“Hermanos”, cinta de David Weaver, abre el Tercer Festival para Universitarios Alucine

Escena de una cinta con situaciones
complicadas e hilarantes
Foto: Sitio Oficial

Por Carlos Coronel
Reportero Azteca 21

Ciudad de México. 7 de noviembre de 2005. “Mis padres siguen aún con vida”, bromea el director David Weaver tras la proyección de su película “Hermanos” (Canadá, 2004), en la Cineteca Nacional, estreno con el cual comenzó el Tercer Festival para Universitarios Alucine, que precisamente tiene como invitado especial para esta nueva edición al país de la hoja de maple.

Tomando como punto de partida a la típica familia disfuncional de primer mundo, Weaver transforma el dramático cuento de Cenicienta en una comedia negra efectiva. El realizador canadiense confía en que su historia conectará directamente con el público mexicano, pues para ambas culturas los lazos de sangre son muy importantes. “Dos situaciones nos convierten en primos lejanos: el lugar que le otorgamos a la familia y el hecho de que tanto ustedes como nosotros siempre estamos resistiendo a los Estados Unidos”, dice el cineasta originario de Toronto.

Cansados de las vejaciones y crueldades de sus frívolos padrastros, cuatro hermanastros –diferentes entre sí– se unen para acabar con su pesadilla poco antes de la Navidad. El joven Joe, quien está a punto de dejar la adolescencia; la descocada Margaret; el tímido Pete y la sensible Danielle, comprueban que, como les sermoneaba su abuelo recién fallecido, “la familia es lo único que no abandona”.

El cineasta explica que la anécdota de su cinta “no es una versión ajena a la vida de los suburbios canadienses. Cuando crecía, veía de cerca estos hogares desintegrados y muchas de las situaciones que descubrí entonces tenían que ver más con una comedia negra que con una tragedia”.

En este cuento actual, los pequeños no están dispuestos a aguantar a sus crueles tutores. Weaver admite que si los productores hubieran sido norteamericanos probablemente le habrían pedido modificar el guión. “Los padrastros de ‘Hermanos’ quizá no hubieran tenido ese destino final”, añade como ejemplo.

Por fortuna, la cinta –que tuvo un costo de medio millón de dólares canadienses– recibió el apoyo del Canadian Film Center, al cual “no le importó que mi libreto contuviera situaciones extremas”. Como los pequeños hermanastros no optan por cortar a sus padres “en pedazos y guardarlos en el refri hasta la próxima primavera”, las situaciones se complican conforme se acerca la Navidad, desbordando en escenas hilarantes, como el aparente retorno de los muertos “desde el más allá”; gangs reiterativos como el  “no eres tonta, nada más usas anteojos”, soltado contra la bella Danielle a la menor provocación; y los personajes estrambóticos que desfilan como la misteriosa Tabby, quien ha perdido a su novio en otro accidente, y la otoñal señora Bradford.

Destaca entre todas las actuaciones, el debut en la pantalla grande de la pequeña Samantha Weinstein, a quien el también actor y guionista describe como “una niña de ocho años con una edad espiritual de 90; fue increíble trabajar con ella”.

“Hermanos” es un homenaje evidente a otro filme donde la blancura de la nieve y las situaciones extremas son la constante: “Fargo” (Reino Unido, 1996). De hecho, Weaver se confiesa gran admirador de los hermanos Ethan y Joel Coen. Será por eso que el canadiense insiste una y otra vez en que su cinta poco tiene que ver con su propia familia. “Yo me llevo bien con ellos, mis padres siguen aún con vida; además, mi madre leyó el guión de ‘Hermanos’ e incluso, me animó a rodarlo”, acaba confesando.

“Hermanos” (Canadá, 2005), dirigida por David Weaver, 85 minutos, con Alex Campbell, Sara Gordon, Samantha Weinstein, Andrew Chalmers.

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