Divisionismo en IV Cumbre de las Américas

La IV Cumbre de las Américas representa el fracaso total del diálogo en el Continente Americano, primordialmente en una región como la de América Latina que no ha sabido cristalizar el sueño de la unificación de Simón Bolívar y que a pesar de tener tantas coincidencias culturales e históricas está más dividida que nunca.
 En la reunión del Mar del Plata, Argentina, a la que asistieron presidentes y sus representaciones de 34 países privó, en esencia, el consenso y por el contrario  se ahondaron las brechas ideológicas, resurgieron los rencores contra el imperialismo estadounidense, hubo discursos de marcada confrontación verbal que revelaron posturas irreconciliables entre Venezuela y Cuba respecto de México y Estados Unidos.
 Se aprecian distanciamientos, tanto en la concepción de los nacionalismos, como en el papel del Estado,  y en el ejercicio de las prioridades para la región que cambian dependiendo de los enfoques que existen entre América del Sur, Centroamérica y América del Norte.
 No hay punto de acuerdo, ni para el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) ni para otro esquema de unidad porque si bien el ALCA es un proyecto hegemónico favorable a Estados Unidos, no hay ninguna otra contrapropuesta viable para la solidez de la región, sólo acuerdos circunscritos para determinadas áreas geográficas como la Comunidad Sudamericana de Naciones, una extensión del Mercosur con intenciones de una moneda común y la diversificación de las relaciones con la Unión Europea, los países árabes y asiáticos.
 Las confrontaciones ideológicas utilizan a José Martí, a Simón Bolívar, a Ernesto “Che” Guevara, como sinónimos de identidad latinoamericana. Al mismo tiempo surgen absurdos: el presidente Hugo Chávez en su discurso de participación en la “otra cumbre” de los pueblos indígenas  en el Mar del Plata  señaló el papel relevante de Eva Perón a favor del socialismo. El populismo tan dañino.
A nivel regional, tal y como están las cosas, se aprecian  dos equipos rivales: los que están con Chávez, Castro, Lula da Silva y Kirchner, promoviendo los movimientos anti ALCA y pugnando por la integración sudamericana, y el otro equipo que representa México bajo el liderazgo del presidente Vicente Fox al que se encuentran sumados todos los presidentes de Centroamérica dispuestos a integrarse hacia el Norte del continente con la finalidad de ofrecer opciones de crecimiento a la población por medio de la maquila y del libre comercio.
 Durante la participación del presidente Fox en la IV Cumbre de las Américas, el mandatario aclaró que aquellos países con líderes más preocupados por la ideología que por la acción, que simplemente no le entren al ALCA, pero “que tampoco detengan el proceso para los países a favor del acuerdo”.
En Mar del Plata, hubo cumbre y anti cumbre, encuentros y desencuentros, y  bastantes discursos vacíos, tanto de uno como de otro lado. El  presidente Chávez cobijado con Evo Morales, Diego Armando Maradona y otras personas más lo dijo  a los cuatro vientos: “Debemos unirnos para decir ALCA, ALCA, al carajo”. 
A COLACIÓN
Que no nos mientan: la pesadumbre a nivel continental y global no es únicamente contra la globalización, el neoliberalismo, también  es contra el capitalismo y el socialismo. Las fórmulas nos han fallado en la medida en que los gobernantes se enamoran del poder, se vuelven mesiánicos, con ideologías de derecha o de izquierda, y giros extremos en la combinación de la política y la economía con posiciones radicales entre el sacrificio del bien personal por el bien común o viceversa.
Nos han fallado, el capitalismo y el socialismo, el libre mercado nos ha vuelto maquiladores de primera, de segunda y de tercera. Hoy no podemos presumir de un mejor poder adquisitivo, ni de trabajos más estables, o bien  de la persistencia de las prestaciones cuando es innegable el retroceso en las conquistas laborales para sostener la producción de bajo costo, el colchón de la competitividad.
El problema no es el choque de ideologías,  no deriva de enarbolar a Martí o a Friedman, el problema es el agotamiento de la gente que ya no cree en nada, que ha perdido la esperanza, la fe en los gobiernos y en los candidatos cada vez más acotados por las políticas supranacionales por los compromisos con los organismos acreedores internacionales. Priva un desánimo generalizado.
SERPIENTES Y ESCALERAS
Es demasiado porfiarse en que el libre mercado tiene bondades excesivas, me parece demasiado arriesgado darle cualidades superlativas a la competencia voraz a la que te sumergen los acuerdos comerciales máxime cuando persisten la competencia desleal, el proteccionismo de los países más desarrollados a diversos sectores, cuando se recurren a las prácticas dumping o antidumping y cuando los gobiernos utilizan muchas tácticas artificiales para mantener la competitividad de su balanza comercial, como es el usar un tipo de cambio subvaluado.
¿Qué hay detrás del libre comercio? El poder hegemónico de las multinacionales que durará hasta que resurjan diversos movimientos similares a  los de 1848 en que se renueve el espíritu de la solidaridad, la equidad y la inclusión.
Ahora bien, el escenario global debe analizarse de manera acuciosa en el proceso de formación de los bloques comerciales. En el Continente Americano difícilmente repetiremos un molde similar al de la Unión Europea.
Tras el fracaso de la IV Cumbre de las Américas, se anticipa la escisión regional en dos bloques: el del Norte hasta Panamá y el del Sur con la Comunidad Sudamericana de Naciones.
El factor de tensión deriva de la política injerencista-belicista de la Casa Blanca, el presidente George W. Bush no había llegado a un escenario regional arrastrando tan bajos índices de popularidad al interior de su país
Y mientras que en la arena internacional los políticos se enfrentan y agitan sus aguas, el escenario global tiene muestras preocupantes de una delgada línea, demasiado frágil en lo social y humano. Las muestras de París son el signo de que la migración está siendo, de nueva cuenta, analizada desde el terreno de la xenofobia. Desde Nueva York, hasta París o Melbourne, el afluente humano llega dejando atrás sus países cargados de violencia; pobreza histórica y generacional; falta de oportunidades; inestabilidades políticas a lo que debe añadirse el desplazamiento poblacional producto de la sequía y los fenómenos climáticos.
Nuevamente nos encontramos en una etapa crucial en la historia.
Agradezco sus comentarios a: claulunpalencia@yahoo.com

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