Ricardo Montaner un romántico con éxito que estuvo a punto de perderse en el anonimato
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El venezolano Ricardo Montaner
Foto: Internet
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Los Ángeles, EU.- 20 de octubre del 2005.- Le costó mucho darse a conocer. Vaya si tuvo que sufrirla casi por 10 años en escenarios de festivales de pueblos pequeños peruanos, en bares colombianos, participando en concursos de cantantes buscando oportunidades. Fue en uno de esos eventos, en una corrida de toros en Mérida, Venezuela, que Ricardo Montaner encontró, finalmente, que alguien se fijara en su voz y le ofreciera grabar su primer disco.
“Allí se realizaba la elección de la reina de belleza de la ciudad, en ese festival. El cantante principal no asistió y yo debía cantar sólo dos temas y terminé cantando seis para una audiencia de 18 mil personas. El presidente de Rodven, la primera disquera que yo tuve, se encontraba en el festival y me ofreció grabar un disco. Así comenzó todo”, hace remembrazas el cantante en una entrevista en un hotel de Beverly Hills.
De no haber sido así, Montaner, que ya se había fijado un plazo para insistir en su carrera de cantante, estaría en estos momentos escribiendo crónicas periodísticas en lugar de canciones. Habría retomado sus estudios de periodismo que los abandonó para dedicarse a la música.
“Creo que estuve a punto de convertirme en un perdedor”, agrega el cantante que retorna este fin de semana a Los Ángeles para un concierto en el anfiteatro Gibson el domingo. “Es cierto, hubiera regresado a la universidad para terminar de estudiar, pero un tanto frustrado. Debo agradecer a Dios que eso no ocurrió. Cuando miro hacia el pasado, sé que estuve a punto de colgar los guantes, pero, te repito Dios fue muy generoso conmigo”.
Hoy, por el contrario, el venezolano nacido en Argentina —en el barrio de Avellaneda de Buenos Aires— conoce del éxito total. De los festivales pueblerinos peruanos pasó al Festival de Viña del Mar, de Chile, al que regresó seis años consecutivos y donde llevó el mayor número de preseas del evento. El año pasado, fue el presentador del festival, al lado de la chilena Miriam Hernandez.
Montaner se está presentando este domingo en el Gibson, como parte de su gira Todo y nada, promocionando su reciente álbum que lleva el mismo nombre, un disco en el que el cantautor retoma la balada clásica, pero también ritmos bailables con letras románticas.
Sus producciones anteriores, hechas con el acompañamiento musical de la London Metropolitan Orchestra, (Vol. 1 y 2), interpretando sus mejores temas, ponen al venezolano en la línea de las grandes voces románticas de Latinoamérica. Como cantante, posee la voz clásica del baladista. Y sus composiciones son en su mayoría temas que cantan a las parejas enamoradas, al amor sublime o al desengaño.
Todo y nada, es una producción musicalizada un tanto diferente. “Traemos un tema, La mujer que me robé, con ritmo de gaita, es un ritmo folklórico venezolano de la zona occidental del país, del estado de Zulia, que tiene unos elementos sonoros muy particulares, que se los dan el cuatro, la tambora, la charrasca [un güiro metálico que se toca con una varita de metal] que tiene un sonido estridente y mezclado con la tambora, da un sonido especial”.
La letra es la historia de un inmigrante que cruza la frontera para encontrarse con su amor al otro lado del río.
El autor de letras románticas y el cantor de baladas no le teme a los ritmos modernos. Si bien tiene en su repertorio música para bailar, no es por lo que más se le admira. Y sería dificil imaginar a un Montaner variando su estilo sólo para no quedarse atrás.
“La balada, o mejor, la música romántica no necesita ubicarse. Ya está ubicada, lo demás no importa. Un ejemplo: dónde puedes ubicar el blue jean [los pantalones de mezclilla], con tanta influencia italiana, europea, china, japonesa, el blue jean está siempre allí. Lo puedes usar de diferentes cortes, pero sigue siendo el mismo. La balada es igual, puede venir el reggaetón, la salsa, el merengue, el rap, el hip-hop, pero te aseguro: todos los intérpretes de estos géneros o ritmos, incluyendo a los raperos, a la hora de hacer el amor, lo hacen con una balada, no creo que lo hagan con un reggaetón”.
Nada más contundente para afirmar que los tiempos y ritmos cambian pero lo romántico es lo único que se mantiene. Igualmente, sus mejores intérpretes se mantienen.
La gira que comenzó en Puerto Rico hace mes y medio y continuó en Miami, Nueva York, Las Vegas, lo trae después de tres años a Los Ángeles, para luego seguir en México y Sudamérica. “En febrero nos vamos a España para hacer presentaciones y luego volver a terminar la gira en México y Venezuela”.
Quienes han visto a Montaner en la tarima, conocen de su carisma, de su buena comunicación con el público y sobre todo, de la emoción que pone en sus temas. No es raro ver a las damas enamoradas echar algunas lágrimas, lo cual motiva todavía más al intérprete.
Que si sus hijos —Alejandro y Héctor— quienes ya entraron a la misma arena artística del padre, alcanzarán el nivel de su progenitor sólo el futuro lo sabe.
“Raro no sería que alguna vez estemos en una misma tarima los tres. Pero no por ahora. Yo pienso que Al y Héctor tienen que seguir buscando ese lugar, que seguramente lo tienen, para continuar. Ellos todavía están explorando y les está yendo bien en el poco tiempo que tienen, pero tienen que echar pa’lante y tener paciencia”.
Mientras tanto, la familia, es muy unida. Residentes todos en Miami, con ese buen sentido del humor que posee Montaner, dice que se ven todos los días a la hora del almuerzo.
“A la hora de comer siempre están allí, llegan al mediodía, se comen mi comida y se van”. (Agencias)