EUA más déficit en 2006

Por la espiral
Claudia Luna Palencia

-EUA más déficit en 2006
-Los rubros fronterizos
-El efecto multiplicador

¿Incongruentes? Júzguelo usted mismo. Los recetarios de ajustes económicos y financieros para lograr equilibrios cuantitativos, que por años hemos aplicado en México, ante las presiones externas de los organismos internacionales, no se aplican para países con profundos desequilibrios como sucede explícitamente con Estados Unidos.
 Muchas  universidades en la Unión Americana sirven para instruir a miles de estudiantes latinoamericanos a favor del libre mercado y de la búsqueda de los equilibrios en los presupuestos y las finanzas, formando así esferas de influencia, una importación de ideas que ocasiona efectivamente cambios en los países latinoamericanos.
 No obstante, esto no sucede al  interior de Estados Unidos, lo que rompe con toda lógica entre lo que dice la ciencia económica, las aulas y la praxis. El funcionamiento de la economía de Estados Unidos contraviene las políticas de ajustes.
 Si Estados Unidos no fuera esa potencia política y militar que es, desde hace mucho tiempo, el mundo le debió colocar el  letrero de bankruptcy e indagar en serio, dónde se encuentra el secreto para seguir endeudando al Estado cuando los canales para obtener dólares no funcionan a plenitud: 1) Tiene una balanza comercial deficitaria, en la que salen más dólares de los que entran. 2) Aumentan los déficit en cuenta corriente de la Balanza de Pagos, al que coadyuvan el déficit comercial, y la posición de activos externos netos más los flujos de capital. Son añejos los padecimientos de Estados Unidos en este tenor, desde la década de los ochenta los déficit de cuenta corriente de Estados Unidos lo llevaron a  perder su postura de principal acreedor internacional, por otra como el mayor deudor neto del mundo.   3) Reservas internacionales por 85 mil 940 millones de dólares (datos al cierre de diciembre de 2004). 4) Déficit fiscal  que el año pasado se ubicó en  319 mil millones de dólares, el tercero más grande de la historia de Estados Unidos.
 Con este primer diagnóstico, no es comprensible entonces que el gobierno del presidente George W. Bush siga presionando el presupuesto mediante un  mayor endeudamiento para mantener la invasión en Irak, poner la mirilla sobre de Irán,  el terrorismo y las fronteras.
 Es fuera de toda proporción que el déficit de este año será de 423 mil  millones de dólares. No se comprende en nombre de la misma prudencia  económica y de muchos estudios que emanan de las universidades estadounidenses que argumentan de los peligros para un país de continuar con tremendos “huecos”.
SERPIENTES Y ESCALERAS
 El  lunes pasado, el presidente Bush presentó al Congreso una petición de presupuesto por 2.77 billones de dólares para el año fiscal que comenzará el primero de octubre.
 La propuesta Bush incluye gastos importantes para fortalecer la guerra contra el terrorismo, la defensa, el ejército y el armamento. En contra parte, propone reducir los gastos federales en salud (Medicare) y en otros planes de beneficios sociales.
 ¿Qué interpretación le podemos dar al  interés de Bush por mantener una economía de guerra? Dos  investigadores del ITESM, José de Jesús Salazar Cantú y María de Lourdes Dieck Assad, documentan en  el libro de “Macroeconomía con aplicaciones a México”, de editorial Mc Graw Hill, el hecho de que se puede observar cómo actúa en la práctica el multiplicador del gasto público en los efectos económicos del presupuesto de defensa de Estados Unidos.
Ambos especialistas refieren que a principios de los ochenta, Estados Unidos incrementó el gasto militar bajo la presidencia de Ronald Reagan. El presupuesto destinado a defensa se disparó pasando de 271 mil millones de dólares en 1979 a 409 mil millones de dólares en 1987, lo que representó un 7.5% del PIB.
 Tras alcanzar ese máximo, comenzó a descender en porcentaje del PIB.  Los recortes del gasto militar se aceleraron a partir de 1990, año en que quedó claro que la Guerra Fría había concluido. En ese entonces, los presidentes George Herbert Bush y William Clinton, cada uno por su cuenta, propusieron  presupuestos con  nuevas reducciones de los gastos militares. Para mediados de los años noventa, éstos se habían reducido a  menos del 5% del PIB.
Salazar y Dieck explican que: “Según la teoría del multiplicador, la escalada militar de principios de los años ochenta debería haber estimulado poderosamente la economía, y eso es exactamente lo que ocurrió. El incremento de los gastos militares ayudó al país a salir de la recesión de 1981-1982 y contribuyó a impulsar la expansión de mediados de los años ochenta”.
En efecto, en algunas regiones como el sur de California, donde se encontraban muchas empresas aeroespaciales, la entrada de dólares procedentes de los gastos militares trajo consigo una enorme prosperidad.
Al final de la Guerra Fría, el multiplicador funcionó a la inversa. Al disminuir el gasto militar, éste se convirtió en un lastre global para la economía. Los recortes militares contribuyeron al lento crecimiento de la producción a principios de los años noventa.
“Por poner un ejemplo, entre 1990 y 1993, la industria aeroespacial perdió 170 mil puestos de trabajo, debido principalmente al recorte de los gastos militares. Y el sur de California que se había beneficiado de estos gastos una década antes, acabó experimentando una recesión mucho más larga que la del resto del país”.
A COLACIÓN
En el presupuesto de Estados Unidos se contemplan acciones para el Departamento de Seguridad Interior con un rubro dedicado a México en la parte de la reforma de inmigración; fortalecimiento de las fronteras; reforzamiento de los servicios policiales internos e implementación del Programa de Trabajadores Temporales con un gasto destinado de 247 millones de dólares iniciales; otro rubro de 42 millones de dólares para la contratación de supervisores adscritos al programa, orientados a certificar  e inspeccionar que en las empresas estadounidenses no laboren personas inmigrantes ilegales; más de tres mil millones de dólares para la contratación de mil 500 nuevos agentes, capacitación y equipo para la Patrulla Fronteriza; 100 millones de dólares para  nuevos equipos tecnológicos que incluyen máquinas portátiles de imágenes, cámaras y sistemas automatizados; y dos mil 100 millones de dólares para financiar la detención y el envío de inmigrante ilegales a sus respectivos países de origen.
Desde 2001, la Casa Blanca  y el Congreso han incrementado los fondos para la seguridad fronteriza en 93% y para las actividades policiales relacionadas con la inmigración en un 90 por ciento.
Agradezco sus comentarios a:claulunpalencia@yahoo.com

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