Carlos Monsiváis invita a revalorizar la obra vital y deslumbrante de Ricardo Garibay

Garibay mantuvo el culto a la vitalidad
y la devoción por la palabra

Ciudad de México.- 30 de marzo del 2005.- A Ricardo Garibay, periodista, cuentista, novelista, guionista de cine, cronista, dramaturgo, crítico y ensayista, se le criticó siempre su relación con el poder, su independencia literaria, alejamiento de su generación y de los grupos y su insolencia, afirmó Carlos Monsiváis.

Durante la presentación de las "Obras reunidas" de Garibay, compiladas en 10 tomos, realizada la víspera en la Cineteca Nacional, destacó que se trata de un maestro del retrato de la decadencia, del deterioro y la picaresca, por lo que festejó la aparición de estos volúmenes.

Son libros que sorprenderán al lector por lo inédito y olvidado de la obra del autor de La casa que arde de noche, nacido en Tulancingo, Hidalgo, en 1923 y fallecido en Cuernavaca, Morelos, en 1999, pero también por la vitalidad exasperada, señaló.

"Ricardo Garibay es un autor muy conocido y un gran autor muy desconocido. En su obra hay caídas, repeticiones, disparates, obcecaciones, autolaceramientos, brotes de sexismo y homofobia, pero, lo definitivo, hay un escritor que siempre quiere hacerlo con lealtad, desmesura y talento evidentísimo", expresó.

Dijo que todas las facetas de Garibay, como guionista de cine, amigo de presidentes de la República, gobernadores y políticos de distinto plumaje, la exhibición de su insolencia y gallardía y como comentarista de televisión, se interponen por un tiempo en la consideración justa de sus novelas, cuentos, crónicas, diálogos.

Sin embargo, confió en que pronto habrá una reconsideración por parte de los lectores y de la crítica para revalorar su obra literaria, que en la mayor parte se trata de vital y deslumbrante.

Está "colmada de personajes que ya no nos abandonan, criaturas de un autor cuyo escepticismo se fundamentó en la atención con que oyó y miró a los esperanzados y cuya esperanza dependió siempre de su fe en las resurrecciones de la palabra", aseguró Monsiváis.

Señaló que Garibay no ha obtenido el aprecio crítico que merece por varias razones, entre las que destacó que no perteneció a grupos literarios, no creía en su generación y ni en la crítica sin ambages, no admitía la excelencia de escritores vivos a sabiendas de la injusticia salvaje de sus opiniones.

Recordó que el autor de Beber un cáliz y Las glorias del gran Púas criticaba todo, lo mismo Muerte sin fin del poeta José Gorostiza, que los relatos de El llano en llamas de Juan Rulfo; no hablaba de Carlos Fuentes ni de Octavio Paz porque no los consideraba ni escritores ni poetas que valieran la pena.

"El tono teatral de las descalificaciones describe un personaje solitario, muy dolido por las injusticias literarias y a tal punto concentrado en la obsesión de la obra perfecta que no reconoce los valores ajenos, tal vez para no prescindir la autocrítica", comentó.

Pese a ello, el autor de Días de guardar y Amor perdido calificó de mezquina la actitud del medio cultural mexicano ante la valoración que hizo de la obra garbayana, que fue leída de mala manera, tanto que comentaban que transcribía diálogos.

Lo cierto, continuó, es que del habla desprendía la psicología de sus personajes y a partir de los coloquialismos creaba estereotipos y arquetipos.

"Garibay oscila entre el intelectualismo y el anti intelectualismo, entre el culto a la vitalidad y la devoción por la palabra; él cree en los poderes del idioma, es un escritor, alguien para quien todo solo adquiere un pleno sentido en la página, lo que es y lo que se vive cristalizan su valor si resultan literatura", abundó.

Resaltó la forma como sobre la marcha creaba personajes y la forma en que el diálogo se le daba, y al que definió como una suerte de antología de voces populares, como lo confirman las obras reunidas en la coedición realizada por Editorial Océano y la Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

Monsiváis destacó que en sus libros y guiones, el autor de "Par de reyes" es un psicólogo del comportamiento verbal, el reproductor más diáfano de las oscuridades, furias y regocijos del habla, que fue popular o elitista y hoy parece unificarse, como si la estrechez del vocabulario fuese la única respuesta a mano contra la desigualdad.

Por eso, expuso que Las glorias del gran Púas, su texto más exitoso, es considerado de gran novedad, les descubrió a los críticos que por no leerlo lo consideraban costumbrista o realista anacrónico, pero les confirma la modernidad de juegos de artificio, en un solo texto está el universo de la obscenidad y la violencia.

Para el también cronista y periodista, la contribución de Garibay al español de México, está en su invención de personajes a través del habla, pero también en la descripción de atmósferas alucinadas, porque el gran tema de Garibay era la experiencia directa, por eso hay muchos momentos biográficos de un escritor exasperado y exasperante.

"Garibay es único, su revisión del medio cinematográfico es divertidísima y exacta por ultraparódica, sus retratos de la burocracia estatal mezclan la crueldad justiciera con la sátira del humor involuntario, su trazo de caracteres raros o desproporcionados, confirma el dato temible, de acuerdo a la mirada ajena todos somos raros o desproporcionados", concluyó. (Notimex)

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