“Valses mexicanos de concierto”, del pianista Józef Olechowski, un disco que es un placer escuchar

Portada de época para un disco excelente

Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21

Ciudad de México. 30 de mayo de 2005. Realmente es un grato placer escuchar las piezas que integran “Valses mexicanos de concierto”, del pianista polaco Józef Olechowski, quien logra transmitir en sus interpretaciones toda una gama de sensaciones, de evocaciones que, sin cursilería ni exageración, nos transportan literalmente a otro mundo —dependiendo de cada oyente—, sin duda mejor que éste que nos ha tocado vivir.

Quizá sea obvio mencionarlo, pero la selección de piezas y autores es muy acertada, ya que, a pesar de las diferencias evidentes entre autores y épocas, el disco tiene una unidad, un tono que le brinda un sello de identidad, más que temática, de ambiente, de atmósfera.

Sí, me refiero a que, a mi parecer, estos valses más invitan a la ensoñación, a la evocación, al ensimismamiento, al placer reflexivo, que a la comunión del baile. Y, por supuesto, esto es debido a la pieza misma y a la interpretación —a la pasión— del pianista, que se imbrican magistralmente para dar por resultado un disco ciento por ciento gozoso, pleno.

Las piezas que integran “Valses mexicanos de concierto” son: “Vals Melancólico opus 36 núm. 2”, de Ricardo Castro; “Vals Miniatura”, de Ernesto Elorduy; “Vals Poético”, de Felipe Villanueva; “Vals de Concierto opus 25”, “Vals Bluette”, “Vals Capricho opus 1”, “Vals Caressante”, “Vals Primaveral”, de Ricardo Castro; “Soñé”, de Enrique D’Abbadie; “Primer Vals Sentimental”, de Raúl Ladrón de Guevara; “Amor”, de Felipe Villanueva; “Vals Sentimental opus 30 núm. 1”, de Ricardo Castro; “Amorosamente”, de Manuel María Ponce, y el “Vals Capricho” (basado en el vals “Sobre las olas”, de Juventino Rosas), de José Rolón.

La mayoría de los compositores comparten, con sus propias particularidades, la época que los formó personal y musicalmente: Castro (1864-1907), Elorduy (1855-1913), Villanueva (1862-1893), Manuel María Ponce (1882-1948), José Rolón (1876-1945), segunda mitad del siglo XIX, inicios y hasta la primera mitad del XX; D’Abbadie (1897-1967) y Ladrón de Guevara (1935- ) son producto de otro tiempo, de otra época. Sin embargo, todos son representantes y continuadores de la destacada tradición valsística mexicana.

“Valses mexicanos de concierto”, de Józef Olechowski, se grabó en el Auditorio “Blas Galindo” del Centro Nacional de las Artes, del Distrito Federal, el año pasado; está editado por Quindecim Recordings y se encuentra en tiendas de discos y librerías de prestigio.

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