Regresa Yo soy Juárez a los escenarios

Cuando la obra fue
premiada en 1972,
se le consideró
como una pieza que
busca darle su
dimensión humana a un
personaje acartonado
por la historia oficial.
 Foto: Internet

17 de Enero del 2006.-El joven escuchó la pregunta y se quedó sin palabras. Lo que esperaba era una solución, no más complicaciones. “¿Y tú qué piensas de Benito Juárez? Tú como chavo, como joven ¿qué piensas?”, le había dicho Emilio Carballido.

Ese joven entusiasta era Wilebaldo López que solicitaba consejo a su maestro porque en sus intentos por escribir una obra de teatro sobre Benito Juárez, terminaba en el momento melodramático de su enfermedad y su muerte. “Pues yo pienso diferente en muchas cosas, tengo bastantes cuestionamientos, dudas y demás”, le contestó López a Carballido. “Pues eso escribe”, le aconsejó éste y aquél lo hizo.

“Así fue como se me ocurrió la idea de que fueran precisamente chavos de una preparatoria los que se cuestionaban y elaboraban preguntas en torno a un personaje histórico de tanta relevancia como Juárez. Incluso en la obra se incluye qué es Juárez para un grupo de albañiles que trabajan en la preparatoria.

 “Eso nos llevó, al principio, a enfrentar cierto temor de los organizadores del concurso para el cual escribí la pieza. Cuando la premiaron decían que era muy irreverente, pero Salvador Novo la defendió a capa y espada y por eso, finalmente, me dieron el primer lugar y se llevó a cabo la representación”.

Fue en 1972, cuando Wilebaldo López tenía apenas 27 años de edad, que decidió participar en el concurso de prestaciones sociales del Instituto Mexicano del Seguro Social, llamado Hombres de México y del Mundo, que invitaba a los dramaturgos a escribir sobre Juárez. “Entonces yo estaba como becario en el Centro de Escritores de México (CEM) con esa misma beca empecé a escribir la pieza para mandarla al concurso.

En este certamen participó un jurado muy importante, integrado por figuras como Francisco Monterde, en la presidencia (y que también encabezaba el grupo de asesores del CEM), Salvador Novo, Andrés Henestrosa, Romero Flores y Miguel Álvarez Acosta. La pieza ganadora fue Yo soy Juárez, la que más tarde se convirtió en un libro y en una obra de teatro en que Fernando Wagner “dirigió a jóvenes de las casas de las aseguradas (así se llamaban en ese tiempo) de prestaciones sociales del IMSS. “Fue bien recibida por el público.

Se hizo también teatro escolar con mucha respuesta también y obtuvo el Premio Efrén Orozco que entregó la Unión de Críticos y Cronistas de Teatro en el año de 1972”, dice el dramaturgo Wilebaldo López. De acuerdo con su autor, ésta es una obra que tiende a ser irreverente hacia la figura de Juárez, “pero la vuelve divertida, accesible y, curiosamente, termina valorando más la imagen de Juárez a nivel histórico y humano”.

En 2006 la obra cumplirá 34 años de haber sido escrita y, como parte de los festejos del bicentenario del Benemérito de las Américas, está siendo preparada por tres compañías distintas, según señala su autor Wilebaldo López.

La primera de ellas se ensaya en Oaxaca, la segunda en la Delegación Coyocán y la tercera, que es dirigida por él mismo, tendrá su arranque el próximo 31 de enero a las 19:00 horas en el teatro Wilberto Cantón de la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM) La trama de la obra se centra en un grupo de preparatorianos que ensayan una obra sobre Juárez, es a “El Mono”, un chavo prieto y chaparro (según las propias palabras de López) a quien le corresponde interpretar al personaje oaxaqueño.

La obra transcurre entre las dudas y cuestionamientos que los propios jóvenes lanzan a propósito de la figura acartonada que de Juárez difunde la historia oficial. Cuando en un momento el director de la escuela decide prohibir el montaje, El mono le responde vehemente y el funcionario le revira “¿quién se cree usted para hablarme así”, a lo que el joven responde “Yo soy Juárez”. Para escribir la pieza tuve que leer los muchos tomos de la correspondencia de Juárez y muchos otros libros de la obra antijuarista.

Tuve que ver al hombre en medio de todo eso. Al final eso es lo que quedó en la obra de teatro”, dice López. Instalarán la Comisión Nacional del Bicentenario El próximo miércoles, a mediodía, se instalará en el Palacio de Minería la Comisión Nacional del Bicentenario de Juárez con la presencia de casi 60 de sus integrantes, entre ellos el rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, presidente del Consejo Consultivo de esta comisión. Igualmente, estarán presentes el gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz; Carlos Manuel Jiménez Guzmán, de la Asamblea Legislativa del DF; Raúl Ávila, secretario técnico, y el jefe de Gobierno del DF, Alejandro Encinas.

Alrededor de 40 intelectuales y personalidades también han sido invitados, entre ellos están Óscar Chávez, Carlos Montemayor, Carlos Monsiváis, Sergio García Ramírez, Patricia Galeana, Jacobo Zlabudovsky, Miguel Ángel Porrúa, Víctor Hugo Rascón Banda, Claudio X. González y José Luis Cuevas. Raúl Ávila señaló que esta instancia integra representantes de los partidos PRI, PAN, PRD, PVEM y PT.

Fue conformada a partir de, al menos 7 comisiones estatales y 20 representaciones y enlaces de diversas partes del país, con el objeto de generar una agenda nacional de actividades para este festejo tan importante. Por su parte, el dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda señala que los festejos son trascendentes porque “hoy más que nunca deben estar presentes el pensamiento, la figura, las ideas de Juárez para iluminar este presente mexicano tan tormentoso, tan lleno de confusión y con esta pesadilla cotidiana que vivimos. “Sólo el proyecto de Juárez no hace recordar que hay otras formas de convivencia ante la impunidad de Estados Unidos en el mundo, al invadir países, al pretender construir muros y cuando hace la guerra”.

Rascón Banda advierte que hay, en muchas esferas de la vida pública del país, muchos enemigos del pensamiento de Juárez. “No olvidemos que en este gobierno se retiraron todos los cuadros y estatuas de Benito Juárez de los recintos oficiales, excepto de la Secretaría de Gobernación.

“Eso sí hay que reconocérselo a Santiago Creel que no lo permitió y que la secretaría cuenta con su salón Juárez. En Puebla, por ejemplo, el Ayuntamiento quitó todas las estatuas y las sustituyó por arcángeles de piedra y mármol”, dice. (Notimex)

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