Petrocaribe: las maniobras de Chávez

El reto parece insuperable: una población creciente, diversa y con diferencias enconadas, concentrada en buena medida en las zonas urbanas, que demanda más y más servicios. Sostener la economía global con base a este contexto demográfico implica un crecimiento del 50% en la generación de energía para los próximos diez años.
La demanda por petróleo pasará de 75 millones  de barriles de petróleo diarios a más de 100 millones de barriles en 2015.
 En la perspectiva actual Estados Unidos produce el 12% del total mundial, nueve millones de barriles diarios; pero consume el 25% del crudo, unos 20 millones de los 75 millones de barriles diarios que se producen en el globo terráqueo.
 Por ello, para satisfacer las necesidades de su economía debe  recurrir a la importación de 11 millones de barriles diarios. México le vende un millón 600 mil barriles y Venezuela dos millones de barriles diarios de crudo. El resto proviene de los países árabes.
 El organismo Oil Watch evalúa que a este ritmo, Estados Unidos sólo posee crudo para once años, pero si tuviera que producir todo lo que consume, sólo tendría petróleo para cuatro años. Por ende, Estados Unidos importa millones de barriles al día y busca desesperadamente garantizarse el acceso a los mercados de crudo como el de Canadá y México; y tomar el control de Medio Oriente que  concentra el 65% de las reservas mundiales.
 El World Resource Institute concluye que el petróleo proporciona a Estados Unidos el 40% de la energía que consume y el gas natural aporta un 25 por ciento.
 Desde esta perspectiva se entiende el por qué de  la decisión de la Casa Blanca de invadir a Irak (más por razones energéticas que terroristas), país que de acuerdo con Global Trends y la OPEP tiene reservas probadas por 112 mil 500 millones de barriles, las segundas más importantes a nivel mundial, después de Arabia Saudita.
 Por el petróleo hay una guerra de intereses,  jugadas bien calculadas, invasiones, especulaciones y la creación de varios frentes amplios entre las poderosas multinacionales petroleras francesas, rusas, estadounidenses,  británicas y españolas.
A COLACIÓN
 El TLCAN entre México, Estados Unidos y Canadá quizá no hubiera prosperado si México careciera de petróleo. Somos para la Unión Americana un eslabón estratégico sobre del que penden presiones  para abrir totalmente el sector de la energía y avanzar en la integración.
 Y es que, con todo y las carencias en infraestructura,  Petróleos Mexicanos (PEMEX) es la tercera empresa productora de crudo en el mundo después de las firmas Saudi Aramco, de Arabia Saudita y de NIOC, de Irán, que ocupan el primer y segundo lugar, respectivamente.
De acuerdo con el Anuario Estadístico 2005 elaborado por la paraestatal, durante los primeros siete meses del año, la producción de crudo de PEMEX fue de 3 millones 329 mil barriles diarios.
 Al tiempo que Estados Unidos pretende la  sinergia energética con México, otros países de América Latina encaminan sus pasos a eventos afines entre los miembros de la región. Hace unos meses, bajo el liderazgo de Brasil, con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, surgió la Comunidad Sudamericana de Naciones privilegiando una unión comercial, económica, monetaria y política.
 Otros acuerdos tienen que ver con el tema energético, que abandera Venezuela, un país miembro de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) con una producción de 2.81 millones de barriles diarios.
 Entre las propuestas de Hugo Chávez, el controvertido mandatario venezolano, encontramos “Petrosur” que se confundía al mismo tiempo con “PetroAmérica”, ambas con intenciones de una unificación energética en América del Sur con precios preferenciales y ductos y oleoductos intra-región.
 A muchos analistas nos quedó la duda de si  Petrosur era una iniciativa para tratar de contrarrestar a PetroAmérica o bien si ésta era precisamente el primer paso para llegar a PetroAmérica.
 La idea del presidente Chávez nunca fructificó pero esto no implicó que dejara de insistir en  una comunidad energética, que finalmente logró eco entre las pequeñas economías del Caribe.
 No es Petrosur, ni PetroAmérica, se llama Petrocaribe, un acuerdo  signado el 6 de septiembre pasado en Montego Bay, Jamaica, por los respectivos presidentes de  República Dominicana, Granada, Jamaica, Surinam, Antigua y Barbuda, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, Belice, Bahamas, San Vicente y las Granadinas, Guyana, Dominica, Cuba y Venezuela.  Barbados y Trinidad y Tobago fueron las únicas naciones que se abstuvieron de firmar.
 ¿Qué es Petrocaribe? Se entiende como la suscripción para adquirir petróleo venezolano en condiciones especiales, es decir, que Venezuela suministrará crudo con precios preferenciales a los socios de Petrocaribe y además asumirá los costos de transporte y del desarrollo de la infraestructura energética.
 Entre los objetivos principales de esta asociación encontramos los siguientes en el texto de la formalización de Petrocaribe: 1) Contribuir a la seguridad energética, al desarrollo socio-económico y a la integración de los países del Caribe, mediante el empleo soberano de los recursos energéticos, todo esto basado en los principios de integración “Alternativa Bolivariana para América, (ALBA). 2) Con el propósito de activar el Fondo ALBA- CARIBE,  Venezuela aportará un capital inicial de 50 millones de dólares. 3) Todos los términos y condiciones de los convenios de financiamiento aplicable se establecerán mediante conversaciones bilaterales con dichos países. 4)  Con el fin de dar inicio a las operaciones, la empresa Petróleos de Venezuela (PDVSA) ha creado una filial de propósitos especiales bajo la denominación social PDV CARIBE. 5) Venezuela concederá a los países miembros un financiamiento de largo plazo sobre del  precio del barril. 6) Cuando el precio exceda los 40 dólares, el periodo de pago se extenderá a 25 años, incluyendo los dos años de gracia referidos, reduciendo el interés al 1 por ciento. Para el pago diferido, Venezuela podrá aceptar que parte del mismo se realice con bienes y servicios, pactados con precios preferenciales. 7) Los productos que Venezuela podrá adquirir a precios preferenciales serán insumos como el azúcar, otros bienes o servicios.
 En resumidas cuentas no todo es gratuito es más de lo mismo, de lo que la Casa Blanca ha predicado, la ley del fuerte sobre la del débil.
Agradezco sus comentarios a:claulunpalencia@yahoo.com

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