaje que nos fortalezca ante el cúmulo de factores negativos que incidirán a nivel global en las próximas décadas.
 ¿Qué tipo de Estado le gustaría a usted amigo lector? En lo personal yo propongo un Estado Mixto y Sustentable.
En México constantemente hemos hablado del desarrollo sustentable o sostenible de alcance delimitado por la acción de tales o cuales políticas públicas y privadas; y lo hemos hecho de manera minimizada sin dimensionar la gravedad del problema que nos rodea. La sustentabilidad tiene que ser una filosofía de Estado.
 La pobreza no puede reducirse efectivamente, en tanto no se construyan políticas sociales sustentables. Yo celebro el cambio en la orientación de los subsidios hacia transferencias monetarias condicionadas, me parece un éxito a subrayar de la Sedesol.
Muy bien, el siguiente paso es que esa política social sea sustentable para darle a la gente las herramientas de cómo salir de la pobreza explicándole y enseñándole a vivir en armonía con su entorno natural, en las comunidades. Para lograrlo de manera perenne requerimos de la reconversión de los métodos de producción en la agricultura, pesca,  ganadería,  forestación; etc.
 En las urbes, la política social debe mantener otro enfoque porque son muy distintas las condicionantes urbanas a las rurales. En las urbes hay casos dignos como el modelo de Curitiba, Brasil (las políticas públicas relacionadas con la reducción de la pobreza, el transporte, la vivienda, la educación, el fisco, el fomento empresarial, la ecología y la cultura, todas están concatenadas a partir de la sustentabilidad).
 Otro aspecto es la educación, ya no es únicamente cuestión de resolver el analfabetismo,  además de leer y escribir, hay que generalizar la  computadora y el internet. Tecnificar las escuelas, computarizar el sistema educativo para dejar de consumir hojas y libros que implican más árboles y menos contaminación.  
La pirámide de los programas educativos debe ser la sustentabilidad: educar a niños, jóvenes y profesionistas, para contener el deterioro ambiental; rediseñar los programas universitarios con las nuevas profesiones del siglo XXI donde el administrador de empresas deberá ser uno sustentable; el arquitecto y el licenciado en turismo tendrán el mismo principio; como el economista y el ingeniero industrial; etc.
 En cuanto a la política fiscal, su reforma tiene que partir de un enfoque de sustentabilidad a favor de incentivar a las empresas para recambiar los procesos contaminantes por otros de reutilización industrial;  ahorro de energía; tratamiento de aguas.
 De igual forma, la  política energética tiene que ser sustentable. Las empresas propiedad del Estado, Pemex, CFE y LyF  deberán mutar hacia una reconversión energética que los países industrializados estudian desde hace más de una década experimentando con la biomasa, los biocombustibles y el etanol.
 En la política energética no vale rescatar las ideas del sexenio del presidente Luis Echeverría Álvarez, ni del presidente José López Portillo. Es irresponsable proponer el impulso del crecimiento de México mediante el petróleo. La orientación es guardar prudencia en el tema, garantizar el abasto interno, hacer las mayores reservas posibles de insumos fósiles, e instruir a la industria y a la población, del uso razonado y racionado de la energía no renovable.
 Como analista observo que los candidatos están atorados en las mismas añejas propuestas de reducir la pobreza, dar más educación, reforma fiscal, competitividad, impulso a Pemex y atraer  más inversión extranjera, todo lo dicen sin asumir el compromiso de reorientar la visión del Estado.
 Me preocupa que continuemos recurriendo a la sustentabilidad en simplezas aisladas de  programitas de reforestación de bosques,  y no con la magnitud social que requiere de compromiso conjunto, una obligación, que evite a tiempo costos sociales y humanos muy elevados.
Agradezco sus comentarios a:claulunpalencia@yahoo.com

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