“Chanta” Vielma, una peculiar voz, aguardentosa, cálida, profunda y con mucho sentimiento

Si quieres pasar un maravilloso momento
 romántico y bohemio,
 hay que escuchar este CD
 Foto: Azteca21

Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21

Ciudad de México. 3 de noviembre de 2005. Nuestro país es un verdadero manantial de talento y diversidad cultural. Para donde se dirija la vista, al sur o al norte, al oriente o al occidente, por todos lados brota la riqueza cultural que nos caracteriza. Y una muestra de esta riqueza la podemos apreciar en Santiago “Chanta” Vielma, cantor oaxaqueño poseedor de un registro vocal único, incomparable, sensacional.

Admirador y difusor incansable de las canciones de su paisano Álvaro Carrillo, “Chanta” Vielma tiene la virtud de que las canciones de ese inmortal compositor oaxaqueño suenen nuevas, como recién creadas, como si las cantara por primera vez —y el oyente siente como si las escuchara por primera vez, como su magnífica versión de “Un poco más”, de la que el oyente piensa que quizás puede ser la mejor de todas las existentes.

Lo anterior se debe, según yo, no sólo a su peculiar voz, aguardentosa, cálida, profunda, sino también al sentimiento que la impregna, un sentimiento que le viene desde el corazón y las entrañas, y a que es un verdadero trovador, como dice en una de las canciones, “soy trovador, porque así lo quiso Dios”. Ni duda cabe, “Chanta” Vielma pronto supo cuál era su destino, y se entregó a él por completo; sabía que cantar era su vida, y ha hecho de ésta un arte, o al revés, que en su caso es lo mismo.

Esto se puede apreciar y disfrutar al escuchar su disco compacto “Canciones de la Costa Chica de Oaxaca”, el cual se grabó en los estudios de Trova Serrana, A.C., en Guelatao de Juárez, Oaxaca, y que acaba de aparecer este año bajo el sello de Ediciones Pentagrama.

El disco contiene diecisiete canciones: “Cáncer”, “Un poco más”, “Jamás”, de Álvaro Carrillo; “Mi soledad y yo”, de Indalecio Ramírez; “Pinotepa”, de Santiago Vielma Clavel; “Colibrí”, de María Elia Zárate; “Eso”, de Álvaro Carrillo; “No te vayas”, “Río Grande”, de Santiago Vielma Clavel; “Cuando regreses”, de Indalecio Ramírez; “Se fue Álvaro”, “Toña”, “Elisa”, “Quién iba a creerlo”, de Santiago Vielma Clavel; “Recoge todo”, de Indalecio Ramírez; “La Costa”, poema de Efraín Villegas Zapata, y “Noche y mar”, de Indalecio Ramírez.

Así que en este disco también podemos valorar otra faceta de “Chanta” Vielma, la de compositor, cuyas canciones son de excelente factura, incluso las circunstanciales –como “Se fue Álvaro”—, lo cual nos permite decir que “Chanta” Vielma no sólo es continuador de una tradición musical, sino que es mantenedor de ésta, pues se nutre de ella y, al mismo tiempo, la enriquece con aportaciones originales y valiosas.

Créame, si quiere pasar un maravilloso momento romántico y bohemio, no hay nada mejor que escuchar “Canciones de la Costa Chica de Oaxaca”, de Chanta Vielma, que, a pesar de su título, no se trata de música regional, sino de música romántica de pura cepa. Y con un plus: después de escucharlo una vez, querrá escucharlo muchas más.

Santiago “Chanta” Vielma

Cantante y compositor, es originario de la llamada Costa Chica de Oaxaca, donde empieza a incursionar en la música de manera lírica y casual con los amigos. Alrededor de los años sesenta se traslada a la ciudad de Oaxaca, donde inicia sus actividades musicales con diferentes grupos. Gracias a sus presentaciones, que cada vez atraen a más público, se hace acreedor a varias menciones honoríficas. Participa de manera formal en el programa “Sábados con Saldaña”, en diferentes festivales de canción, encuentros de troveros, fandangos costeños, encuentros de chileneros y ofrece conciertos en diversos foros de la ciudad de México, entre ellos el Auditorio Nacional y el Teatro de la Ciudad. Distinguido exponente de la música de Álvaro Carrillo, desde 1971 ha participado en todos sus aniversarios luctuosos. Ha recibido diferentes reconocimientos por su larga trayectoria en la difusión de la música romántica, así como auténtico trovador de la Costa Chica a través de las chilenas.

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