Davos atento a EUA y China

Por la espiral
Claudia Luna Palencia

-Davos atento a EUA y China
-Las turbinas del crecimiento
-Analizar  retos energéticos

 Del 25 al 29 de enero se llevará a cabo la reunión anual del Foro Económico Mundial (World Economic Forum) que tiene lugar en Davos, Suiza, con la presencia de la crema y nata de cúpulas del sector público, del poder empresarial y de grupos de especialistas e ideólogos, de casi todos los países del mundo.
 El Foro de Davos es un punto de encuentro de la alta sociedad que, digámoslo, mueve los hilos del poder económico y político. De forma paralela con el tiempo se ha convertido en la primera escalada del año de los grupos de globalifóbicos que hacen acto de presencia en este tipo de juntas internacionales para hacerle saber a  la oligarquía capitalista que subsisten miles de millones de excluidos de la globalización, tres mil millones de seres humanos, que no tienen nada bueno que decir del capitalismo global.
 Año con año, Suiza es una gran sede de una especie de “asamblea de accionistas” reunidos para tomarle el pulso al mundo, y para discutir sobre de las preocupaciones de los ricos del sistema.
 La edición de 2006 está dedicada a realizar un balance en la economía global, después de las horas bajas, suscitadas tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos,  con el terrorismo puesto como una prioridad de atención mundial con efectos indeseables para la vida humana, la seguridad, la gobernabilidad e implicaciones económicas negativas para el sector turismo y las comunicaciones, en especial en las líneas áreas.
 Mientras que el mundo digiere lo insegura que es la “aldea global” y los países más industrializados avanzan en la violación de los derechos humanos por el pretexto del terrorismo socavando las garantías individuales de sus ciudadanos naturales y al mismo tiempo recrudeciendo, por razones de seguridad y de terrorismo, los controles migratorios.  Davos pone la atención en las turbinas del crecimiento mundial que descansan en Estados Unidos, China, India, Japón y parte de Europa.
 El caso de Estados Unidos ocupa una discusión más amplia por la dimensión, tanto del déficit en cuenta corriente, resultado de más importaciones que exportaciones; como del déficit presupuestal. Tan sólo el déficit presupuestal de 2005 fue de  319 mil millones de dólares, el tercero más grande de la historia de Estados Unidos. Para 2006, las proyecciones son de un déficit fiscal de 400 mil millones de dólares derivado del impacto de los huracanes del año pasado.
 En los análisis que escucharemos a lo largo de estos días, las preocupaciones fundamentales radicarán en los riesgos que orbitan alrededor de estas economías, que por su tamaño y peso específico, provocan todo tipo de efectos en otras regiones.
 Lo primordial del encuentro de Davos es buscar las claves para que los países líderes sigan siéndolo, previniendo cualquier intento de colapso. Hay un indicio por la situación cambiaria del yuan, la moneda china, por las presiones para continuar con la revaluación de la moneda.
Al tiempo que China es una aspiradora de dólares, no hay efectos intrínsecos en su moneda, porque la política es mantener una moneda devaluada en el mercado mundial para darle una competitividad artificial a sus productos. Por eso y otras cosas más son tan baratos.
 Davos pone especial énfasis al crecimiento exorbitante de China, al impulso de India, y el sostenimiento de ambos países en el largo plazo. Hay temores de que “el milagro chino”, emule el fracaso de Japón en la década de los ochenta cuando parecía desplazar a Estados Unidos.
 La atención sobre de China, la sexta economía más grande del mundo,  es acuciosa y preventiva, dado que cualquier descalabro tendría sin duda, un mayor impacto que Japón y sus problemas financieros.
 En los años posteriores al 2001, cuando la mayoría de los países del orbe enfrentaron problemas para crecer, China lo hizo a tasas anuales promedio del 9% del PIB.
 Para 2005, la primera revisión del Fondo Monetario Internacional (FMI) indica que China obtuvo un PIB de 9%; mientras que, para 2006, el organismo estima un 8.2 por ciento.
 El gigante asiático ocupa los reflectores: está ampliando sus relaciones comerciales hacia el continente africano, tradicionalmente olvidado, pero rico en recursos naturales. Además,  es un país populoso de un mil 297 millones de  habitantes que significan un mercado potencial para las multinacionales de la industria automotriz, la telefonía celular, los servicios bancarios; etc.
  No obstante a las oportunidades del país de Mao, la expansión de China requiere de impulsos, de recursos monetarios y sobre todo de recursos energéticos.
 Pablo Bustelo, analista español, explica que  desde el año 2003 China se convirtió en el segundo mayor consumidor mundial de petróleo. “China ha supuesto casi la mitad del aumento del consumo mundial de petróleo entre 2001 y 2003 y el 60% del incremento de las importaciones mundiales de crudo en 2003. Si consideramos un periodo más largo, durante la última década  China ha duplicado su consumo de petróleo mientras que su producción interna ha crecido apenas un 20 por ciento. Así, su dependencia respecto del petróleo importado ha aumentado de manera considerable”.
  ¿Cómo podrán China, Estados Unidos, India, Europa y Japón, garantizar la sostenibilidad de largo plazo de sus respectivos aparatos productivos, en un mundo de petroprecios altos y recursos energéticos escasos, donde dominan  las energías fósiles, pero contaminantes?.
A COLACIÓN
 China y Estados Unidos son los binomios de la consideración internacional, dos países antagónicos en la historia, los hechos, la ideología, y el esquema de gobierno; el primero, carece de una democracia y  su población no goza de todas las libertades (recordemos que ése fue otro más de los pretextos de Washington para invadir a Irak, el de liberar a los iraquíes, llevarles la democracia).
 No obstante, entre Pekín y Washington, deberá prevalecer el diálogo, la voluntad de negociación política para darle salida a los desequilibrios globales que deriven de la energía y de las cuentas corrientes, en el que Estados Unidos arrastra un déficit enorme, pero China y Japón, tienen un superávit enorme. Simplemente China reportó un excedente comercial de 101 mil 900 millones de dólares en 2005, más del triple del año previo, de 31 mil 980 millones, según cifras publicadas por la Administración General de Aduanas.
 Por todas estas razones, Davos es un llamado de alerta para la negociación política entre Washington y Pekín, en momentos en que el dólar puede valer menos que un timbre postal.
Agradezco sus comentarios a:claulunpalencia@yahoo.com

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