“Cartografía de Animales Celestes”, es la primera novela de un gran escritor, Enrique Rentería

Un libro que ha sido muy
bien recibido por la crítica

Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21

Ciudad de México. 10 de julio de 2005. De acuerdo con Vicente Leñero, “Cartografía de animales celestes”, de Enrique Rentería, es “La primera novela de un gran escritor”. Después de leerla, pienso que el juicio quizás sea certero: Rentería es un gran escritor, y “Cartografía de animales celestes”, además de su primera, es una novela donde se advierten trazos, momentos, que pueden ser anticipos de lo que se espera de un gran escritor: grandes obras, en este caso, grandes novelas.

Por supuesto que no me refiero al tamaño o formato del libro, sino a su contenido, al trabajo creativo. En “Cartografía de animales celestes”, Enrique Rentería nos narra las andanzas de Oralia, una triste mujer en busca de su destino, o en fuga de éste, como quiera verse.

Oralia es mesera de un restaurante de chinos en la ciudad de México y tiene como patrón a un chino sabio que la introduce con sus relatos en la magia de la imaginación y del “I Ching”. Pero Oralia debe regresar a Tampico, su tierra natal, a ser testigo de la muerte de su madre y a reconstruir su trizada vida. Pero también debe regresar en busca de su pasado, en busca de su “otra mitad”: su hermana gemela, a quien la madre pide buscar en un pueblo de Texas.

Así, Oralia parte de Tampico y llega a Estados Unidos, donde le ocurre una serie de sucesos que la hacen casi desistir de su propósito; pero éstos también la hacen conocer a Mallory, un indio norteamericano que la hará reencontrarse consigo misma y hacernos dudar de la existencia de la hermana gemela. Ah, y encontrarse con un músico mítico norteamericano, ¿el verdadero dios de Oralia?

“Cartografía de animales celestes”, de Enrique Rentería, editada por Tusquets en 2003, es una novela en la que descubrimos a un escritor con un potencial enorme, que es capaz de narrarnos historias de personajes con los que nos sentimos identificados de algún modo —por su caótica existencia, por su perra suerte, por su amor al blues, por su afición al “Libro de las mutaciones”, por…—, de una manera aparentemente sencilla, llena de imágenes, transparente, que nos hace recordar a Gracián: “Si lo bueno breve, dos veces bueno”. Y ésta, la primera de Enrique Rentería, es, parafraseando a Leñero, una muy buena novela que nos revela a un escritor que puede llegar a ser de veras grande. El tiempo —y las novelas que escriba—, sólo el tiempo, nos dirá si lo será.

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