“Trabajos del reino”, de Yuri Herrera, novela alegórica sobre el poder

Una novela que revela a un
brillante y joven narrador
 Foto: Azteca21

Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21

Ciudad de México. 5 de febrero de 2005. A finales de 2004 apareció, con el número 274 del Fondo Editorial Tierra Adentro (FETA), una novela que reveló a un brillante y joven narrador: “Trabajos del reino”, de Yuri Herrera, coeditada por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA) y el Centro Cultural Tijuana (CECUT), al resultar ganadora del Premio Binacional de Novela Frontera de Palabras/Border of the Words 2003, convocado por ambas dependencias culturales, de acuerdo con la decisión del jurado compuesto por Ana Clavel, Julio César Ibarra y Saúl Ibargoyen.

“Trabajos del reino” narra un pasaje de la vida (unos meses, quizás uno, dos años…) de Lobo, un gris cantante trotacantinas que tiene la suerte de cruzarse un día con el Rey, un hombre poderoso cuya sola presencia hace ver las cosas —la vida misma— de diferente manera. Y Lobo no es ajeno a esa fascinación, a ese magnetismo que irradia el Rey de un reino de este mundo de todos tan conocido: el del narcotráfico y su cauda de violencia.

A partir de ese mágico momento, se opera en el cantante una transformación radical. Se acerca a la Corte del Rey y logra ser aceptado; goza de los privilegios de todo cortesano; de ser un don nadie pasa a ser alguien; de repetir abúlicamente las canciones de otros, compone y hasta interpreta los corridos que le inspira la vida de rey del Rey.

Así, después de un inesperado encuentro cantinero, Lobo percibe y adquiere un nombre, el de Artista; adquiere un nuevo modo de ver las cosas; conoce y padece el amor y el desamor, el desapego. Más aún: adquiere una personalidad propia; es decir, su vida adquiere sentido. Vive, porque “las cosas son como son”.

Pero, como en los corridos, la historia tiene su lado trágico: el Artista se vuelve testigo de las intrigas palaciegas, conoce los meandros, los riesgos y la efímera posesión del Poder, el insospechado punto débil del Rey. Casi sin advertirlo, se convierte en engranaje de la maquinaria que permite ese ficticio paraíso terrenal.

Vive en carne propia la corrupción que entraña todo poder. Conoce que todo lo arrastra y que es inevitable la caída; que el hombre nunca podrá desprenderse de su soledad en el mundo, a pesar de estar acompañado, y, lo que es peor, que ni siquiera el amor permite la esperanza de una utópica redención.

Con la creación de personajes arquetípicos (el Rey, el Artista, el Periodista, la Cualquiera, la Bruja, el Sacerdote, el Joyero…) y de un lenguaje sabiamente destilado, condensado, Yuri Herrera consigue crear una novela en la que nada de lo antes dicho está expresado, pero sí sugerido, esbozado. Ni siquiera nombra nada, todo es, hasta cierto punto, anónimo y desdibujado, pero con trazos tan precisos y sugerentes, que le permiten al lector ponerle nombres a la ciudad, al reino y al Rey mismo.

Sin aspavientos, sin estridencias ni retórica falsa, el autor logra una afortunada simbiosis entre trama y lenguaje para recrear el ambiente, el habla, el sentimiento, el estilo de vida, la psicología… en una palabra, la realidad que nos ha tocado vivir a los mexicanos del siglo 21: la del poder del narcotráfico, la de la violencia cotidiana, la del amor mal correspondido y efímero, la de los falsos ídolos, la de la música norteña. Una realidad como la que reflejan la mayoría de los corridos, que hablan de la vida misma, ni más ni menos. Por supuesto, con el talento del artista que sabe quintaesenciar la realidad para transformarla en arte.

Sin duda, esta novela (el primer libro publicado por Herrera) es una de las mejores que se publicaron en México en 2004. Asimismo, su aparición nos descubre a un escritor del que debemos estar atentos, pues confiamos en que “Trabajos del reino” sólo sea el preludio de una obra narrativa sólida y duradera, que pueda permanecer inmune a las exigencias de la mercadotecnia literaria, que tanto mal hace a la buena literatura mexicana contemporánea.

Yuri Herrera

Nació en Actopan, Hidalgo, en 1970. Estudió Ciencia Política y Administración Pública en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la maestría en Creación Literaria en la Universidad de Texas, en El Paso. Fue miembro de talleres literarios, del consejo de redacción de la “Revista de Literatura Mexicana Contemporánea”, editada por la Universidad de Texas (El Paso) de 2001 a 2002, coguionista y coproductor de Radio UNAM, coordinador del taller de narrativa de la Galería La Tribu, de Pachuca. Actualmente, estudia el doctorado en Lengua y Literatura Hispana en la Universidad de California, en Berkeley.

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