Asombra al mundo el Calendario Maya que supera por su exactitud a los egipcios, griegos y romanos

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El Calendario Maya, el más exacto creado en el mundo
antiguo, es motivo de estudio por los científicos
Foto: Internet
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Ciudad de México.- 1º de Enero del 2006.- Ideados para fijar la cronología de los hechos, los calendarios basan su funcionamiento en tres divisiones básicas: el año, el día y el mes (de origen lunar), aunque un buen calendario ante todo ha de basarse en la duración exacta del año solar, que se determina mediante la observación de las estrellas.
Los sumerios establecieron hace cinco mil años el primer calendario conocido, que fincaba su funcionamiento en el mes lunar o lunación, es decir, en el tiempo que hay entre el comienzo de dos lunas nuevas consecutivas, que equivale a poco más de 29 días.
De este modo, el año quedaba formado por 12 meses que se componían de 29 o 30 días alternativamente, pero era demasiado corto, toda vez que tenía 354 días, lo cual, a la postre, demostró que el calendario no iba acorde con el paso de las estaciones.
Los egipcios basaron su calendario en el curso del Sol y no en los cambios de la Luna. Su año estaba dividido en 12 meses de 30 días (total 360 días) a los que se añadían cinco más que se consagraban a distintas ceremonias. No obstante, al cabo de 730 años había un desfase de seis meses.
En el año 46 a.C. el emperador romano Julio César ordenó una reforma y estableció un calendario que tomó su nombre: "el calendario juliano", el cual ya presentaba la organización del que hoy utilizamos. En éste, los meses eran de 30 o 31 días, excepto el de febrero que sólo tenía 28.
Sin embargo "el calendario juliano" también tenía un retraso y para corregirlo respecto a las estaciones, cada cuatro años el mes de febrero tenía un día más y a ese año se le llamó "bisiesto".
Ante dicho desajuste (que era de 11 minutos y 14 segundos más largo que el año natural) evidente en el año 1582, en el que la diferencia era ya de 10 días, el papa Gregorio XIII decidió hacer la corrección, una vez que las nuevas mediciones astronómicas demostraron que la medida del año solar considerada era errónea.
La corrección se hizo quitando 10 días al calendario juliano, de tal modo que los días del 5 al 14 de octubre de 1582 no existieron, y para evitar que ese problema volviera a suceder en el futuro, se decidió que había que suprimir tres días cada 400 años.
Al calendario surgido de esta reforma se le denominó "calendario gregoriano" y es con el que se rigen casi todos los países del mundo hoy día. De hecho, el año civil actual aún es un poco más largo que el natural (solar) y por eso alrededor del año 5000 habrá que quitar un día más.
Por otra parte, es importante destacar que en el calendario romano cada día de la semana se dedicaba a un dios: el lunes a la diosa Luna; el martes al dios de la guerra, Marte; el miércoles a Mercurio, dios de los comerciantes, viajeros y médicos; el jueves a Júpiter, el padre de los dioses; el viernes a Venus, la diosa del amor, y el sábado a Saturno, padre de Júpiter.
Más adelante, cuando se dio la alianza entre la Iglesia católica y el Estado romano, se conservaron los nombres anteriores pero se añadió el domingo, día del Señor (Dominus).
En un principio, el "calendario gregoriano" no fue aceptado del todo ni por todos, tal fue el caso de Inglaterra que no lo adoptó sino hasta 1752 y Rusia hasta 1918.
Por su parte, Francia dejó de regirse por él en 1793, fecha en que entró en vigor el calendario republicano, pero volvió a adoptarse en 1806.
Aún hoy día, hay pueblos como los árabes (musulmanes) que emplean otro calendario que se basa en los cambios de la Luna y no guarda relación con la sucesión de las estaciones.
Su numeración de los años es muy diferente a la del "calendario gregoriano" y no consideran como año cero el nacimiento de Cristo, sino el de la hégira de Mahoma, que ocurrió el 16 de julio de 622 de la era actual.
