Banca otorga más tarjetas de crédito

Las cifras oficiales de la Secretaría de Hacienda indican que el crédito bancario registró un crecimiento de 21.2% entre 2000 y 2005, ritmo que se ha venido acelerando, de forma que a julio de este año aumentó a una tasa anual de 31.1%, destacando los crecimientos del crédito al consumo y a la vivienda de 44.5% y 45.1% anual, respectivamente.
 La banca ha dejado atrás la astringencia que caracterizó todo el sexenio del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León en materia de crédito y financiamiento, para recuperar la estrategia previa a la crisis de 1994 en derrama de préstamos a personas y empresas.
 Para toda economía, al tiempo que la política monetaria y fiscal son dos brazos fundamentales, la banca  funge con un rol esencial a favor de la expansión, acelerador del consumo interno y vitamina para dinamizar muchos sectores entrelazados en el mercado hipotecario, el segmento automotriz, empresarial; etc.
 La banca tiene un rol que es insustituible, es cierto que puede ser complementado por medio de otros intermediarios financieros, incluso después de la crisis que se desató a finales de 1994 y el quebranto con efecto dominó que sufrieron las instituciones de crédito, mientras que la banca transitaba por un periodo de salvamento, fusiones, ventas a extranjeros y consolidación, a la par surgieron las Sociedades Financieras de Objeto Limitado (SOFOLES).
 Las Sofoles son instituciones financieras autorizadas por la Secretaría de Hacienda reglamentadas en sus operaciones por el Banco de México y supervisadas por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, que hicieron su entrada al sistema financiero mexicano con las reformas al artículo 103 de la Ley de Instituciones de Crédito.
Estas entidades tienen por objeto otorgar créditos o financiamiento para la planeación, adquisición, desarrollo, construcción, enajenación y administración de todo tipo de bienes muebles e inmuebles a sectores o actividades específicos.  Hay Sofoles por tipo de crédito: agroindustrial; automotriz; personal;  empresarial; hipotecario.
En la mayoría de los casos las Sofoles han demostrado una alta  eficiencia y nivel de atención en áreas torales y sensibles que los bancos descuidaron a partir de su proceso interno.
Ahora la banca, mayormente extranjerizada, está de vuelta en la microeconomía por medio de un caro oxígeno crediticio concedido a personas y empresas que tienen que tomarlo en tiempos en que la falta de liquidez lleva a depender de  los   pagos a plazos, los abonos chiquitos y el dinero de plástico.
A COLACIÓN
 En el segmento del crédito al consumo, el rubro de las tarjetas de crédito tiene un sitio primordial. Hoy observamos de nueva cuenta una estrategia agresiva por colocar más tarjetas de crédito, al finalizar 2005 la banca habrá autorizado el uso de 3.7 millones de tarjetas más dentro del sistema.
 Algunas instituciones como BBVA Bancomer lideran una fuerte competencia en el desarrollo del crédito. Como referencia, BBVA Bancomer incrementó en un 84% su cartera de créditos al consumo, en un 36% las hipotecas y en más de un 25% sus créditos comerciales, por encima del promedio del mercado financiero mexicano.
 Ante el nuevo “boom” tenemos que recurrir a nuestra memoria reciente y no olvidar cuánto daño nos hizo internamente al bolsillo, a las finanzas personales, familiares y empresariales, la crisis devaluatoria de finales de 1994 con una consecuente distorsión en las tasas de interés que llegaron a niveles inimaginables superiores al 90 por ciento.
 Todos conocimos casos de familiares y amigos con más de tres tarjetas de crédito, totalmente saturadas, y que con la espiral de las tasas fue prácticamente imposible pagarlas. Hubo quienes vendieron un coche o dos para liquidar las deudas.
 Después de esa experiencia traumática, las personas debemos movernos con mucho sentido de precaución en el momento de tomar cualquier crédito, en especial con la  tarjeta.
 A pesar de que la inflación es de un dígito, menor al 5%, de que las tasas de interés pasivas para el pago de los ahorros son menores al 10%, en contra parte, las tasas de interés activas utilizadas de referencia para el pago de las tarjetas de crédito son de dos dígitos reflejo de la usura, de la ineficiencia del sistema y de los altos índices de intermediación.
 En el mercado financiero podemos encontrar tasas de interés anuales que parten desde un 24% anual en el caso de la tarjeta Inbursa efe o un 24.69% en la tarjeta de crédito Serfin light hasta un interés del 49.69% en la tarjeta de crédito del Banco de Bajío; Scotiabank clásica; Ixe visa internacional clásica; Scotiabank dorada; o el  49.51% de la tarjeta de crédito BBVA Bancomer oro internacional; entre otras más. Ninguna tarjeta de crédito se salva del cobro adicional del IVA ni de una serie de comisiones que cada banco aplica a su libre conveniencia.
De esta forma podemos encontrar comisiones por apertura de tarjeta; pago de anualidad; reposición de tarjeta; reclamación improcedente; sobregiro; tarjetas adicionales; y hasta la ridícula comisión de 47 pesos que cobra  Uni Santander K por no usar la tarjeta de crédito durante un mes.
En la parte de tips y recomendaciones que le podemos ofrecer desde esta columna, sé que lo ideal sería utilizar la tarjeta de crédito únicamente para casos de emergencia, pero la realidad es que el 70% de nuestro consumo lo realizamos a crédito. Esto nos obliga a un amplio sentido de la administración para evitar asfixiar nuestro ingreso encadenándolo al pago de los intereses de la tarjeta.
Importante: no dejar nunca de cumplir con el requerimiento del mínimo, de preferencia hacerlo tres días antes de la fecha del corte y procurar que la mayoría de las veces la  tarjeta de crédito se quede en casa,  para efectuar con dinero constante y sonante los pagos más inmediatos, sobre todo los consumos diarios. Lo más loable es que la tarjeta de crédito sirva de instrumento adicional para sacarnos de problemas, no “para meternos en problemas”.  Por favor no tenga más de dos tarjetas de crédito, es más, con una basta.
¿Cómo sacarle provecho a la tarjeta de crédito?  En primera, siendo un deudor cumplido; nunca tener a tope la tarjeta; inscribirse en los programas de lealtad y puntos que ofrecen los bancos; y utilizar la tarjeta para comprar aparatos de línea blanca o de oficina que realmente se requieran y que por su precio no podemos pagar con liquidez. Los mejores esquemas  son los de mensualidades fijas sin intereses.
Agradezco  sus comentarios a: claulunpalencia@yahoo.com

 

Redacción Azteca 21

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