El pintor oaxaqueño Francisco Toledo es galardonado con el “Premio Nobel Alternativo”
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Toledo ha sido un baluarte
defensor de la cultura
de su estado natal
Foto: Internet
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Ciudad de México.- 29 de septiembre del 2005.- Francisco Toledo es un personaje emblemático en México. De pelo revuelto, mirada cansada y huaraches (sandalias) perpetuos, además de ser el principal artista plástico vivo de su país, es uno de los mayores defensores del patrimonio cultural.
En Oaxaca, la capital de su estado natal, este hombre de 65 años, galardonado hoy con el Premio Nobel Alternativo, ha librado fuertes batallas contra la destrucción de la riqueza de su arquitectura.
Hace tres años encabezó un movimiento que evitó la apertura de un McDonald’s en pleno centro histórico de la ciudad, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco y famosa por su magnífica gastronomía de raíces indígenas.
Según afirma, encabeza estas luchas incluso en contra de sí mismo, porque a veces ya no le quedan ni tiempo ni ganas para su labor creativa como pintor, escultor y grabador, con múltiples técnicas y materiales, como la tierra y los frijoles.
En Oaxaca su papel como promotor cultural es continuo. En 2001, se fue por una temporada a Los Angeles para recuperar energías, dedicarse a crear y reunir recursos para nuevos proyectos de su fundación ProOax.
"Yo quiero pintar, yo quiero hacer mi trabajo, como líder no lo hago, no tengo el carácter para estar en esto, creo que ya debo cuidar mi casa", afirma sobre su activismo cultural.
Fundador del Instituto de Artes Gráficas y del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, entre otras instituciones, Toledo trabajó en la reconstrucción del convento de Santo Domingo, una de las grandes joyas arquitectónicas de México.
Exigente, inseguro, disconforme. Así se define muchas veces cuando se le pregunta sobre sí mismo a este artista, de la etnia zapoteca, que ha expuesto su obra en ciudades como Londres, París, Nueva York y Oslo.
"Siempre he sido especialmente miedoso, aunque un miedoso muy imprudente, que no se mide, que no sopesa riesgos", declaró una vez, interrogado sobre los riesgos de su liderazgo por la defensa cultural de Oaxaca, contra los grandes intereses políticos y económicos.
Sobre su obra dice que, una vez concluido un trabajo, prefiere olvidarse de que lo ha hecho.
"Hay obras que me resultan tan ajenas… No sé si exageren de otro pintor", sostuvo. Lo que siento realmente mío es lo que está en mis manos. En realidad, una vez que las piezas salen del estudio, se corta definitivamente el cordón".
Después de una exposición que se hizo hace cinco años en Londres, Toledo se quejó del folclore con que se presentó su obra. "Me aburre.
Me desilusiona. El señor que expone en Londres no soy yo sino otro, muy diferente", afirmó. "Como siempre, se van más por el personaje, por la biografía. Creo que en Londres andan en la búqueda de otra Frida Kahlo, de quien no importaba si era buena o mala pintora, sino con quién se acostaba o si se vestía de tehuana. A mí por desgracia no me queda el traje; si no, me lo ponía". (Agencias)