A Estados Unidos lo asfixian los déficits
Estados Unidos vive una fase de su imperialismo caracterizada por la ausencia de contrapesos en el orden político, militar e ideológico a nivel mundial, pero con claras competencias y desplazamientos en el orden económico, financiero, comercial y monetario.
Cabe señalar que el principal socio comercial de México en el TLCAN es también el país que arrastra una larga serie de déficits crónicos, para decirlo en palabras llanas: “Es el mayor deudor del mundo”.
Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal, advierte que con tantas deudas, Estados Unidos está a punto de caer en “un camino insostenible” para detrimento de la recuperación de la recesión de principios de siglo.
La economía estadounidense tiene esencialmente tres focos de presión: 1) El déficit gubernamental o presupuestario. 2) El déficit histórico en la cuenta corriente. 3) La debilidad constante del dólar en el mercado internacional principalmente frente al euro.
Al cierre del año pasado, el déficit gubernamental o presupuestario alcanzó un récord histórico por 445 mil millones de dólares. De este modo, se situó en su mayor nivel de toda la historia y representa casi el 3% del PIB.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) apunta que el déficit prespuestario es muy superior y lo ubican en el 4.6% del PIB. Incluso el propio Fondo Monetario Internacional (FMI) indica cifras de entre el 4.2% y el 4.4 por ciento.
La profundización del desequilibrio en las finanzas del gobierno del presidente George Walker Bush radica en el crecimiento excesivo de los gastos bélicos. De hecho W. Bush se autodenomina como “presidente en guerra” y los excesos de su gobierno superan a los gastos realizados por Estados Unidos durante su intervención en la Segunda Guerra Mundial.
El presupuesto militar para acciones bélicas, de inteligencia, de reconstrucción, de impulso al Pentágono y a los programas de protección anti mísiles son los que más recursos han recibido en la primera parte de la gestión del presidente Bush.
¿Cuánto han costado las invasiones a Afganistán y a Irak, el envío de tropas y las acciones de guerra? Para operaciones del Pentágono la cifra es de 48 mil millones de dólares destinados a diversas operaciones a mediados de 2004; para la reconstrucción de Irak de 87 mil millones de dólares; el año pasado el Congreso de mayoría republicana aprobó 401 mil 700 millones de dólares para gastos militares.
Con la reelección de Bush la meta para los próximos cuatro años es la de tener un gasto militar cercano a los 487 mil 700 millones de dólares para el 2009.
Desde antes de su reelección, el presidente Bush firmó el 5 de agosto de 2004, una ley para incrementar en un 4.5% el gasto militar para el año fiscal 2005 que comenzó el primero de octubre del año pasado. El nuevo presupuesto que está aplicando este año por 417 mil 500 millones de dólares incluye planes de compra de más armamento y equipo; de los que 10 mil millones de dólares se usarán para adquisiciones de sistemas de defensa contra misiles balísticos; otros 25 mil millones de dólares se destinarán para las campañas en Irak y Afganistán, mismas que serán reforzadas con 60 mil millones de dólares extraordinarios, de acuerdo con el Departamento de Defensa de los Estados Unidos.
A todas luces, es evidente que el actual inquilino de la Casa Blanca no siente preocupación alguna por el empobrecimiento de las finanzas de su país y los organismos internacionales tampoco hacen mucho al respecto, dado que no le presionan como hacen por ejemplo con los países menos desarrollados.
A COLACIÓN
El otro punto de impacto es el déficit de la cuenta corriente provocado por una balanza comercial en desequilibrio. En 2003 el déficit de la cuenta corriente aumentó 17.1% para ubicarse en 489 mil 378 millones de dólares. Para el año pasado las cifras extraoficiales indicaron un déficit de la cuenta corriente de 600 mil millones de dólares, una mayor presión para el PIB.
Parte del desequilibro deriva de que Estados Unidos compra más productos, mercancías, bienes y servicios del exterior de lo que vende; y obviamente recibe menos dólares derivados del intercambio comercial.
SERPIENTES Y ESCALERAS
El panorama puede complicarse para Estados Unidos si los inversionistas no se convencen de que el presidente Bush aplicará políticas para reducir el endeudamiento de las finanzas y para aminorar el desequilibro comercial.
El dólar y su comportamiento de los últimos años en el mercado internacional principalmente frente al euro es la otra gran preocupación de los inversionistas que mantienen activos, bonos, inversiones y cuentas en dólares, una moneda que todos los días se deprecia frente al euro.
La política de un dólar débil en el mercado internacional puede tener un doble propósito, primero el de corregir artificialmente parte del desequilibrio externo-comercial, una moneda débil tiene menor poder de compra y esto se traduce en una menor propensión para las importaciones generándose el otro efecto de acelerar las exportaciones. El segundo propósito es fracturar la Unión Monetaria de los países del euro por medio de la inflación. Los países unificados tienen mayor poder adquisitivo derivado de una moneda más fuerte que la divisa estadounidense pero con los efectos negativos del encarecimiento de los precios internos y de la inflación.
El año pasado el dólar se devaluó un 5% frente al euro en el mercado internacional. Un euro vale 1.35 dólares y casi quince pesos mexicanos.
La debilidad de la divisa estadounidense como otro foco de alerta no puede sostenerse por mucho tiempo y como sabemos esto no depende de una varita mágica sino de la propia economía de la Unión Americana, de la inversión extranjera, de las divisas que ingresen a sus arcas derivadas de sus relaciones con el exterior y aquí es donde comienza un círculo vicioso porque para apuntalar el dólar se requiere corregir los desequilibrios externos e internos.
El presidente Bush tiene cuatro años para tomar decisiones correctas que salven a su país de la bancarrota y al mundo de una recesión global de magnitudes desconocidas por la crisis de contagio que provocaría la quiebra de una economía diez veces más grande que la mexicana, y principal importador de mercancías a nivel mundial y de petróleo.
Así es que la disyuntiva de Bush está entre hacer funcionar a una economía de mercado o seguirle apostando a la economía de guerra con las consecuencias negativas que todos estamos previendo.
Agradezco sus comentarios a:claulunpalencia@yahoo.com