Miguel Valdés, percusionista cubano radicado en México, interpreta un jazz multicultural

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Portada del disco que fusiona diversos ritmos
Foto: Azteca21
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Por Darío S. González M.
Reportero Azteca 21
Ciudad de México. 1º de febrero de 2006. A mediados del año pasado, Ediciones Pentagrama puso a la venta el álbum “Algo cool…tural”, de Miguel Valdés, percusionista cubano radicado en México desde 1993 que consigue añadirle al género del jazz cool el sabor afrocubano y el espíritu latinoamericano, logrando composiciones de gran ritmo, vivaces y coloridas.
El botón de muestra nos lo pone Valdés desde la primera grabación, breve introducción de medio minuto en que fusiona un clásico tema del bebop con las percusiones, el guaguancó y voces que corean la posición de todo músico y melómano que se precie deserlo: “La música es cultura/ eso a mí me cura”.
De inmediato, y a fin de no interrumpir el ascenso rítmico, continúa “Por dentro”, una fiesta con sabor a Irakere donde participan timbales, congas, percusiones y piano, así como la infaltable trompeta al estilo de Dizzy Gillespie (uno de los músicos más admirados por Valdés).
No podía faltar en el repertorio la obra de otro compositor cubano importante: Ernesto Lecuona, con su ritmo sereno y elegante, mas no por ello poco cadencioso, de quien Valdés escogió la pieza no menos clásica de “La comparsa”.
“Iroko”, por su parte, es quizá la pieza más emblemática de este álbum por su fusión de jazz con percusiones, plagada de ritmos africanos y cantos yorubas.
En “Solobanko”, sin embargo, es donde Miguel Valdés demuestra con gran esmero sus habilidades de percusionista durante los casi tres minutos en que no se escucha sino el batir de las congas que rítmicamente y con maestría emplea este cubano.
“Algo cool…tural” es un disco que no puede faltar en la audioteca de todo melómano, en especial de quienes gustan del género del jazz en su modalidad latina, de los ritmos cubanos y de la música que se produce en nuestro idioma.
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