Tal es el caso también del pueblo judío, cuyo calendario arranca del 7 de octubre del año 3760 a.C., fecha de la creación del mundo.
El año nuevo judío se denomina Rosh Hashana y en este 2005 cayó el 3 de octubre.
Al hablar de la medición del tiempo es imposible soslayar a las culturas mesoamericanas que también tuvieron sus propios calendarios, y en particular a los Mayas, que fueron de manera indiscutible grandes astrónomos, y la precisión de sus cálculos siguen sorprendido a los científicos de la actualidad.
Al hacer referencia a esta cultura, instalada en el Sureste mexicano y parte de Centroamérica, es importante destacar el hallazgo hecho en Copán de una estela cuyo texto jeroglífico deja constancia de que los Mayas calcularon el tiempo al infinito y el registro de la estela habla de hasta 400 millones de años.
Este avance en los cálculos astronómicos de los Mayas se logró gracias a la utilización del cero, concepto matemático que descubrieron a principios del periodo clásico (del 292 al 906 d.C) de esta civilización.
Hoy día se sabe que gran parte de la precisión de los cálculos astronómicos logrados por los Mayas se deben también al sistema vigesimal, toda vez que era mucho más avanzado y práctico que el de sus contemporáneos, ya que ni los egipcios, griegos o romanos lograron desarrollar algo parecido.
Los mayas observaban tres distintas mediciones del año: el año sagrado de 260 días llamado tzolkin, el año de 360 días o tun y el haab o año incierto, que estaba compuesto por 365 días divididos en 18 meses de 20 días cada uno, con un mes extra de cinco días conocido como uayeb.
Por lo general, el año incierto (muchas veces denominado como el año civil) se usaba en los asuntos seculares, el tzolkin determinaba ciertos asuntos pertenecientes a las ceremonias y profecías, y el tun se empleaba para computar las fechas de la llamada "cuenta larga".
El logro más destacado del calendario maya, sin lugar a dudas, fue la "cuenta larga", también llamada la "serie inicial".
Considerado como el calendario más exacto creado en el mundo antiguo es sumamente complejo en su estructura, pues consiste en ciclos recurrentes de nueve periodos interrelacionados que permiten seguir el rastro de enormes espacios de tiempo en una forma bastante parecida a la que hoy día se emplea para computar décadas, siglos y milenios.
Al ir desenmarañando las complejidades del calendario maya los estudiosos han constatado las habilidades de los astrónomos mayas, quienes estaban conscientes de que las discrepancias aparentemente insignificantes en ciertos cómputos, podían llevar con el tiempo a fallas irreconciliables.
La medición del año tropical Maya fue de 365.2420, que comparado en el cálculo actual de 365.2422 días, se observa un error extremadamente bajo. Asimismo, calcularon la revolución sinódica promedio de Venus en 584 días, mientras que la actual es de 583.92 días.
Es muy probable que hicieran ajustes para compensar los aumentos fraccionarios en la duración del año solar (que hoy día se eliminan con la inclusión de los años bisiestos), y su error al sincronizar el ciclo de Venus con el tzolkin de 260 días y el año incierto de 365 días se eleva a un sólo día en aproximadamente seis mil años.
En otros momentos de la historia, como ya se ha mencionado, se hicieron mediciones del año que llevaron a otros resultados menos precisos, en el caso del "calendario gregoriano" -que hoy nos rige- el resultado es de 365.2425 mientras que en el "calendario juliano" fue de 365.2500 días.
Entre las correcciones de los calendarios "gregoriano" y "juliano" hay que resaltar que Nicolás Copérnico descubrió que el Sol no gira alrededor de la Tierra, lo cual influyó en la medición calendárica.
Lo sorprendente en los mayas es que aún cuando creían que la Tierra estaba en el centro del universo y que el Sol se desplazaba por la bóveda celeste, calcularon la duración del año en 365.2420, es decir, superaron la exactitud de la medida en relación con el año juliano y el gregoriano, sin telescopios ni aparatos semejantes. (Notimex)