¿La censura cinematográfica, un abuso de poder?: Rafael Aviña

El crítico e investigador
cinematográfico Rafael Aviña

Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21

Guanajuato. 29 de julio de 2005. Este mediodía se llevó a cabo una de las
actividades que más interés ha despertado entre el público asistente al 8
Festival Internacional de Cine Expresión en Corto 2005: la Conferencia
Magistral ?Censura. Autocensura. Provocación?, la cual estaba programada
en el Auditorio Chico, adjunto al Auditorio del Estado, pero ante la enorme
expectativa generada se tuvo que realizar en este último.

En dicha conferencia participaron el crítico e investigador cinematográfico
Rafael Aviña, el cineasta Carlos Carrera, el dramaturgo Víctor Hugo Rascón
Banda ?como moderador?, el cineasta Sergio Olhovich, el guionista Xavier
Robles y el ensayista e investigador cinematográfico Víctor Ugalde. También
estaba anunciado el director cinematográfico Felipe Cazals, pero no estuvo
presente en la conferencia.

Carlos Carrera habló de los distintos tipos de censura que ha sufrido a lo
largo de su trayectoria fílmica, destacando la presión ejercida antes,
durante y después de la filmación de su última película: ?El crimen del
padre Amaro?.

Sergio Olhovich mencionó que la censura siempre ha existido y existirá. Dijo
que durante toda su carrera cinematográfica ha tenido que luchar contra la
censura y puso como ejemplo un guión que escribió sobre Benito Juárez, el
cual un funcionario cinematográfico de décadas pasadas se lo rompió ante sus
ojos diciéndole que esas hojas arrancadas no se podían filmar.

Por su parte, Rafael Aviña leyó fragmentos de un texto denominado ?Censura
fílmica en México?, en el que señaló que ?La censura, en particular la
referente al cine, es sobre todo un abuso de poder, un acto histérico de una
moral enferma y, peor aún, un absurdo berrinche que ha dado al traste con
buenas y malas películas?.

El también autor de ?Tierra brava: el campo visto por el cine mexicano?
hizo un recuento de las películas censuradas en México, desde ?El
prisionero número 13? (1933), dirigida por Fernando de Fuentes, ?un
realizador con un largo historial de cintas censuradas?, como le sucedió
después con ?¡Vámonos con Pancho Villa!? (1936).

Luego mencionó el caso de ?Los olvidados? (1950): ?Al parecer, el
productor Oscar Dancingers pidió a Buñuel que cambiara el terrible final
donde Pedro, el protagonista (Alfonso Mejía), es arrojado a un basurero luego
de ser asesinado por El Jaibo (Roberto Cobo), incluso su madre, interpretada
por Stella Inda, se cruza con el cadáver sin darse cuenta?.

Después continuó su recuento con ?La mancha de sangre? (1937), de Adolfo
Best Maugard, que trasladaba con fidelidad el ambiente prostibulario y
cabaretil de los años treinta a la pantalla. ?Más allá de las putas de la
época con vocación melodramática como ?Santa? o ?La mujer del
puerto?, las prostitutas de Maugard se alejan del arquetipo tradicional para
ejercer con placer un oficio como cualquier otro?, aseguró Aviña.

El también guionista siguió su relación con ?Creo en dios? (1940), de
Fernando de Fuentes. ?Curiosamente, hasta este momento la censura como
institución no tenía la suficiente fuerza hasta que el 1 de abril de 1941, se
instituye el Departamento de Supervisión Cinematográfica, dependiente de la
Secretaría de Gobernación, bajo la dirección del documentalista Felipe
Gregorio Castillo… De hecho, Castillo fue el responsable directo de la
censura y mutilación de ?La mancha de sangre? e intentó una jugada
similar con ?Las abandonadas? (1944), de El Indio Fernández, debido a su
temática, en la que salían mal parados algunos personajes ligados con el
Ejército?, expresó.

Después señaló los casos de ?Espaldas mojadas? (1953), de Alejandro
Galindo, que tuvo que esperar dos años para poder ser exhibida; el Indio
Fernández, quien se vio en la necesidad de hacer modificaciones a ?El
impostor? (1956), basada en la pieza de Rodolfo Usigli, ?El
gesticulador?, que tocaba el tema de la oposición electoral y que se
estrenó hasta 1960; ?El brazo fuerte?, cinta independiente de fines de los
años cincuenta sobre el ascenso de un cacique rural, escrita por Juan de la
Cabada, que sólo pudo ser estrenada hasta 1974.

