Sor Juana Inés de la Cruz, conocida también como la “Décima Musa”, a 310 años de su muerte

Sor Juana, consagrada al estudio,
llegó a reunir cuatro mil libros

Ciudad de México.- 16 de abril del 2005.- La poetisa mexicana Sor Juana Inés de la Cruz, quien con entereza se declaró en favor de la cultura de la mujer y a través de su obra sostuvo el derecho a disentir, murió en la Ciudad de México el 17 de abril de 1695.

La "Décima Musa", como se le nombró en reconocimiento a su amplio concocimiento cultural y cuyo nombre completo es Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, nació en la hacienda de San Miguel Nepantla, Estado de México, el 12 de noviembre de 1651.

A los tres años de edad ya asistía con una de sus hermanas a la escuela con una profesora de primeras letras, a los ocho quiso ingresar a la Universidad de México y compuso el prólogo para una festividad.

En 1659 su madre la llevó a la Ciudad de México, donde recibió del sacerdote Martín de Olivas sus primeras elecciones de latín, idioma que llegó a dominar con maestría.

Obstinada en el estudio y muy empeñosa, llegó a recurrir a la cruel medida de cortarse el cabello hasta conseguir aprender lo que deseaba.

El 14 de agosto de 1667 ingresó como novicia a la orden de las Carmelitas Descalzas, de dende salió pocos meses después, debido a que no toleró el rigor que se le impuso.

Su obra literaria comprende poesías líricas, dramáticas, alegóricas, sacras, festivas y populares. Además, escribió seguido en verso y prosa; a beneficio de los pobres se deshizo de libros y múltiples instrumentos, hizo confesión general y redactó dos protestas que firmó con su sangre.

Entre sus escritos destacan "Los empeños de una casa", "La segunda Celestina", la comedia mitológica "Amor es más laberinto", escrita con Juan de Guevara, así como los autos sacramentales "El Divino Narciso", "El cetro de José" y "San Hermenegildo".

"Primero Sueño" es un extraordinario poema en forma de silva de 975 versos. En 1690, el obispo Manuel Fernández de Santa Cruz publica la "Carta Atenagórica", precedida por la "Carta de Sor Filotea", y en la que conmina a Sor Juana a dejar sus escritos profanos y abrazar los religiosos.

Célebre es la "Respuesta a Sor Filotea" (1691), contestación a la Carta del obispo Fernández de Santa Cruz, una autohagiobiografía y a la vez una brillante defensa del derecho a expresarse libremente.

Consagrada al estudio, llegó a reunir cuatro mil libros, numerosos mapas e instrumentos musicales, pero sobre todo no dejó de suscitar y crearse envidias y problemas debido a su forma de pensar, escribir y actuar.

De natural belleza y talento, pronto cobró fama e ingresó en la corte como dama de honor de la virreina Leonor María Carreto, marquesa de Mancera, a quien dedicaría algunos sonetos con el nombre de Laura.

Aunque admirada y cortejada, decidió abrazar la vida monástica y dejó escrito que fue su deseo vivir sola, no tener ocupación alguna obligatoria que interviniera en la libertad de sus estudios, "ni el rumor de la comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros".

Sor Juana leía mucho y es de suponer que sus autores favoritos fueron los clásicos latinos y españoles como Virgilio, Horacio, Ovidio, Garcilaso de la Vega y Luis de Góngora y Argote.

En 1669 tomó los hábitos en el convento de San Jerónimo, donde pasó el resto de su vida y falleció el 17 de abril de 1695 de una fiebre maligna, contagiada al cuidar a sus hermanas enfermas durante una epidemia.  (Notimex)

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