Chávez va por el tercer Grammy
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Un dibujo de Rufino Tamayo
adorna la portada del tercer
volumen de la obra de Chávez
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Era la única manera de poner al alcance del público la prolífica producción del compositor mexicano Carlos Chávez: editando una serie de cuatro álbumes con los trabajos de la vasta inspiración de quien es, sin temor a dudas, el más versátil y completo compositor de música clásica de México.
Los dos primeros volúmenes, lanzados al mercado en 2003 y 2004, respectivamente, se llevaron el Grammy. El tercero acaba de salir al mercado. Y el cuarto está previsto para el próximo año.
El director de Southwest Chamber Music, Jeff von der Schmidt, es el productor y responsable de esta edición discográfica junto a Cambria Master Recordings. Von der Schmidt quiso rendir un homenaje al compositor cuya música aprendió a conocer cuando aún era niño y vivía en Monterey Park. Tenía de vecina a una familia mexicana, que gustaba de la música de Chávez. Desde esa época ya se familiarizó con la Sinfonía india.
La versatilidad extraordinaria del autor mexicano, permite escuchar ballets, sinfonías, conciertos, cantatas, óperas, piezas para piano, voces y música de cámara para ensamble, que el compositor escribió para ser tocadas por orquestas completas, coros o grupos de vientos, cuerdas, percusión, etc.
Los dos primeros discos contienen la música de cámara escrita por Chávez en la interpretación de Southwest Chamber Music, bajo la dirección de Von der Schmidt. El primero contiene sus tres Invenciones, para piano, arpa y trío de cuerdas y, además, Suite para doble cuarteto —basados en temas del ballet La hija de Colchis— trabajo que puso a consideración del público en 1946.
El segundo volumen es también música de cámara y comienza con Energía, su trabajo de 1920. Luego Soli, compuesto por sus piezas más importantes para instrumentos de vientos y en las que se puede apreciar esa singularidad del maestro de la no repetición en la música. Sonata for Four Horns, una sonata para cuarteto de trompetas, es considerada una obra maestra. El lucimiento individual de los músicos y la excelente batuta de Von der Schmidt, hicieron merecedores a ambas placas de los premios Grammy en dos años consecutivos.
Este tercer trabajo es todavía más sorprendente. Se ha rescatado la creatividad de Chávez para componer piezas donde hace lucir a los instrumentos de percusión en la música clásica.
“La música que el maestro Chávez compuso para percusión fue definitiva para influenciar a muchos compositores, no sólo de México sino del mundo entero acerca de la música para ensamble de percusiones”, ilustra Ricardo Gallardo, director de Tambuco Percussion Ensamble, el grupo percusionista mexicano que interpreta en este disco, precisamente, Tambuco, la obra maestra para percusión de Chávez.
“Gracias a la música que él escribió, todos se dieron cuenta de la capacidad expresiva que las percusiones podían alcanzar”, reafirma Gallardo, quien explica que el dar a su ensamble de percusión el nombre de la pieza extraordinaria del compositor, se busca rendirle un homenaje y al mismo que sea la voz por la que puedan hablar los compositores de México y de Latinoamérica.
En efecto, Tambuco es única. Tiene el remarcado estilo de la no repetición, el concepto principal de Chávez en sus obras. Si se escucha Toccata (1940) y Tambuco (1960), se puede notar claramente la perfección que alcanza en la última. “Se puede ver un gran progreso y una gran transformación. Transformación es la palabra clave en la música de Chávez, porque como sabemos, nunca repite su estilo. Siempre continuó buscando nuevas formas de expresión”, dice Gallardo.
En sus primeras composiciones, los sonidos son con instrumentos prehispánicos, indígenas puros. Xochipilli es un ejemplo de ello: allí se escuchan teponaxltes, huehuetls, sonajas, cascabeles, que se mezclan con sonidos de vientos, concibiendo una pieza suave, agradable, claramente indígena.
“En Toccata ya utiliza instrumentos como el bombo, platillos, redoblantes. Veinte años después en su obra maestra, Tambuco, hace una mezcla de todos los instrumentos, los prehispánicos y los modernos; percusiones de teclados como marimbas, vibráfonos, xilófonos. Es una gran enciclopedia de la percusión”, agrega Gallardo.
Aunque incluye Antígona, apuntes para la sinfonía, su primer trabajo en esta música neoclásica, el tercer álbum tiene un contenido sumamente indígena muy bello, que incluye las Cuatro Melodías Tradicionales Indias del Ecuador, en la voz de la mezzo soprano Suzanna Guzmán y Lamentaciones y Cantos de México.
Pero el volumen III está básicamente dedicado a la genialidad de Chávez en su creación de sonidos para la percusión. como Partita for Solo Timpani, escrita en 1973, la pieza más difícil y complicada de entender.
Carlos Chávez, quien vivió al lado de los grandes, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Rufino Tamayo y Silvestre Revueltas, buscó intensamente la real identidad mexicana, aquella que Octavio Paz define como: “El mexicano no se afirma como una mezcla, sino como una abstracción. Es un hombre. Es el hijo de la nada. Tiene su comienzo en sí mismo”. La música de Chávez es algo así, le pertenece sólo a él.