“Canasta de frutas mexicanas”, de Jesús Echevarría, un delicioso manjar musical

Portada de un singular regalo musical
Foto: Azteca21

Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21

Ciudad de México. 28 de noviembre de 2005. “Ahí va, ahí va, ahí va/ ahí va, corazón, ahí va/ temprano se va a bañar/ desnuda en el agua clara…”, con estos versos inicia “La guanábana”, una de las canciones que forman parte de “Canasta de frutas mexicanas” (Quindecim Recordings, México, 2001), de Jesús Echevarría, Lourdes Ambriz y el Cuarteto de Cuerdas Ruso-Americano, y que son un botón de muestra de la sonoridad y sabrosura que guarda dicho cesto.

Las canciones y la música son del compositor mexicano Jesús Echevarría (además de tocar la jarana y la guitarra en esta grabación); la soprano Lourdes Ambriz da vida a las primeras de manera brillante, cristalina y personalísima, acompañada por la ejecución musical del Cuarteto de Cuerdas Ruso-Americano, integrado por Oleg Gouk y Beata Kukawska (violines), Mikhail Gourfinkel (viola) y Alain Durbecq (violonchelo).

La obra y la trayectoria del maestro Echevarría son ampliamente reconocidas, en ambas se puede destacar su interés y conocimiento de la música tradicional mexicana, de la cual ha tomado motivos y aires para crear sus composiciones; asimismo, podemos decir que le reintegra nuevos sabores, vitalidad y su indiscutible universalidad. Como dato adicional, cabe mencionar que su obra “Canasta de frutas mexicanas” se presentó en el marco del Cuarto Festival de la Huasteca, realizado en Jalpan de Serra, Querétaro, en 1999.

Las frutas (temas) que colman esta “Canasta” son “La huerta”, “El tejocote”, “La guayaba”, “La guanábana”, “Los chiles”, “El zapote”, “La tuna”, “El guamúchil”, “El limoncito” y “La plaza”, donde se aprecian claramente las influencias —y las libertades— del son huasteco en la letra y la música del compositor mexicano. Esto es obvio, así como la sensualidad y el paisaje huasteco presentes en sus letras que, como dice al final de “La plaza”, “sé que les gustó”. Sí, y mucho, por eso lo recomendamos a todo el interesado en la música mexicana de calidad, auténtica y universal, como la contenida en esta “Canasta”.

Por último, debo señalar que el disco se grabó en la Sala “Blas Galindo” del Centro Nacional de las Artes, en octubre de 2000, y que es muy hermosa su portada, basada en la pintura “Vendedora de frutas” (1942), de Olga Costa, perteneciente a la colección del Museo de Arte Moderno de la ciudad de México. Por donde se le vea, “Canasta de frutas mexicanas” es un delicioso manjar musical. Buen provecho.

Comentarios a esta nota: Gregorio Martínez Moctezuma

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