Asimismo, enunció los casos de ?Cada quien su vida? (1959), según la obra
de Luis G. Basurto, con Ana Luisa Peluffo y Kitty de Hoyos, que sufrió algunos
cortes; ?La sombra del caudillo? (1960), de Julio Bracho, guardada y
enlatada por más de tres décadas; ?La ley de Herodes? (1999), de Luis
Estrada, que mostraba la demencia y la corrupción del PRI en 1949; ?Rosa
Blanca? (1961), enlatada durante once años, una epopeya a nivel de
monografía escolar sobre el triunfo cardenista en lo referente a la
expropiación petrolera de 1938. ?Por cierto, la última cinta de Alejandro
Galindo, titulada ?Lázaro Cárdenas?, de 1985, lleva ya 20 años sin
estrenarse?, afirmó Rafael Aviña.

Luego tocó el turno a ?Nuevo mundo? (1976), de Gabriel Retes, que trataba
el tema de la virgen de Guadalupe; ?La viuda negra? (1977), de Arturo
Ripstein, ?enlatada por cerca de seis años no tanto por los desnudos de
Isela Vega, sino por sus tórridos embates amorosos con el cura de un pueblo
(Mario Almada)?; ?Satánico Pandemonium? (1973), de Gilberto Martínez
Solares, cuyo subtítulo era ?La sexorcista?, en la que ?una novicia se
dedica a darle vuelo al hábito?; ?La leyenda de Rodrigo? (1977),
dirigida por el fraile dominico Julián Pablo; ?Los perversos (a go-gó)?
(1965), de Gilberto Martínez Solares; ?Redondo? (1985), de Raúl Busteros,
y ?El padre Juan? (1985), de Marcelino Aupart, acerca de un cura obsesionado
por la imagen publicitaria de una atractiva joven (Rosita Bouchot).

Posteriormente, Rafael Aviña mencionó a ?El grito? (1968-71), de Leobardo
López Aretche, ?emotivo e insuperable testimonio sobre el movimiento
estudiantil del 68 que reconstruye la brutalidad policiaca?; ?Rojo
amanecer? (1989), de Jorge Fons, escrita por Xavier Robles y Guadalupe
Ortega; ?Nos traicionará el presidente? (1988), de Juan Fernando Pérez
Gavilán, tuvo que cambiar su nombre por el de ?Intriga contra México?;
?Comando marino? (1989), de René Cardona III; ?La ciudad al desnudo?
(1989), de Gabriel Retes, ?Intrépidos punks? (1983), de Francisco
Guerrero, y su secuela, ?La venganza de los punks? (1987), de Damián
Acosta; ?Masacre en el río Tula? (1985), de Ismael Rodríguez hijo;
?Bancazo en Los Mochis? (1989), de Francisco Guerrero.

Continuó con ?Un hilito de sangre? (1995), de Erwin Neumaier; ?Y tu mamá
también? (2001), de Alfonso Cuarón; ?El crimen del padre Amaro? (2002),
dirigida por Carlos Carrera; ?Yo te saludo, María? (1985), del cineasta
francés Jean-Luc Godard, que tardó diez años en exhibirse; ?La última
tentación de Cristo? (1988), de Martin Scorsese, liberada 16 años después;
?La pasión de Cristo?, de Mel Gibson, con clasificación C.

Rafael Aviña también mencionó el intento de aplastar a la cultura fílmica de
nuestro país en noviembre de 2003, cuando la administración foxista quiso
desaparecer la cinematografía nacional con la venta del Imcine, los Estudios
Churubusco y el Centro de Capacitación Cinematográfica.

?El cine es una de las opciones de cultura popular más accesible, es uno de
los acercamientos más sensibles a la realidad que nos rodea. Ya de por sí, lo
han convertido en un cadáver viviente, ahora quieren matarlo a palos
aprovechándose de su pobreza y su flaqueza. Por el contrario, en lugar de la
censura y la destrucción, hacen falta incentivos fiscales que activen la
producción cinematográfica, ya que el cine puede ser muy redituable y no
sólo a nivel económico. Se trata de una verdadera pasión colectiva que es
parte fundamental de nuestra historia y nuestra cultura?, concluyó Aviña.

Al término de la conferencia se suscitó una discusión entre Víctor Ugalde y
Xavier Robles, debido a que éste reclamaba el rechazo del Comité técnico de
Fidecine, del que forma parte Ugalde, de un guión suyo que participó en la
convocatoria de dicho fideicomiso aduciendo que era un guión escrito diez
años antes. ?Los dictámenes deben basarse sólo en razones técnicas?,
insistía Robles.

Por último, la conferencia magistral tuvo que ser interrumpida, pues se
prolongó más de lo estipulado, a pesar de que el tema daba para más
comentarios y el público quería seguir participando con preguntas. Sin
embargo, la programación del 8 Festival Internacional de Cine Expresión en
Corto debía continuar.

Comentarios a esta nota: Gregorio Martínez Moctezuma

Leave a Reply