La aseguradora AIG es acusada de fraude por el fical general de Nueva York, Eliot Spitzer

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Nueva York, NY.- 26 de mayo del 2005.- El fiscal general de Nueva York, Eliot Spitzer, acusó hoy a dos altos ex directivos de AIG, una de las mayores aseguradoras del mundo, de fraude contable para elevar el precio de las acciones de la compañía.

Aunque ya habían circulado versiones sobre la denuncia de Spitzer -temido en Wall Street por su cruzada contra grandes corporaciones-, fue hasta este jueves que el fiscal presentó formalmente la denuncia civil ante la Corte Suprema de Manhattan.

La querella acusa al ex director ejecutivo de la firma Maurice "Hank" Greenberg y a su mano derecha, el director financiero Howard I. Smith, de "maquillar" los balances y libros contables de la empresa para hacerlos más atractivos a inversionistas y reguladores.

"La ironía en este caso es que AIG funcionaba bien y era rentable por lo que no necesitaba engañar", dijo el fiscal, quien pertenece al Partido Demócrata.

"Y aún así, los ex directivos actuaron de forma rutinaria y persistente para decepcionar y defraudar en un aparente intento por mejorar los resultados financieros" de la firma, indicó Spitzer.

Además de Spitzer, American International Group (AIG), la mayor aseguradora de Estados Unidos, era investigada por la Comisión de Valores (SEC), así como por el Departamento de Justicia y los reguladores del sector de seguros de Nueva York.

El pasado 2 de mayo, la empresa reconoció errores en las cuentas de los últimos cinco ejercicios, lo que le obligó a corregir su valor neto contable en unos dos mil 700 millones de dólares.

A finales de 2004, el valor en libros de AIG era de 82 mil 900 millones de dólares, antes del ajuste.

La empresa espera completar la revisión de cifras antes del 31 de mayo y entregar también a las autoridades reguladoras los resultados correspondientes al ejercicio de 2004.

Greenberg, de 80 años, se jubiló en marzo pasado después de casi 40 años al frente de la aseguradora y tras haber comenzado las pesquisas, mientras que Smith fue despedido una semana después por no querer cooperar con los investigadores.

Cuando el ex presidente de la compañía fue a testificar ante Spitzer y otras autoridades que investigan este caso, éste apeló a la Quinta Enmienda, que le permite no declarar para no autoinculparse, diciendo que no había podido preparar su defensa.

Los reguladores también investigan si Greenberg presionó para que se comprasen 250 mil acciones de AIG a fin de ocultar de esta forma algunos resultados.

Asimismo, la firma está acusada de camuflar pérdidas de una división de automóviles al transferirlas a una subsidiaria extranjera. (Notimex)

Redacción Azteca 21

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