El bailaor Joaquín Cortés, luce su calidad interpretativa y su pasión rodeado de bellas mujeres

El gitano baila con
una energía que impacta

Ciudad de México.- 3 de mayo del 2005.- A partir de la tierra como elemento con el nunca deja de estar en contacto, el bailaor de flamenco Joaquín Cortés llevó a sus seguidores a un viaje por los sentimientos, las sensaciones, las emociones y el baile, en su espectáculo "Solea, mi soledad".

Rodeado como siempre de mujeres que lo mismo le llamaban Joaco, que le tiraban piropos apasionados como "Te amo", o coreaban un "ole", el bailarín que ha llevado el flamenco a lugares insospechados, confirmó anoche en su presentación en el Auditorio Nacional, porqué es considerada la máxima figura de ese arte.

El periplo protagonizado por Cortés comenzó en medio de la oscuridad, cuando él en posición fetal sale del seno de su madre tierra para empezar a vivir y compartir un viaje de la nada, con la finalidad de llegar a un todo.

Recostado sobre el escenario, en medio de unas líneas que se iluminan paulatinamente, el bailaor comienza un viaje por sus sentimientos y emociones, comparte al espectador su alma y su arte a través de su cuerpo que es movimiento puro y, sobre todo, de sus pies que son el lazo perpetuo con la tierra.

En medio de la oscuridad, Joaquín Cortés comienza un viaje que lo lleva a recorrer los confines de la soledad, de sus emociones más recónditas para compartirlas con el espectador e invitarlo a explorar dentro de su naturaleza, danza como nadie, se mueve como pocos y genera suspiros entre las féminas que siempre lo siguen.

El bailarín, que protagonizó la cinta "Gitano" escrita por el narrador español Arturo Pérez Reverte y dirigida por Manuel Palacios, ha logrado en este espectáculo que alude a su soledad, indagar en su propio ser para entregarse a los seres humanos a través del baile.

Cortés, el bello que lo mismo bailó con pantalón de mezclilla, con un saco rojo y sombrero que le servía para ondearlo al ritmo de su zapateado, que salió al escenario vestido de traje negro y sólo con corbata y botas blancas, convirtió el Auditorio Nacional en un lugar de ensueño.

Su carrera, que comenzó de manera profesional a la edad de 15 años, cuando pasó a ser primer bailarín del Ballet Nacional de España, ha alcanzado niveles insospechados, tal vez por su calidad interpretativa, sus pasión y su necesidad de bailar.

Lo ha dejado de manifiesto en "Solea, Mi soledad", que es su espectáculo más reciente, pero también en anteriores que obtuvieron gran éxito, como "Live", "Soul" y "Pura pasión", con los que ha recorrido varios países.

Joaquín Cortés nunca actúa solo, aunque nadie como él ilumina el escenario, lo acompañan siempre grandes músicos, como Marina Sorín, Fernando Favier, Arain Suárez, Vicente Suero, José Carbonell Muñoz, Rafael Serrano Caldera, José Antonio Camacho Vargas, Ángel López Rodas, Juan Pedro Cornejo y Juan Fernández Gálvez.

Así como con los cantaores de voz incomparable: Juan José amador Moreno, Juan Carrasco Soto, Consuelo Rodríguez, Sarai Muñoz Barrul, María Dolores Cortés Heredia y Antonio Carbonell Muñoz, todos, cantantes y músicos, bajo la dirección de Alfonso Durán. (Notimex)

Redacción Azteca 21

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