Descubren mural azteca de gran relevancia en Chalco

Vista parcial del importante hallazgo

Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21

Ciudad de México. 26 de julio de 2005. Los arqueólogos Nadia Verónica Vélez Saldaña y Raúl García Chávez, del Centro INAH-Estado de México, liberaron una zona habitacional y un templo indígena de la fase Coyotlatelco (años 600 y 800 d.C.) y, sobre este último, los basamentos de otro templo y de construcciones de la fase Azteca I (años 600 y 1,100 d.C.), en las inmediaciones del Valle de Chalco, trabajos que iniciaron hace siete meses.

En las excavaciones, dentro del proyecto “San Martín Xico”, uno de los hallazgos de mayor relevancia fue la localización, en los muros interiores y exteriores de dos de los recintos, así como en su pórtico, de murales que miden 22 metros de largo por 80 centímetros de ancho; descubrimiento único en su tipo en la región.

Al respecto, Nadia Vélez explicó: “Los murales muestran a varios personajes. En el lado poniente hay rostros y vígulas –símbolos prehispánico de la palabra hablada– un poco deteriorados. En la parte oriente, que está muy bien conservada, se aprecian tres personajes: uno viendo hacia el sur con un penacho y sentado en una especie de trono, lo que hace pensar que se trata de alguien importante; el segundo está hincado frente al primero, tocando un instrumento de viento; y el tercero –cuya figura aún no se ha liberado de tierra por completo– está acostado, y no sabemos si se encuentra dormido o ha sido sacrificado, mientras que en la parte alta se observa un símbolo que puede representar el año o piedras preciosas (chalchiuita)”.

La especialista señaló que la relevancia de estas obras es que tienen en su mayor parte colores azules, rojos, amarillos y negros, intactos; y las figuras se conservan espléndidamente delineadas como pocas veces ocurre en este tipo de hallazgos. Indicó que esto les hace pensar que el sitio en donde se realizó el descubrimiento era un pequeño templo de arquitectura sencilla, con muros de adobe sobre los que se aplicó la pintura.

Vélez explicó que el lugar en que se encontró el mural abarca más o menos un kilómetro cuadrado, con muchas estructuras habitacionales y cuartos alrededor de patios interiores; templos y plazas que corresponden a dos momentos de construcción y ocupación por igual número de grupos indígenas sucesivos, por lo que se deduce que en el de la fase Coyotlatelco hubo esculturas y murales; mientras que en el de la fase Azteca I se cubrieron las pinturas y se erigió otro templo encima del primero.

Agregó que el área está a orillas de lo que en la antigüedad abarcaba el lago de Chalco y, por los instrumentos encontrados, como puntas de proyectiles y pesas de redes, por mencionar algunos, se deduce que los habitantes de la fase Coyotlatelco se dedicaban a la pesca y a la agricultura en chinampas, y sus principales cultivos eran maíz, amaranto y frijol.

“Sus casas eran pequeñas, tenían muelles para sus embarcaciones y recintos de culto. En el templo donde están los murales también había urnas mortuorias, y en otro superior, de la fase Azteca I, se ubicaron ofrendas a personajes sacrificados”, comentó la arqueóloga.

Vélez indicó que ya se ha elaborado un proyecto de restauración, por lo que es necesario contar con el presupuesto requerido para realizarlo a corto plazo. Además, el descubrimiento se hizo en tierras ejidales, donde se está presentando de forma acelerada la transformación de los terrenos en propiedad privada. “Pensamos que es urgente restaurar y sacar del sitio cuando menos estos murales tan importantes, tratar de que una parte de los restos arqueológicos quede abierta al público con la infraestructura necesaria para su preservación y para que la gente pueda acceder a su patrimonio histórico y volver a cubrir el resto”, señaló.

Finalmente, destacó que estos trabajos de excavación podrían ser de los más importantes realizados en la región. De ahí que el interés principal sea corroborar las referencias históricas que contienen algunos documentos ya conocidos del siglo XVI, en los que se reseñan las ocupaciones del Valle de Xico, lo que permitiría obtener mayor información de nuestro pasado.

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