Repiquetear de campanas y condolencia mundial para decir adiós al papa Juan Pablo II

El papa ya está en brazos,
-de como él la llamaba-,
la madre de todos los hombres

Ciudad del Vaticano.- 2 de abril del 2005.- El Papa Juan Pablo II falleció hoy en su apartamento privado del Palacio Apóstolico en El Vaticano, luego de un calvario asumido con extremo misticismo que se alargó por 61 días.

El Obispo de Roma sufrió un colapso cardiocirculatorio como anticipación del fin de sus días, luego de enfrentar sucesivamente desde el 1 de febrero una laringo-traqueitis aguda, laringo-espasmos, una traqueotomía y la colocación de una sonda para alimentación.

El Papa de origen polaco y 84 años de edad sufría desde hacía tiempo el Mal de Parkinson, enfermedad que conformé avanzó se hizo más notable con persistentes temblores en las manos y que en los últimos meses le impidió incluso caminar.

Horas antes de la muerte del pontífice, cuando despuntaba el alba, el portavoz Vaticano Joaquín Navarro Valls, confirmó lo que se volvería, minuto a minuto, un persistente agravamiento de las condiciones de salud de Juan Pablo II.

"Esta mañana, las condiciones de salud del Papa son muy graves. Después de sufrir anoche una infección urinaria, se declaró una septicemia con paro cardíaco", apuntó Navarro Valls en un comunicado emitido de urgencia.

Puntualizó que "el Santo Padre fue inmediatamente asistido por el equipo médico de guardia en su apartamento privado".

En forma específica, El Vaticano destacó que Juan Pablo II se hallaba en esas horas "lúcido, consciente y sereno", tras señalar que la extremaunción ya le había sido brindada y que había concelebrado una misa alrededor de las 06:00 horas locales.

El propio Papa pidió permanecer en sus aposentos y no ser trasladado al Policlínico Gemelli, lo que fue entendido como una señal clara de que Juan Pablo II asumía su fin. La cúpula de la Iglesia Católica respetó la última voluntad del pontífice.

En el lugar fue permanentemente atendido por su médico Renato Buzzonetti, dos médicos reanimadores, un cardiólogo, un otorrinolaringólogo y dos enfermeros, de acuerdo con la información proporcionada por El Vaticano.

Millones de católicos en el mundo vivieron días de angustia y las últimas horas en vilo esperando un milagro sobre la base de la fortaleza del Papa, que ya había superado múltiples obstáculos a lo largo de sus 84 años, incluyendo un atentado contra su vida en 1981.

Cientos, miles de fieles, comenzaron a congregarse en las primeras horas del viernes en la emblemática Plaza de San Pedro a partir de que se conoció la noticia del agravamiento de la salud del líder espiritual. Comenzaba una jornada de oración.

Decenas de cámaras de televisión, otros tantos fotógrafos y periodistas de todo el mundo también se hicieron presentes para captar el ambiente de expectativa que se vivía.

Al mediodía, Navarro Valls se presentó de nuevo ante los periodistas y leyó el segundo comunicado del día en el que reiteró que el Papa todavía estaba "lúcido, plenamente consciente y extremadamente sereno".

Sin embargo, comunicó que el estado de salud del líder católico se encontraba en situación estacionaria de "notable gravedad" y con los parámetros biológicos alterados.

El vocero pontificio puntualizó que el Papa recibió a varios de sus colaboradores más cercanos, pidió que le leyeran el Vía Crucis porque recordó que era viernes y solicitó escuchar pasajes de la Biblia que le fueron leídos por personas de su círculo íntimo.

Poco antes de las 19:00 horas locales, un nuevo comunicado de Navarro Valls dio cuenta de una "agravada hipotensión arterial, mientras la respiración ha pasado a ser superficial" con los parámetros biológicos "notablemente comprometidos".

"El Santo Padre se asocia a la continua oración de quienes lo están asistiendo", destacó el comunicado.

Mientras tanto, la Plaza de San Pedro se convertía en gigantesco escenario de una cadena humana de oración -a la que se unía en templos y catedrales los mil millones de católicos del mundo- ofreciendo fortaleza espiritual al popular "Papa viajero".

En medio de la batalla mediática desatada por ofrecer la información más oportuna, en varias ocasiones se adelantó la muerte de Karol Wojtyla y El Vaticano se veía en la penosa necesidad de desmentir cada una de las especulaciones.

Antes del desenlace, el cardenal vicario de Roma, Camilo Ruini, afirmó que "el Papa ya ve y toca al Señor y ya está unido a nuestro único salvador".

Las declaraciones de Ruini fueran hechas en el marco de la misa que se ofreció la noche del viernes en la basílica de San Juan de Letrán y despertaron la inquietud de los fieles que se encontraban presentes en el servicio.

Ruini fue el encargado de anunciar de manera oficial el deceso de quien fuera el máximo líder de la Iglesia Católica los últimos 26 años.

La crisis de salud del Papa Juan Pablo II comenzó el 1 de febrero pasado, cuando fue hospitalizado de urgencia en el Policlínico Gemelli, aquejado por una laringo-traqueitis aguda y laringo-espasmos. (Notimex)

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